Colónida (movimiento)

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Colónida, es el nombre de un movimiento literario que surgió en el Perú entre los años 1915 y 1916, como respuesta al espíritu elitista y colonial que aún persistía en la literatura peruana. Propugnó la ruptura con el academicismo hispano y la libre renovación de temas y estilos, atisbando con simpatía las nuevas tendencias literarias italianas y francesas. En ese empeño cohesionó a una generación de artistas y escritores, convocando particularmente a los jóvenes valores de provincias, hasta entonces marginados.

El impulsador de este movimiento fue el escritor peruano Abraham Valdelomar, recién vuelto de Europa, con la fundación de la revista Colónida, y en la que agrupó a los escritores más jóvenes de aquella época, tales como Pablo Abril de Vivero, Augusto Aguirre Morales, Hernán C. Bellido, Enrique A. Carrillo, Alfredo González Prada, Félix del Valle, Antonio Garland, Percy Gibson, José Carlos Mariátegui (Juan Croniqueur), Federico More y Alberto Ulloa Sotomayor.

Varios de ellos publicaron una antología poética titulada Las voces múltiples, (Lima, 1916), que representó el momento culminante del movimiento.

¿Grupo o Movimiento?

José Carlos Mariátegui afirmó que Colónida “no fue un grupo, no fue un cenáculo, no fue un escuela, sino un movimiento, una actitud, un estado de ánimo. Varios escritores hicieron “colonidismo” sin pertenecer a la capilla de Valdelomar”.[1]

Sin embargo, Alfredo González Prada en una carta dirigida a Luis Alberto Sánchez, fechada el 26 de noviembre de 1940,[2]​ reconoció que si hubo un grupo "Colónida". Habría empezado a formarse a mediados de 1915 y tomó “conciencia de grupo” a raíz de la polémica que Alfredo tuvo con Juan José Reinoso cuando éste último ataco a Julio Herrera y Reissig y al modernismo (diciembre de 1915). En esa ocasión los futuros “colónidos” sumaron fuerzas para defender la tendencia modernista. El grupo cobró luego afirmación plena con la aparición de la revista Colónida en enero de 1916 y tuvo su momento cumbre con la publicación de Las voces múltiples" del mismo año.

Post-Modernismo

Se ha convenido ubicar al grupo o movimiento Colónida dentro del Postmodernismo (última fase del Modernismo, que tradicionalmente se ha dividido en tres etapas: premodernismo, apogeo y postmodernismo). Características del Postmodernismo son:

  • El retorno a la realidad inmediata. Los escritores postmodernistas renegaron del exotismo y los temas fantásticos propios de la literatura modernista. Buscaron recuperar la emoción por las cosas humildes y simples de la vida cotidiana y retornaron, en muchos casos, a la literatura confidencial e intimista.
  • El sencillismo y la depuración de las formas de la expresión artística. Frente al refinamiento del lenguaje modernista, los escritores postmodernistas depuran el lenguaje poético de los elementos decorativos y optan por una forma de expresión cada vez más clara y sencilla. Sin embargo se conservó por largo tiempo el gusto por la musicalidad en el verso y la utilización de imágenes sensoriales.

Los innegables rasgos postmodernistas de los cuentos “criollos” (como El caballero Carmelo) y los poemas familiares de Valdelomar (“Tristitia”, El hermano ausente de la cena de Pascua”), favorecen la inclusión de “Colónida” dentro del postmodernismo.

Sin embargo, en líneas generales, “Colónida” difiere mucho del postmodernismo de Rubén Darío, de Leopoldo Lugones o de Gabriela Mistral. En muchos casos más se acerca al premodernismo, por su entusiasmo por la literatura francesa de mediados del siglo XIX. Hay que tener en cuenta que el modernismo en el Perú fue tardío y débil. Se entiende pues, que mientras en Europa ya se había puesto en marcha la vanguardia, y el poeta chileno Vicente Huidobro inauguraba el vanguardismo hispanoamericano en 1916 (aunque todavía marginalmente), los “colónidos” se aferraban aún a las propuestas europeas de fines del siglo XIX: Simbolismo, Parnasianismo, Impresionismo, Decadentismo. Como decía Alfredo González Prada, las “novedades” europeas eran como la luz de una estrella que les llegaba rezagada en el tiempo. Pero por su espíritu combativo e insurrecto, los “colónidas” se aproximaban mucho más a los grupos vanguardistas.

