Usuario discusión:Moanfam

Contenido de la página no disponible en otros idiomas.
De Wikipedia, la enciclopedia libre

ACERCA DEL MBOM NVET EYÍ MOAN NDONG (primera parte)

Autores: Ramón Sales Encinas (1) y Domingo Elá Mbá (2)

Lo que a continuación vais a leer es una recopilación de textos emocionales que tratan sobre el Mbom Nvet (3), Gregorio Eyí Ncogo, del clan Ndong y natural de Bidogo, en el distrito de Mongomo, Guinea Ecuatorial; y la relación que los autores tuvieron con él durante más de una década

El prólogo y la primera entrevista aparecieron publicados en el libro que presentaba, por vez primera, una traducción al castellano de una de sus epopeyas. “El extraño regalo venido del otro mundo” (4).

Los siguientes textos fueron escritos con motivo de la muerte de Eyí moan Ndong y publicados originalmente en la Revista “El Patio” del Centro Cultural Hispano Guineano de Malabo.


PRÓLOGO

Ramón Sales Encinas

Llevaba pocos meses en Mongomo. En un barrio de la ciudad se celebraba la defunción de uno de los pocos talladores de madera que quedaban por el contorno. Cuando lo conocí esculpía el ébano con trozos de botella, a falta de mejores herramientas. Habíamos sido amigos y deseaba participar en los ritos de su despedida.

La luna estaba en creciente. Conforme nos acercábamos el sonido producido por trozos de bambú golpeados a un ritmo vivo ¬—que parecía querer mimetizarse con el fragor de los grillos— se hacía más agudo y obsesivo.

Los espectadores formaban un círculo, en cuyo extremo, iluminado por la luz amarillenta de dos lámparas de bosque, un hombre de edad indeterminada tocaba un instrumento extraño. Era un palo con cuatro cuerdas de alambre atadas a los extremos y alzadas en la mitad por otro trozo de madera perpendicular al primero. En los extremos y en el centro, tres grandes calabazas cortadas por la mitad hacían de cajas de resonancia. Se llamaba Nvet, y lo traducían por “guitarra”.

Los arpegios servían de telón de fondo al recitado de lo que parecía un cuento, y adquirían mayor protagonismo cuando las canciones se intercalaban, interrumpiendo con frecuencia la narración.

La gente marcaba continuamente el ritmo golpeando cañas de bambú, y el contrapunto, mucho más agudo, lo producía una botella baqueteada con dos tenedores; cuando alguien se cansaba, otro tomaba el relevo. Coreaban las canciones y contestaban a las llamadas de atención con las que el artista salpicaba su narración. En general los asistentes se lo pasaban muy bien y parecían estar gozando de un complejo espectáculo.

Seguí la actuación absorto durante horas. Un amigo me resumía el argumento de vez en cuando, pero yo me daba cuenta de que le resultaba difícil traducir, y le molestaba perder el hilo del fascinante relato.

De pronto el artista dijo:

Continuaremos mañana

Dio su instrumento a un acompañante, se inclinó hacia la escudilla que estaba a sus pies y empezó a contar el dinero que la gente había ido depositando en ella durante la actuación. Se apagó el coro de bambú, y la gente empezó a moverse despacio, volviendo poco a poco a la realidad, como despertados súbitamente de un sueño. Y no ocultaban sus quejas.

Desde aquella noche he procurado ver actuar a Eyí Moan Ndong cada vez que he podido. Limitado por mi desconocimiento del fang, disfrutaba de su arte más a través de su música, de sus bailes y de su increíble mímica que de las historias que contaba.

Pero conforme mi fang mejoraba (y siempre con la ayuda de los amigos) entré a conocer todo un universo de mitos y fantasía.

Engong, el fantástico mundo de los inmortales Ecang, los primeros creados por Dios. Su carácter orgulloso y su ambición sin límites que provocan disputas continuas entre ellos, y cruentas guerras con sus vecinos. La eterna lucha entre la brujería y la magia...

Y conforme iba conociendo mejor las historias, iba intuyendo hasta qué punto el Nvet es un arte global —mezcla de música, danza, teatro, poesía, recitado— y sus efectos hipnóticos. También descubrí la ironía que tiñe todo el discurso, el delicioso juego de los dobles sentidos, la crítica feroz contra el egoísmo, la corrupción y el abuso de poder.

