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Bien (filosofía)

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L'Innocence ("Inocencia"), de William-Adolphe Bouguereau. Tanto el hijo como el cordero representan la fragilidad y la tranquilidad. La imagen de una madre con su hijo tiene connotaciones positivas también en la cultura china. Esta imagen es la que representa el carácter Chino 好 hǎo, que significa "bueno".

El bien es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno, de las personas (por ejemplo a través de un profundo ejercicio de la empatía) y/o de uno mismo. Un conjunto de buenas acciones.

Algunas religiones, como la judía y la cristiana, contemplan la historia del mundo y la historia de cada ser humano como una lucha histórica entre el bien y el mal. De ahí que se promueva la virtud, como camino del bien, y se combata al pecado, como camino del mal.

Posturas filosóficas

  1. Teoría metafísica, según la cual el Bien es la realidad, realidad perfecta o suprema, y es deseado como tal.
  2. Teoría subjetiva, según la cual el Bien es lo deseado o lo que gusta, y se consigue tan solo realizando dichas acciones.

El pensamiento humano ha seguido estos dos caminos divergentes: lo absoluto y lo relativo. Entre los pensadores contemporáneos se mantienen aún ambos puntos de vista, aunque tiene más adeptos el relativo. Para el hombre moderno, que mira a la ciencia y a la razón con gran respeto, es difícil encontrar argumentos adecuados que justifiquen la teoría absoluta del bien y del mal.[1]

La postura relativista supone, incluso, que las actitudes básicas del hombre, tales como el amor y el miedo, que se asocian casi siempre al bien y al mal, respectivamente, producirán efectos distintos según las épocas y las sociedades en las cuales se produzcan, algo que no resulta fácil aceptar. Si no existe actitud mejor que otra, tampoco uno debería sentirse obligado a adoptarla.

Bien moral no es aquello que perfecciona a una realidad según su modo específico de ser y actuar, ya que para alcanzar tal perfección los modos concretos no están dados. Es la libertad quien tiene que elegirlos y dado que no está asegurado que alcancemos los fines naturales del hombre, la naturaleza humana tiene unas referencias orientativas para la libertad.

Posturas científicas

Las investigaciones del psicólogo social Charles Daniel Batson, ampliamente verificadas por más de treinta y cuatro experimentos, concluyen que existe una cantidad considerable de evidencia empírica que sugiere que, por lo menos, tenemos la capacidad de comportarnos movidos por sentimientos no puramente egoístas. El que manifestemos o no esa capacidad depende probablemente de muchos factores, pero la tenemos, y eso ya es algo. "En cualquier caso", afirma la psicóloga social Elena Gaviria, "el hecho de que se haya podido demostrar experimentalmente la existencia de una motivación altruista abre una brecha importante en la tradición psicológica defensora del egoísmo y el hedonismo como único móvil de la acción humana".[2]

Véase también

Referencias

  1. “Las Enseñanzas básicas de los Grandes Filósofos” de S. E. Frost (h) – Editorial Claridad SA
  2. Elena Gaviria, "¿Altruismo o Egoísmo?", en VV. AA., Psicología social, J. Francisco Morales y Carmen Huici coords., Madrid: McGraw Hill - UNED, 1999, p. 94.

Enlaces externos