Combustible alternativo

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Gasolinera brasileña con cuatro tipos diferentes de combustibles alternativos: biodiésel, gasohol, etanol y gas natural comprimido.

Los combustibles alternativos, también conocidos como combustibles no convencionales, son materiales o sustancias que pueden ser usadas como combustibles, no siendo combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), o nucleares.[1]

Algunos combustibles alternativos incluyen el biodiésel, bioalcoholes (metanol, etanol, butanol), combustibles sólidos recuperados, la electricidad almacenada químicamente (pilas y pilas de combustible), el hidrógeno, el metano no fósil, el gas natural no fósil, los aceites vegetales, el propano y otras fuentes de biomasa.[2]

Definición[editar]

En la Union Europea, «combustibles alternativos» son definidos par la directiva 2014/94/UE del 22 de octubre de 2014 relativa a la implantación de una infraestructura para los combustibles «combustibles alternativos»: los combustibles o fuentes de energía que sustituyen, al menos en parte, a los combustibles fósiles clásicos como fuente de energía en el transporte y que pueden contribuir a la descarbonización de estos últimos y a mejorar el comportamiento medioambiental del sector del transporte. Incluyen, entre otros:

  • la electricidad,
  • el hidrógeno,
  • los biocarburantes, tal como se definen en el artículo 2, letra i), de la Directiva 2009/28/CE,
  • los combustibles sintéticos y parafínicos,
  • el gas natural, incluido el biometano, en forma gaseosa [gas natural comprimido (GNC)] y en forma licuada [gas natural licuado (GNL)], y
  • el gas licuado del petróleo (GLP);

— directiva 2014/94/UE del 22 de octubre de 2014:

Referencias[editar]