La repetida asistencia de un blanco a sus actuaciones llamó la atención de Eyí, al que acabé por conocer por medio de uno de sus más fieles seguidores: Fernando Ndong Eyí. Nos hicimos amigos.

Durante estos años he lamentado muchas veces lo que nos perdemos los que no sabemos fang, y la idea de traducir al castellano uno de los cuentos de Eyí me pareció la única manera de romper la barrera del idioma y acercar el mundo de Nvet a los que no sabemos fang.

Eyí aceptó la idea. Junto a otro fang de Mongomo, Domingo Elá Mba, grabamos un cuento al que llamamos El extraño regalo venido del otro mundo. Era un total de tres horas y media de canciones y relato.

Traducirlo al castellano y hacer la transcripción (bilingüe en las canciones) con ayuda de un ordenador, nos llevó más de un año. El cambio de destino de Domingo hizo que las frenéticas sesiones de trabajo se vieran interrumpidas por largas temporadas de inactividad.

Traducir del fang al castellano es tarea ardua. Decidimos ser lo más fieles posible a la expresión original y mantener los giros, las onomatopeyas, las reiteraciones. Expresar con su término fang las palabras difícilmente traducibles y explicarlas con notas a pié de página. Todo tal como se grabó con los menos añadidos posibles.

Transcribimos las canciones en fang intentando, de forma informal, utilizar la fonética castellana y huir un poco de lo habitual, que era usar la francesa, ya que fue en Camerún donde se empezó a escribir la lengua fang ...... También hemos utilizado el castellano coloquial que se habla en Guinea Ecuatorial, muy rico en peculiaridades.

El resultado —pobre si se compara con todo lo que intenta reflejar— obra ahora en tus manos. Hemos intentado hacer una obra coral en la que han contribuido, de forma entusiasta, el mismo Eyí, que explica con sus propias palabras quién es y qué es el Nvet, Filiberto “Fili” Obama Nsué —otro de los grandes artistas de Mongomo— que pintó la portada, Manuel Evuna —un joven y polifacético artista de Evinayong— que ha ilustrado el relato, y “Adi”, que hizo las fotos.

Esta obra es una pequeña parte de lo que es y representa el mundo del Nvet. Pero esperamos que esta traducción acerque el arte fang, y una de las más fascinantes muestras culturales de África, tanto a las personas de lejanos países y de distintas culturas, como a las otras etnias de Guinea Ecuatorial.

Por último, expresar mi absoluta convicción de que promover el conocimiento serio y riguroso de las diferentes culturas es la manera más adecuada de contribuir al entendimiento entre los pueblos. Ninguna cooperación puede ser efectiva sin un esfuerzo por comprender la idiosincrasia de las partes: cuanto mejor nos conozcamos más fácilmente nos comprenderemos.

EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA REALIZADA A EYÍ MOAN NDONG EN 1993

Ramón Sales Encinas y Domingo Elá Mbá

(Habla Eyí)

Me llamo... los sacerdotes me pusieron el nombre de Gregorio y el nombre que me puso mi padre es Eyí Ncogo. Yo soy Eyí mi padre fue Ncogo, por eso me llaman Gregorio Eyí Ncogo.

Sé y puedo decir mi ascendencia: soy Eyí Ncogo, hijo de Ncogo Asé, hijo de Asé Nzsé, hijo de Nzsé Mbira, hijo de Mbira Bicuru, hijo de Bicuru Angono, hijo de Angono Otoá, hijo de Otoá Esono, hijo de Esono Obama, hijo de Obama Tuga, hijo de Tuga Mebam Mequere Ecop, hijo de Ecop Ndong Esé, hijo de Ndong Esé Ecuru, hijo de Ecuru Nve, hijo de Nve Mesomo, hijo de Mesomo Mbá Alogo, cuyos ancestros ya no conozco. Eso es lo que me transmitieron mis padres .

Soy hijo del clan Ndong, mi clan se llama Ndong. El pueblo donde vivo y donde nací es Bidogo, Ndong-Bidogo, del distrito de Mongomo.

