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Bloqueador neuromuscular

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Vista de una unión neuromuscular:
1. Terminal presináptica
2. Sarcolema
3. Vesícula sináptica
4. Receptor nicotínico
5. Mitocondria.

Las drogas bloqueantes neuromusculares bloquean la transmisión neuromuscular a nivel de la sinápsis neuromuscular, causando parálisis del músculo esquelético afectado. Ello se logra por acción presináptica por inhibición de la síntesis o liberación de acetilcolina o por acción postsináptica a nivel del receptor colinérgico. Aunque existen drogas que actúan a nivel presináptico (como la toxina botulínica y la tetrodotoxina), los medicamentos clínicamente relevantes actúan a nivel postsináptico.

Función

Clínicamente, el bloqueo neuromuscular se usa como un adjunto a la anestesia general para inducir paralisis, para que la cirugía, especialmente abdominal e intratorácica, puede ocurrir con menos complicaciones. Debido a que el bloqueo neuromuscular puede paralizar los músculos encargados de la respiración, la ventilación mecáncia debe estar disponible para mantener una respiración adecauada durante la operación.

Clasificación

Los bloqueantes neuromusculares caben dentro de dos grupos:

  • Agentes bloqueantes no-despolarizantes (paquicurares): Estos son medicamentos que constituyen la mayoría de los bloqueantes neuromusculares de relevancia clínica. Actúan bloqueando la unión de la acetilcolina con su receptor, siendo por esa razón la cual se denominan antagonistas competitivos, y, en algunos casos, actúan bloqueando diractamente la actividad ionotrópica de los receptores colinérgicos.[1]​ Dentro de los agentes bloqueantes no despolarizantes podemos encontrar los de origen natural (tubocurarina o curare), semisintéticos (alcuronio) o sintéticos (cisatracurio, pancuronio, vecuronio, atracurio, mivacurio o rocuronio).[2]
  • Agentes bloqueantes despolarizantes (leptocurares): Estos agentes actúan despolarizando la membrana plasmática de la fibra muscular esquelética. Esta despolarización persistente hace que la fibra muscular se vuelva resistente a la estimulación de la acetilcolina. Como representantes de este grupo están la succinilcolina o suxametonio y el decametonio (en desuso).[2]

Toxinas botulínicas

Otra forma de realizar el bloqueo neuromuscular consiste en la aplicación subcutánea de toxinas botulínicas, que impiden la liberación de la vesícula de acetilcolina y por tanto la transmisión neuromuscular. Estas toxinas actúan sobre proteínas denominadas sinaptobrevinas y sintaxinas, que acercan la vesícula a la membrana externa de la célula y favorecen la fusión de éstas para la consiguiente liberación del neurotransmisor a nivel presináptico. Estas toxinas están indicadas para el tratamiento de tortícolis espasmódico, arrugas, estrabismo, espasticidad de miembros y blefaroespamos.[2]

Referencias

  1. Bufler J, Wilhelm R, Parnas H, Franke C, Dudel J (1996). «Open channel and competitive block of the embryonic form of the nicotinic receptor of mouse myotubes by (+)-tubocurarine». J. Physiol. (Lond.). 495 ( Pt 1): 83-95. PMID 8866353. 
  2. a b c Farmacología humana. Autores Jesus Florez, Juan Antonio Armijo y África Mediavilla. Publicado por Elsevier España. ISBN 84-458-1290-4