Bartolomé de Medina (minero)

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Retrato de Bartolomé de Medina por Eulogia Merle

Bartolomé de Medina (Sevilla, España, 1497 - ?, 1585) fue un metalurgista español, radicado años más tarde en Pachuca, México donde descubre el Beneficio de Patio, procedimiento minero para separar la plata o el oro y de otros metales, mediante el uso de mercurio y sales.

Biografía

Llegó a Nueva España en 1554, y en sus minas descubrió y experimentó el proceso de amalgamación de la plata, que se produce gracias a la afinidad de ese metal con respecto al mercurio, conocido como beneficio de patio, muy importante para la minería mexicana y en general de Iberoamérica, aplicado durante más de 300 años.

Bartolomé de Medina descubre en 1555 su método que tomó el nombre de beneficio de patio, en las minas de Pachuca y Real del Monte en la Nueva España con tal éxito que a los siete años, en 1562, sólo en Zacatecas existían 35 haciendas de beneficio por dicho método que permitió explotar minas que por su escasa ley no eran aptas para la fundición.

Fallece en 1585.[1]

Beneficio de Patio

Antecedentes

En 1527, embarcó en la expedición de Francisco Montejo. Los ensayos de Bartolomé de Medina tuvieron desde sus comienzos gran resonancia, e interesaron mucho al rey.

Medina, desde Jilotepeque (Xilotepec, estado de México), el 29 de diciembre de 1555, se dirige al virrey don Luis de Velasco y Castilla, en los siguientes términos:

«Digo yo, Bartolomé de Medina: que por cuanto yo tuve noticia en España, de pláticas con un alemán que se podía sacar la plata de los metales sin fundición, ni afinaciones y sin otras grandes costas; y con esta noticia determiné venir a esta Nueva España dejando en España mi casa e mi mujer e hijos, y vine a probarlo por tener entendido que saliendo con ello, haria gran servicio a Nuestro Señor e a su Majestad e bien a toda esta tierra y venido que fuí a ella, lo probé muchas y diversas veces y habiendo gastado mucho tiempo, dineros y trabajo de espíritu y viendo que no podía salir con ello, me encomendé a Nuestra Señora y le suplique me alumbrase y encaminase para que pudiese salir con ello e le ofrecí que en su nombre haría limosna de la cuarta parte de todo. el provecho que ubiese de la merced que el ilustrísimo señor visorrey en nombre de su Majestad me hiciese, dándolo a pobres y plugo a Nuestra Señora de alumbrarme y encaminarme a que saliese con ello e visto por el ilustrísimo señor don Luis de Velasco el gran servicio que de ello redundaba a la hacienda real de su Majestad, y generalmente a toda esta tierra, me hizo merced en nombre de su Majestad de que nadie dentro de seis años no lo pudiese usar, si no fuese pagándomelo con un tanto, que a nadie pudiese llevar más de trescientos pesos de minas y por que yo quiero cumplir la promesa que ofrecí, he comunicado con el ilustrísimo Visorrey don Luis de Velasco a parecido no haber obra más aceta en esta tierra, que el ayudar a la conservación, que sustentación de la casa e Colesio de las niñas u uerfanas del colegio de la ciudad de México, por tanto, digo por ésta firmada de mi nombre, que daré al factor e diputados que son e fueren de la Cofradía del Santísimo Sacramento y Caridad de la ciudad de México a cuyo cargo está el dicho colesio y casa de Nuestra Señora en las niñas uerfanas pobres que allí están y estuvieron recogidas y no en otra cosa por ser conforme ala promesa que fize e porque así lo cumpliré e dí y entregue ésta, firmada de mi nombre al ilustrísimo señor Visorrey don Luis de Velasco para que su Señoría Ilustrísima la dé de su mano al dicho rector y diputa- dos que es fecha en el pueblo de Jilotepeque a veinte y nueve de diciembre de mil y quinientos cincunta y cinco años.-Bartolomé de Medina-».

Bartolomé de Medina, era un próspero comerciante en Sevilla cuando tuvo contacto con un metalúrgico alemán que él llamaba “el maestro Lorenzo”, quien le transmitió los secretos para beneficiar plata y oro con un sistema distinto y sustancialmente más barato que el que en ese entonces se usaba.[2]​ Después de varios experimentos en España, decidieron venir a América para aplicar su sistema. El Gobierno español negó el permiso de viaje al alemán por lo que Medina se trasladó solo, escogió Pachuca por su creciente fama como centro minero y por su cercanía a la ciudad de México.[2]

Bartolomé de Medina empezó a construir la hacienda de la Purísima Concepción en las faldas del cerro de la Magdalena, junto al río de las Avenidas. Ahí puso en práctica al pie de la letra las instrucciones que recibiera del alemán:[2]

«Muela muy fino el mineral, revuélvalo con revoltura salmuera cargada, agregue azogue y mezcle bien. Repita la revoltura diariamente por varias semanas. Cada día tome una muestra del mineral hecho lodo y examine el azogue. ¿Ve? Está brillante y titilante. Al paso del tiempo debe oscurecerse conforme los minerales de plata se descomponen por la sal y la plata forma aleación con el azogue. La amalgama es pastosa. Lave el mineral empobrecido en agua. Queme el sobrante de la amalgama; se va el mercurio y queda la plata».