La fecha concreta de mi nacimiento no la puedo precisar porque mi padre no sabía de papeles; cuando nací mi padre no sabía que cuando nace un niño se debe apuntar que nació en tal día, ni tampoco era capaz de saber mi edad.

Mi madre parió, entre muchachos y muchachas, nueve hijos. Mi padre tenía tres mujeres.

Me bautizaron en el tiempo en que el padre Lucas estaba aquí, encontrando que yo ya tenía unos cuarenta años. Desde aquel entonces hasta ahora... mi carné de identidad cuenta que tengo sesenta años. Empecé a tocar el Nvet en 1948, tendría unos veintipico años. La persona que me enseñó el Nvet fue Abuong Molungha, hijo del clan Osumu, de los Osumu que viven después de Mbet, al otro lado del río Wele, en la parte de Akonibe.

Fue así: él vino a mi pueblo desde el otro lado del río Wele, a ver a la hermana de mi padre que era su novia, siempre venía a visitarla. Yo todavía era pequeño. Yo decía que me gustaba el Nvet y quería hacerlo.

Entonces cuando le enseñan a uno, primero le cocinan medicinas tradicionales fang, hierbas con caña de azúcar, y él lo cogía y me lo daba en la boca. Tocaba el Nvet, me llevaba y hacía la medicina, dándome esa medicina. Entonces el don me entró en el corazón como a él y empecé a tocar. Cuando él murió yo ya sabía más de lo que él me había enseñado.

Para saber tocar el Nvet necesité interés y medicinas. Cogían trozos de árboles y hierbas; cocinaban una sopa con ello y me la daban a comer junto con caña de azúcar. Entonces el recuerdo se me quedaba grabado en el corazón por la medicina que me daba. Desde entonces quedé así, que todo lo que mi maestro tocaba, y todo lo que hacía, yo lo aprendía.

Tocaba yo el Nvet desde niño y la lepra me atacó. Entonces salí hacia la leprosería de Micomeseng. Viví allí durante doce años y seguía tocando el Nvet. Cuando los blancos acabaron de curarme volví a mi pueblo y seguí tocando el Nvet.

El Nvet empezó hace ya mucho tiempo entre los Fang. Viene de lejos. Ha ido pasando de generación en generación. La forma que encontré que decían es la misma que yo digo. Decían que el que empezó a tocar el Nvet, para que todos los Fang lo imitaran, se llamaba Ebang y era hijo del clan Oyec, de Acurenam Ncogo Binvara. Él empezó y después los demás lo fueron cogiendo. Después Ebang cogió la medicina que le hacía tocar el Nvet y se la dio a Menguiri que era hijo del clan Obuc. Y Menguiri la pasó a Ndong Oyoá que era también del clan Obuc. Después Ndong Oyoá se la dio a su vez a Nfá Ndong Moló, hijo del clan Ndong. Nfá Ndong Moló la cogió y la pasó a Aguong Molungha que fue quien me la dio a mí.

Estos que he mencionado fueron los mejores tocadores porque fueron los que empezaron y de los que hemos aprendido. El que empezó a tocar fue el que sabía más que todos, los demás eran alumnos ante él, porque de él aprendieron y ninguno llegó a su nivel.

A mi hijo es a quien enseño, dándole hierbas en la boca y enseñándole cómo se toco, para que lo aprenda todo y para que quede de heredero de mi nvet. Su nombre es Tomás Sima Eyí.

Cuando aprendí a tocar nvet, encontré que los trovadores hablaban sobre Engong. Es como si encuentras a una persona que lee una carta donde pone que en España hacen tal cosa, sin que él mismo sepa lo que en concreto hay en España, porque cuando lees cosas de España es cuando lo puedes hablar. Así es como encontré a los que tocaban nvet contando que Engong existe. No es que yo haya estado allí.