En realidad "Colónida" representó una etapa de transición de la literatura peruana donde convergieron las fuerzas tradicionales y las de renovación. Los “colónidos” reconocían en Manuel González Prada como el orientador de la nueva estética, pero nada más. Respetaban a José Santos Chocano (cuyo retrato apareció en la portada del primer número de su revista) pero veían en José María Eguren, el poeta simbolista, un valor auténtico de la nueva poesía. Fueron ellos quienes rescataron a este último poeta, hasta entonces marginal e incomprendido.

Importancia de “Colónida”

Como observó Mariátegui, "Colónida" representó, no una revolución, sino solo "una insurrección”, una necesaria “fuerza negativa, disolvente beligerante” contra el academicismo reinante en la crítica y en la producción literaria, oponiéndose a figuras como José de la Riva Agüero y Osma y Ventura García Calderón. Los colónidas estaban en contra de toda rigidez literaria y pregonaron la renovación de temas y estilos.

Al mismo tiempo inauguró entre los literatos del Perú una conciencia cultural: en este sentido fue un manifiesto de afirmación nacional, opuesto a la dependencia que guardaban nuestras letras respecto de España, y defensor de un cosmopolitismo que devolviese al país su autonomía cultural. Son estos rasgos los que generaron la admiración Manuel Gonzáles Prada hacia el grupo, llegando a afirmar el ya anciano literato que la generación “colónida” era la más fuerte, fecunda y valiosa de cuantas generaciones literarias hasta entonces tenido el Perú.[3]

Simultáneamente mostró una preocupación por reivindicar y apoyar a los jóvenes valores de provincias, hasta entonces olvidados o simples convidados de piedra.

Pero el movimiento “colónida”, demasiado heterogéneo y anárquico, no pudo condensarse en una tendencia sólida y consistente. Sin embargo, el individualismo, la valentía, la agresividad y hasta la extravagancia de los "colónidos" dieron sus frutos. Aún cuando el grupo había finalizado en 1916, el movimiento siguió en marcha y se propagó por todo el Perú, en un alarde esteticista que nunca se había visto hasta entonces. Así, en Trujillo se formó el Grupo Norte, que visitó el mismo Valdelomar, y en el cual actuaban Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre (pintor), Víctor Raúl Haya de la Torre (líder estudiantil), entre otros. César Vallejo había integrado ese grupo, cuando era conocido como la “bohemia” de Trujillo, antes de pasar a Lima en 1918. En Arequipa, con tono más polémico, asumieron la responsabilidad de “Colónida”, Augusto Aguirre Morales, Percy Gibson, Miguel Angel Urquieta y César A. Rodríguez. En Piura, Cuzco, Cajamarca, se formaron grupos de tendencia literaria novedosa.

En resumen, “Colónida” constituyó el tránsito de la sensibilidad modernista hacia el vanguardismo. Autores peruanos como César Vallejo y Alberto Hidalgo, próximos al colonidismo al comienzo de su obra, lograrían unos años después instalar la “nueva literatura” tan buscada.

Notas

  1. Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. El proceso de la literatura[1]. Lima, Editorial Minerva, 1928. Mariátegui dejó bien en claro que muchos (como él) no fueron “colónidas” sino simplemente “colonidistas”, es decir cercanos al movimiento y que solo coincidían en “la revuelta contra todo academicismo”.
  2. Dicha carta fue publicada a manera de apéndice en la reedición de la Revista "Colónida" (Lima, Ed. Copé, 1981).
  3. Según testimonio del mismo Valdelomar, en un comentario insertado en la edición del 23 de septiembre de 1916 del diario La Prensa, citado por Luis Alberto Sánchez en: Valdelomar o la Belle Époque, pág. 233, México,1969.

Bibliografía

  • Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tomo 5. CHO-CUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-154-1
  • González Vigil, Ricardo: Colónida y el modernismo. Publicado en el Suplemento Dominical de "El Comercio", Lima, 14 de febrero de 1982.
  • Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima, Ediciones Cultura Peruana, 2004.
  • Sánchez, Luis Alberto: Valdelomar o la Belle Époque, Lima, INPROPESA, 1987.
  • Valdelomar por él mismo (Cartas, entrevistas, testimonios y documentos biográficos e iconográficos). Edición, prólogo, cronología y notas de Ricardo Silva-Santisteban. Fondo Editorial del Congreso del Perú, año 2,000. En 2 Tomos. ISBN 9972-755-22-1 ISBN 9972-755-23-1

Véase también