Amor fati

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Amor fati es una frase latina que se traduce como «amor del destino» o «el amor al destino». Se utiliza para describir la actitud de quien ve todo cuanto le sucede en la vida, incluido el sufrimiento y la pérdida, como positivo. Es decir, uno siente que todo lo que ocurre forma parte del proceso en el que el destino llega a su objetivo final, y así debe ser considerado como bueno. El destino aquí no debe ser entendido como a lo que el hombre está obligado a que le suceda, sino al destino que nosotros mismos nos construimos, dentro de nuestros límites, los cuales nos lo ha impuesto el azar (nuestra sociedad, cultura, familia, etc.). El azar pues, juega un importante papel, frente al que es posible tomar dos actitudes: negarlo, viviendo como si la vida se tratara de una carga. O aceptarlo; considerando que la vida es un juego: a veces se gana, otras se pierde, pero si aceptamos el triunfo, también lo hacemos con la derrota, pues el uno no existiría sin el otro.

Por otra parte, se caracteriza por la aceptación de los acontecimientos que ocurren en la vida. Es casi idéntico al concepto judío de Gam Zu Letovah (esto también es para el mejor).

La frase se utiliza en varias ocasiones en los escritos de Nietzsche y es representativa de la perspectiva general de la vida que se articula en el artículo 276 de La gaya ciencia, que dice:

Quiero aprender mejor cada día a ver como belleza lo necesario de las cosas: así seré de los que las embellecen. Amor fati: ¡que ése sea mi amor a partir de ahora! No quiero hacer la guerra a lo feo. No quiero acusar, ni siquiera a los acusadores. ¡Que mi única negación sea apartar la mirada! ¡Y en todo y en lo más grande, yo sólo quiero llegar a ser algún día un afirmador!

Citado de "Why I Am So Clever" en Ecce homo, section 10:[1]

Esta es otra versión:

Quiero aprender cada vez mejor, a ver lo necesario de las cosas como bello -así seré de los que vuelven bellas las cosas. ¡Amor fati: que ese sea en adelante mi amor! No quiero librar batalla a lo feo. No quiero acusar, no quiero ni siquiera acusar a los acusadores. ¡Apartar la mirada, que sea ésta mi única negación! Y, en definitiva, y en grande: ¡quiero ser, un día, uno que sólo dice sí!

Nietzsche - La gaya ciencia - Traducción de C. Crego y G. Groot, página 203 de la edición Akal, de Madrid de 1988.

Mi fórmula para expresar la grandeza en el ser humano es el amor fati: no querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad. No sólo soportar lo necesario, y menos aún disimularlo-todo idealismo es mendacidad frente a lo que es necesario, sino amarlo.

La semántica de estas declaraciones no puede dilucidarse sin tener en cuenta los demás conceptos de Nietzsche. Por una parte se trata de la aceptación de lo que es natural e inevitable. También respecto de lo natural e inmodificable como condicionamiento externo. Concepto de destino como algo necesario de lo que nos nutrimos y en cuyo entorno evolucionamos. Amor fati: Amor a lo que nos toca en destino o en suerte. Por otra parte se trata del concepto de tiempo. Nietzsche muestra en estos escritos la referencia a la actitud de vivir el presente. Sus referencias a la forma de vida griega antigua (como en su libro "El origen de la tragedia") muestran que consideraba prioritario vivir el presente y con toda la fuerza. Respecto del tiempo, que solemos ver como una línea recta por la que nos desplazamos, es considerado por Nietzsche como circular, concepto que describe con el término eterno retorno y que resulta más similar al concepto buddhista que lo describe como espiral ascendente. Por este motivo es que el concepto de superhombre (Übermensch) se asocia al de amor fati: El superhombre es el único capaz de salir del círculo cerrado del eterno retorno, en el que no tendría cabida el concepto de evolución. Nietzsche era profesor, el alumno aprende por repetición mientras no comprende, cuando comprende pasa al nivel siguiente... del mismo modo, el hombre aprende por la repetición en el círculo del eterno retorno y cuando comprende, se transforma en el superhombre.

Cabe una aclaración: Evolución significa etimológicamente "movimiento", sin indicación de si se trata de "avance" o "retroceso". Tendemos a asociar evolución a un "movimiento de avance", pero para un filólogo como Nietzsche, al que no se le pasa por alto que "evolución" incluye el movimiento en ambos sentidos. La retrogradación y la "Voluntad de muerte" que asigna a las especies así como a las sociedades avanzadas resulta, entonces, una etapa de un movimiento ondulatorio que coincide con las etapas de nacimiento-crecimiento hasta el apogeo-declinación y muerte donde la etapa de declinación resulta aquella en que el agotamiento, el cansancio, genera el deseo de descanso y la voluntad de muerte con la que una etapa dá paso a la siguiente por medio de la fusión de una energía que merma hacia la extinción y una que crece hasta tomar el primer lugar.

La evolución, en el sentido de Nietzsche consiste en el equilibrio de fuerzas que se rompe por una expresión de la voluntad. Para que esto sea factible, resulta necesario tener la energía suficiente. Nietzsche considera al hombre actual atrapado en el Eterno Retorno a causa de su falta de fuerza; falta de fuerza que, por otra parte, define al hombre mismo y que, por lo tanto, le hace imposible salir de él. Es necesario un cambio en el hombre ("el hombre es algo que debe ser superado" decía) quizás una mutación o simplemente su extinción ante la aparición de un nuevo hombre, el superhombre, es decir, el nuevo eslabón en la evolución que ha de producir un hombre capaz de salir del círculo en que está preso el hombre actual.

Nietzsche describe a este superhombre en términos similares a: - un hombre que busca el abismo. - un hombre que sube solitario la helada ladera de la montaña. - un hombre solitario, sobre la montaña, que vé venir la tormenta y espera el rayo. - un hombre que tiene vocación por el abismo de lo desconocido. - un hombre que tienta al destino, a la vida, para que ésta le muestre las variantes del azar. etc.

Así, el concepto de Amor Fati incluye las aristas de:

1.- Amor al destino. 2.- Amor al presente. 3.- Voluntad de azar. 4.- Evolución hacia el superhombre.

En el caso del libro de Pierre Bordieu "La dominación masculina", el amor fati se usó en referencia a la situación en que, el hombre y a mujer, determinados por estructuras de dominación masculina (que rigen el orden social del mundo a partir de prácticas y rituales), establecen relaciones amorosas desde las posibilidades de interacción que el mundo social ofrece para ellos. Es decir, se ama desde la única manera que se conoce el amor y desde los roles impuestos genéricamente, porque no se dispone de otro instrumentos o el conocimiento para construir relaciones amorosas fuera de estos esquemas de pensamiento que legitiman la dominación.

Véase también

Referencias

  1. Basic Writings of Nietzsche. trans. and ed. by Walter Kaufmann. 1967. p. 714.