Lo que llaman Engong es un país y la gente que vive allí son del clan Ecang o Edjang. Los Ecang son la primera creación de Dios, los primeros hombres. De la forma como quiso dejarnos es como ellos son: no mueren, nunca se enferman, son valientes. Viven en una parte del mundo y tienen su gobierno, hay un presidente, ministros y militares; cabos, capitanes y comandantes; de la misma forma que en este mundo los militares lo organizan así lo tienen organizado ellos. Hay también otros que son gente del pueblo que se parecen a nosotros. Cuando alguno de ellos comete algún error o hace algo malo, los militares salen del cuartel y van a detenerlo. De las cosas que ocurren entonces es de donde sacamos los cuentos de Nvet.

El presidente de los Ecang es Angono; es quien manda a todos y quien nombró a Nnang como jefe de la armería, el coronel Nngang. El que manda a los que viven en el pueblo es Ntutum Nfulu. El que mandaba antes, después de que Dios les creó, el que fue primer presidente, el que dijo que la gente no puede vivir sin que alguien les gobierne, fue Medjá Montugu.

Después que Medjá Montugu fuera nombrado presidente, tuvo muchas riquezas, muchos hijos, muchas mujeres, mucho dinero, muchos ganados, sin que le faltara de nada. Cuando quería hablar cosas del gobierno, su numerosa familia le daba tantas preocupaciones que no le quedaba tiempo para resolver los casos del estado. Entonces le expulsaron del poder y le mandaron a que fuera a vivir de sus riquezas. Decidieron a entregar el poder a otra persona que pudiera ejercer el cargo con seriedad y nombraron a Akoma Mba. Después que Akoma Mba estuviera años y años en el poder, le dijeron que ya llevaba mucho tiempo en el cargo, que ya había ganado lo suyo y decidieron cambiarle. Nombraron a Angono que es quien manda ahora. Así como sabemos que Alfonso XIII reinó, después vino otro, luego Franco y más tarde el que está ahora, Juan Carlos, así también está organizado en Engong; Angono es el que manda ahora.

No invento los cuentos de Nvet. Los mismos cuentos que contaba quien me enseñó son los que cuento yo ahora. Hoy cuento uno, mañana otro. Donde nunca antes he tocado el Nvet, por ejemplo si salgo de aquí y voy a Ebibeyin cuento una historia distinta a la que suelo contar en Mongomo. Si salgo de Ebibeyin y voy a Micomeseng cuento otro diferente al de Ebibeyin y Mongomo. Si voy a Niefang hago otro, lo mismo que en Bata o en Malabo. Así llevo los cuentos.

Tendría que sentarme para recordar y contar, contar y contar para saber cuantos cuentos tengo y poder decir un número.

Cada cuento tiene su significado. Es como en el cuento que se ha traducido. Pidió a su madre para que le dé algo extraño, algo que nadie de este mundo tiene. Así que vino a entregárselo y le trajo un río en el que cuando tiras las redes sacas el pescado cocinada en envueltos con picante, sal y cebolla. Tan solo hay que cortar la yuca y ponerse a comer. En eso consiste lo extraño. El pescado que matamos aquí en nuestros ríos sale crudo y nadie lo come así. Lo extraño es el cuento.

La gente dice que lo que contamos en el Nvet acaba ocurriendo. Eso es verdad pero de la siguiente manera. Cogiendo como ejemplo el cuento que nos ocupa, el cuento de lo extraño; como verás tal como el mundo evoluciona, si de repente una cosa similar ocurriera entonces la gente diría que es igual a lo que Eyí nos contó en el Nvet, así las cosas suelen coincidir. Los cuentos coinciden también de la siguiente manera: cuando Eyí cuenta algo similar a lo que ya pasó te acuerdas de ello y entonces dices que ese cuento dice lo que ocurrió. Esas coincidencias son las que explican todo. Eso no significa que sea yo quien prediga lo que pasó, lo que va a venir o lo que pasa ahora. Es que lo que yo explico va coincidiendo.

Así como vienen contando los cuentos desde antiguo que los Ecang viajaban dentro de lo que llamaban Nguolonsuá. Entonces cuando los blancos trajeron los coches, ya empezaron a decir que lo que decían los trovadores, de que los Ecang viajaban en un aparato en el que se montaban, se sentaban y el aparato empezaba a correr, era que predecían los coches. Dijeron otra vez que los Ecang viajaban arriba, ¿qué persona puede hacer que si sale viaja entre la tierra y el cielo?, ¿cómo alguien lo puede hacer? Después que los blancos trajeron el avión, montan en el avión y vuelan, empezaron a decir que era eso lo que decían los trovadores.

