Capitolium (Brescia)

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Vista del Capitolium

El Capitolium o Templo capitolino es un templo romano situado en Brescia, en la plaza del Foro, núcleo de la antigua Brixia romana. Junto al teatro a los restos del foro ciudadano constituye el mayor complejo de ruinas y restos de edificios públicos de edad romana presentes en la Italia septentrional.

En el 2011 fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, está incluido dentro del sitio "Centros de poder de los longobardos en Italia (568 - 773)".

Historia

La construcción del edificio está atribuida a Vespesiano, en el 73 d. C. Su autoría se confirma gracias a la inscripción original que se encuentra en el frontón: IMP. CAESAR.VESPASIANUS.AUGUSTUS. / PONT. MAX. TR. POTEST. IIII. EMP. X. P. P. CAS. IIII / CENSOR

El templo[1]​ fue realizado sobre un anterior templo republicano y su edificación se debe a la victoria del Emperador sobre el general Vitellio, en la llanura entre Goito y Cremona. Destruido por un incendio durante las expediciones bárbaras que se acontecieron en Europa en el siglo IV d.C. y no fue nunca reconstruido, siendo sepultado por un derrumbamiento de las colinas Cidneo durante el Medievo. El templo fue sacado a la luz en el 1823 gracias al apoyo del Comune de Brescia y del Ateneo, que demolieron las casas populares y el pequeño parque (Giardino Luzzaghi) realizados años antes en la explanada sobre la construcción, devolviendo a la luz el antiguo centro de la Brixia romana. En el 1826, sobre todo, en el espacio del muro que aísla el templo de la Colina Cidneo se descubrieron algunos bronces de gran valor, entre los cuales destacan las cuatro cabezas de época tardo-imperial y la Victoria alada; todo ello sepultado probablemente para esconderlo de la sistemática destrucción de los ídolos paganos por parte de los cristianos. El conjunto fue parcialmente reconstruido entre el 1935 y el 1938 con ladrillos, los cuales permitieron la recomposición de las columnas corintias, parte del pronaos y de las tres salas posteriores a la fachada, actualmente utilizadas como museo lapidario; mientras el plano superior está habilitado como museo arqueológico. El proyecto habría debido ser más amplio: se habrían por lo tanto debido demoler prácticamente todos los edificios que ocuparon el espacio del foro (excepto el Palazzo Martinengo y la iglesia de San Zeno al Foro) hasta la antigua basílica en Piazza Labus, scavadas hasta el nivel original del terreno y restaurar o reconstruir la mayor parte de las columnas del pórtico alrededor de la plaza. Habría sido, por tanto, instalados los puentes de conexión para permitir una panorámica de las ruinas desde lo alto (la misma Via Musei se habría convertido, el aquel momento, solamente un puente) con las escaleras que descendían en diferentes puntos. El proyecto no fue nunca totalmente llevado a la práctica y se limitó a dejar limpio y restaurar la única columna del foro todavía íntegra, aún hoy bien visible en Plaza del Foro.

Algunos elementos estructurales que salieron del terreno fueron reutilizados como materiales de construcción, por ejemplo las tarimas que probablemente decoraban el artesonado del pronaos, reutilizadas en la fachada de la iglesia del Santissimo Corpo di Cristo.

Las ruinas

El corazón del centro histórico de la ciudad de Brescia, se erige imponente hacia la homónima Piazza del Foro, realizada en época sucesiva sobre la base del original foro romano y realzado 4,5 m. respecto al nivel de las ruinas, situadas a las altura del antiguo decumano máximo, a los cuales se puede hoy acceder a través de las escaleras expresamente realizadas. La estructura del templo mantiene el estilo clásico del capitolium romana con tres salas, es decir con próstilo, con columnas espaciadas en una fila anterior y cerrado por un muro por los lados y por atrás. En este caso, no obstante, la edificación está un poco más articulada, estando presente un cuerpo central más saliente flanqueado por ambos lados por otros dos pórticos de la misma altura. Tras el saliente de la fachada con seis columnas sobre el frontón principal en estilo corintio, se abren tres salas separadas por ambientes, cada uno acoge un altar dedicado a tres divinidades respectivamente; actualmente identificadas como Minerva, Júpiter y Juno. Precioso y bien conservado es el umbral de la sala central, la más amplia, realizada en mármol de Botticino. Se encuentra en esta sala además el mayor imponente de los tres altares, ubicado en el centro de cada sacello, sobre el cual observa un zócalo en piedra con tres peldaños. La sala central y la ubicada a su izquierda están actualmente provista del pavimento original, en mármol y sedimentos africanos, decorados con maravillosos mosaicos bastante bien conservados y restaurados, mientras que el pavimento de la sala derecha se ha perdido. Es casi segura la presencia de una cuarta sala, situada al este, probablemente dedicada a Bergimus, dios celta. Al final hay una última sala que formaba parte del antiguo templo repubblicano sobre el cual fue edificado el Capitolium, situada en un plano inferior a la estructura de época imperial (datada en el siglo I a.C.) y hoy cerrada al público para la restauración de sus espectaculares frescos que todavía se conservan en su interior. El tímpano, ampliamente reconstruido, estaba decorado con algunas estatuas y la acrotera debía estar compuesta por un grupo escultórico. De las antiguas columnas del templo, solamente se conserva una íntegramente en la actualidad, la primera de la izquierda, bien reconocible porque es blanca por completo y no está reconstruida con ladrillos. Esta columna era además el único resto que surgió a principios del ‘800, cuando la zona no había sido todavía intervenida arqueológicamente, tanto es así que la cúspide se utilizaba come mesa de jardín en la parte posterior de un pequeño café surgido en el lugar. El templo podía ser admirado desde la gran plaza equidistante a éste (la homónima Plaza del Foro que hoy se abre delante al templo no se de aleja mucho de las distancias originales), que al mismo tiempo representaba seguramente el centro neurálgico de la vida política y cotidiana, de las fiestas y de los mercados; delimitada por un pórtico, del cual queda una única columna corintia. En el pavimento bajo ésta, hay marcas de lo que podría ser un rudimentario ajedrez, probablemente pasatiempo de los comerciantes que tenían su taller ahí. Al templo se accedía a través una scalinata que subía directamente del decumano máximo, dividida en dos o tres rampas, las cuales conducían a la terraza circondante al edificio, tal vez acompañada de dos fuentes. Desde el decumano máximo se podía acceder por otra scalinata, en línea con la que subía al templo, llegando así al foro y desde allí a los pórticos (el decumano se situaba por lo tanto a mitad de altura entre el foro y el templo), creando un fondo monumental a la plaza.[2]

El Teatro

Es fundamental recordar el gran teatro situado a la derecha del templo, caracterizado por su forma de hemiciclo, parcialmente ocupado por el Palazzo Maggi Gambara (residencia señorial construida en el 300 sobre las gradas). De la estructura no queda mucho: permanecen actualmente las filas más bajas de las gradas, apoyadas directamente sobre el terreno, mientras que las gradas sostenidas por arcos desaparecieron, a causa de la caída de estos últimos.

Referencias

  1. Stella, Clara (2003). Brixia. Scoperte e riscoperte. Milano: Skira. 
  2. Rossi, Filli (2002). Nuove ricerche sul Capitolium di Brescia. Scavi, studi e restauri. Milano: Et. 

Véase también