A pesar de sus esfuerzos, el método no funcionaba. Descubrió que faltaba un agente catalizador, el magistral sulfato de hierro o cobre), que finalmente produjo la reacción esperada.[2]

Descripción

Este proceso permitía beneficiar de un modo económico los minerales de plata; era necesario mezclar el mineral pulverizado con agua, sal, mercurio, y otros compuestos. Se extendían las "tortas" en patios muy grandes, donde se debían incorporar los reactivos; Dar los repasos, es decir, mezclar con ayuda de animales y cuidar que las reacciones se efectuaran adecuadamente a fin de que la plata formara amalgama con el mercurio. Después de varias semanas se lavaba la torta para retirar los materiales indeseables y la mencionada amalgama se pasaba a un horno especial donde, con mucho cuidado, se volatizaba el mercurio y quedaba la plata en forma esponjosa, y finalmente se fundía para obtener las barras del blanco metal. Este proceso se le conocía también como beneficio de patio.

Etapas del beneficio

  1. Trituración y molienda. Separada la mena que se destina a amalgamación y a la fundición (a ésta, las de rica ley), se tritura con mazos o molinos (éstos, del tipo de atahonas o arrastras), y se tamiza; obteniéndose así, la harina.
  2. Montones. Con la masa molida, en eras o patios circulares o rectangulares, al aire libre o bajo techado, se hacen montones de unos 18 a 35 quintales. De donde el nombre de beneficio de patio o 1 por patio que se dio al método de Medina.
  3. Ensalmorado. Adición de sal común, previo humedecimiento de los montones a razón de 2.5 a 3 libras por quintal (se sobreentiende que se trata de sal limpia); Se traspalean los montones.
  4. Curtido. Si lo exige la naturaleza de la llena se añade magistral. Por obtenerse el magistral por tostación de piritas de cobre y hierro, resulta ser una mezcla de sulfatos de cobre y óxidos de hierro. Se añade de 8 a 12 libras de magistral por montón. A veces se agrega cal, según la naturaleza de la llena y la cantidad relativa de magistral que se ha añadido, aun en cantidades mayores o menores a las indicadas.
  5. Incorporo. Adición de azogue: 10 a 12 libras por montón.
  6. Repasos. Trilla con los pies (en los últimos tiempos coloniales, se utilizaron caballerías) de los montones extendidos en el patio formando tortas; primero sólo unas veces por día; luego, mayor número, y todo el tiempo que se considere necesario para que el azogue absorba la máxima cantidad de plata, de acuerdo con un previo ensayo menor, de la riqueza de la llena, y de las tentaduras que se realizan durante los repasos. Éstos duran desde unas semanas a 2 o 3 meses, según la naturaleza de la mena, el clima y las circunstancias sean o no favorables.
  7. Lavado. Cuando se considere que la masa está ya en sazón, se echa en tina con agua, donde es agitada; separándose la pella o amalgama de plata, de los Iodos finos o lamas y arenosos o relaves o jales o jalsontes (argentíferos).
  8. Separación de la pella. Se exprime la masa y con ella se confeccionan las piñas, que son sometidas al desazogado.
  9. Desazogado. Separación de la plata (a veces junto con pequeñas cantidades de oro) del azogue, por destilación en vasijas corrientes en la época.
  10. Fundición y apartado. Por último, el metal, ya separado se sometía a fundición; y apartado del oro en las casas de Apartado.

Consecuencias

Bartolomé de Medina, no se podía contentar con las normas generales o el esquema que acaba de hacerse. Es evidente que hubo de dar reglas concretas relativas a las dosis precisas, número y fuerza de los repasos, normas para graduar la temperatura de la masa, para conocer los defectos del beneficio y sus remedios y el modo de descubrir cuándo la operación ha llegado a su fin. Reglas que, establecidas por Medina, pasaron de azoguero a azoguero, en el curso de tres siglos y medio, constituyendo en cierto modo su patrimonio técnico y valioso, aun ignorando las más de las veces a quien las estableció.

En 1571 o 1572, Pedro Fernández de Velasco introducía en el reino del Perú el beneficio de Medina, adaptándolo a las menas y condiciones climáticas de Potosí y de la altiplanicie peruano-boliviana en general, mediante el beneficio de cajones, recibiendo nuevo impulso las minas de Potosí que ya comenzaban a decaer. Álvaro Alonso Barba inventaba en Bolivia, en 1590, su célebre beneficio de cazo y cocimiento.

Véase también

Referencias

  1. redescolar.ilce.edu.mx. «Bartolomé de Medina.». Archivado desde el original el 1 de diciembre de 2015. Consultado el 16 de enero de 2009. 
  2. a b c d «LA MINERIA DE PACHUCA-REAL DEL MONTE EN EL SIGLO XVI». Periódico El Independiente de Hidalgo. 23 de julio de 2009. Consultado el 16 de junio de 2010.