Me sienta bien que se haya hecho una traducción de un cuento de Nvet al castellano y que por primera vez las gentes que no conocen el fang ni el Nvet, puedan comprender lo que decimos. Tú sabes que cuando haces algo, si lo sacan en un libro, ese libro va circulando lejos, lejos y mucha gente lo van leyendo, eso da fama a mi persona y a mi nombre. Entonces si alguien lee el libro y le interesa ver quién hace esos cuentos, podrá venir a encontrarme donde estoy. Está bien. Y si le interesa saber más cosas sobre el Nvet, estoy a su disposición para explicárselo.

Por ejemplo, cuando empecé a tocar aquí, entre nosotros los fang, no era tan famoso; cuando los blancos trajeron las emisoras y fui a tocar en la radio, lo oían en Camerún, lo oían en Gabón, lo oían en otras partes. Por eso ahora los gaboneses me vienen a invitar para ir a tocar allí y me pagan por ello. Los cameruneses me invitan y me pagan, así en todas partes. Si no hubiesen hecho famoso mi nombre, no me llamarían. Incluso su Excelencia el Presidente Obiang me condecoró en 1992, en la fiesta de la Cultura y Arte guineano.

Así que si me hacen un libro, está bien, porque mi nombre llegará más lejos.


Y EL AUTOBUS SE CONVIRTIO EN UNA FIESTA (6)

Domingo Elá Mbá

Desde mi infancia, teniendo unos catorce años, comencé a tener noticias del famoso trovador Eyí, a través de mi amigo Teodoro Minang, que me invitó en una ocasión a presenciar una de sus actuaciones. Desde entonces me atrajo Eyí por sus relatos tradicionales fang, de sobra conocidos en los países limítrofes, como Gabón y Camerún.

Aunque no me acuerdo exactamente de la fecha, sé que era el año 1.974 y que el cuento que cantó fue Ncara Bikieñ. Me pareció interesante, como aficionado que soy a la música tradicional y a los cuentos. Me sorprendió ver la reacción del público asistente, más de ochenta personas, que daban muestras de estar sumamente satisfechos, espectando al artista.

Así me aficioné al Nvet Oyeng.

Mi primer contacto personal con el artista fue cuando mi amigo Ramón Sales me propuso grabar y traducir al español uno de sus cuentos, empresa que me pareció, en principio, muy difícil.

Sin embargo mi amigo insistía en llevar a cabo dicha traducción, haciéndome ver la gran riqueza cultural que poseía este gran artista. Ramón había asistido a una de las actuaciones de Eyí y, a través de su poco conocimiento del fang y de la ayuda de un traductor, descubrió la importancia que tenía el trabajo de traducir los cuentos de Eyí para hacerlos asequibles a otras culturas. Así nació el primer libro de nvet en castellano: “El extraño regalo venido del otro mundo” que Ramón y yo tradujimos.

Desde el conocimiento de la muerte de Eyí, acaecida el día 3 de Octubre, todo el África Central en general, y Guinea Ecuatorial en particular, sentimos sumamente la desaparición del artista.

Su muerte no significa, sin embargo, la desaparición del Nvet Oyeng, para los fang ni para los pueblos de Guinea. Este artista formó a otras personas para que continuaran su labor tradicional fang.

El difunto Eyí ha instruido a los siguientes discípulos:

- León Mbá Obama, hijo de Mbá Obama que también era trovador, y que se encuentra actualmente en Gabón. Ambos son naturales de Ndong Bidogo, el poblado de done Eyí era natural.

- Cirilo Obama Michá.

- Jacinto Nzang Ndong

- Ebang Nzeng de Efá Meyang

- Y el propio hijo primogénito de Eyí, Tomás Sima Eyí.

Estos discípulos formados por Eyí, son ya trovadores pero ninguno había llegado a la altura de su maestro. Porque hay un refrán fang que dice que “dos gallos no pueden cantar en el mismo gallinero”.

Yo no soy quién para poder calificar a Eyí, pero sí como seguidor suyo desde hace más de quince años, puedo decir que para mí Eyí no tenía rival ni nadie que pudiera ni siquiera competir con él en su arte. Según él mismo decía:

“Yo soy el único trovador con vida que trae los cuentos del otro lado del mundo y así los cuento: íntegramente, como los ví. Pero hay otros trovadores de poca calidad que van recogiendo por los suelos, los restos de nvet que se me caen”

También solía decir: “Si yo cuento algo y luego oís a otro trovador que cuenta lo mismo de forma diferente a como os lo explicó Eyí, decidle que es un mentiroso, que Eyí no lo dijo así”

Eyí ya se consideraba un gran artista. Y lo era.

Me acuerdo de un viaje en autobús desde Bata a Mongomo. Iba lleno de estudiantes que subían al interior para pasar las vacaciones. Entre los pasajeros y ocupando el asiento trasero, como uno más, iba Eyí. Le pregunté si nos podía hacer el viaje más corto, cosa que aceptó.

“Pero sólo tengo el nvet y me faltan bipwara (7) y angong (8)”

Uno de los compañeros de viaje le pidió al conductor si podía parar en donde viera una plantación de bambú, cosa que hizo. Cortamos trozos de caña para acompañarle. Pero faltaba el cascabel que se toca dando el contrapunto al ritmo que marcan los palos de bambú. Un pasajero sacó de su equipaje una llave inglesa y empezó a golpearla contra la estructura metálica de los asientos: sonaba igual que el cascabel.

De repente todo el autobús se convirtió en una fiesta en la que todo el mundo cantaba e iba siguiendo lo que Eyí relataba y tocaba..... Así que le pido al Señor Todopoderoso que acoja en su cielo el alma de nuestro Eyí moan Ndong, de Eyí Guinea, y por qué no de Eyí Äfrica Central.

Descanse en paz.

________________________________________ 1.- Ramón Sales Encinas es médico y ha trabajado en Guinea Ecuatorial desde 1980. Ha sido el impulsor y realizador de la traducción de tres epopeyas de Eyí al castellano: “El extraño regalo venido del otro mundo”, “ Akoma Mba ante el tribunal de Dios” y Mbuandong, el antropófago.

2.-Domingo Elá Mbá es militar y ha traducido al castellano las epopeyas “El extraño regalo venido del otro mundo” y “ Akoma Mba ante el tribunal de Dios”

3.- Mbom nvet: “Trovador” fang que relata las epopeyas del pueblo de los Ekang, los inmortales, ayudándose de un instrumento, el nvet, formado por una caña de rafia sobre la que se levantan tres cuerdas y en que tres medias calabazas sirven de caja de resonancia

4.- Eyí Ncogo G., Sales Encinas, R., Elá Mbá D. “El extraño regalo venido del otro mundo” CCHG – AECI 1995

5.- Los fang, al recitar su genealogía, no utilizan el “hijo de” que hemos añadido aquí para una mejor comprensión en castellano. Recitan los nombres de sus ancestros paternos en orden inverso, partiendo de la persona que habla, luego su padre, después su abuelo, y así sucesivamente hasta llegar al fundador de su clan. Tradicionalmente, cada persona tiene su nombre fang, al que sigue el nombre de su padre. Con la introducción de los nombres castellanos, los nombres quedan compuestos por: nombre en castellano, nombre propio fang, y nombre del padre. Por ello no se pueden equiparar a la forma de apellidos españoles cuyo nombre familiar, o apellido paterno, se mantiene, como primer apellido, en toda la línea de descendientes varones, cosa que no se da entre los fang.

6.- Textos escritos para el especial sobre Eyí moan Ndong, publicado en la revista EL PATIO del CCHG

7.- Bipwara: Trozos de caña de bambú que el público utiliza a pares para marcar el ritmo sobre el que se desarrollo el relato

8.- Angong: Cascabel que llevan los perros y que en las actuaciones de Eyí se utiliza percitiéndolo a contrapunto del ritmo marcado por los — El comentario anterior sin firmar es obra de 37.135.6.15 (disc.contribsbloq). 12:15 18 jun 2019 (UTC)[responder]