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Diferencias en razón del género y la edad en la incidencia de la adicción a la compra[editar]

Diferencias entre hombres y mujeres[editar]

En los primeros estudios sobre la adicción a la compra, se señaló la mayor incidencia de estos problemas entre las mujeres, hasta el punto de que se veía como un problema “propio de mujeres”. Se pensaba que podía ser una manifestación, casi, específicamente femenina, de problemas depresivos o de trastornos obsesivo compulsivos; o se consideraba, desde el punto de vista psicoanalítico, que la adicción era un fenómeno similar a la cleptomanía, relacionándolo con la represión sexual para justificar su mayor incidencia en las mujeres. Las sucesivas investigaciones que se llevaron a cabo durante el siglo pasado, confirmaron esta diferenciación de género, aunque no hubiera acuerdo sobre su magnitud. (Reisch y Scherhorn 1996, Schlosser 1994). Para explicar la mayor incidencia de la adicción al consumo entre las mujeres, se han formulado recientemente otras hipótesis. Así, se ha argumentado que las personas desarrollan más fácilmente adicciones excesivas hacia conductas que les son habituales, y que existe una influencia social que hace que una parte importante de las compras, sobre todo las domésticas, sea realizada mayoritariamente por las mujeres. En la medida en que la compra constituye para muchas mujeres como obligación o como distracción una de sus actividades más habituales, es fácil que se convierta en la principal válvula de escape frente a otros problemas, y acabe convirtiéndose en adicción.[1]​. Otra posible causa es que los comportamientos incontrolados de compra más llamativos son los referidos a las compras de prendas de vestir, calzado, cosméticos y otro tipo de productos que tienen que ver con el cuidado de la apariencia física, estadísticamente más frecuentes en las mujeres. En cambio, otro tipo de excesos en las compras, más frecuentes en los hombres, como los artículos de electrónica, automóviles, complementos para vehículos etc, suelen pasar más desapercibidas, a pesar de que se refieren a productos de elevado coste económico. Esta apreciación ha sido corroborada por estudios relevantes sobre los diferentes productos que adquieren los adictos a la compra, según sean estos hombres o mujeres Tres investigaciones distintas (Flaber, O´Guin y Krych en 1987, Scherhorn 1990, y McElroy en 1994) coinciden en que las mujeres gastan más en ropa, calzado, perfumes, joyas y cosméticos en general y los hombres tienden a despilfarrar en artículos deportivos, accesorios para el automóvil y productos electrónicos [2]​. El estudio europeo, realizado en el año 1999”[3]​ , constató que, efectivamente las mujeres se sentían mucho más atraídas por actividades como ir de tiendas, ver escaparates, acompañar a otras personas a hacer sus compras, ir a grandes almacenes o utilizar la compra para afrontar situaciones de tristeza, abatimiento o depresión. Sin embargo, la cuestión decisiva, es que en el estudio no aparecen diferencias significativas entre hombres y mujeres respecto a la impulsividad en la compra ni en cuanto al autocontrol o el desajuste en el gasto. Esta constatación de que las mujeres sienten más atracción por la compra, pero no por ello son más gastadoras, ha quedado corroborado por otros estudios, que han señalado, por ejemplo, que el setenta y cinco por ciento de los hombres que se prueba una ropa la compran, mientras que, en el caso de las mujeres solo lo hacen el veinticinco por ciento. Underhill [4]​ señala que “las mujeres sienten una mayor simpatía hacia lo que nosotros conocemos como shopping, es decir, pasear por tiendas a ritmo calmado, examinando artículos, comparando productos y precios, interactuando con el personal de ventas, escogiendo cosas y finalmente haciendo la compra...”. Entre los hombres la etapa de “precompra” suele ser mucho más reducida, sin que esto signifique que sean más controlados en las compras.

Diferencias en razón de la edad[editar]

En las investigaciones realizadas, tanto en la muestra de la población general como en las de sujetos sometidos a tratamiento (D´Astous, Scherhon 1990)[5]​, se ha puesto de manifiesto que existe una correlación negativa entre edad y adicción a la compra, de forma que, a medida que avanza la edad de la población, hay una menor incidencia de adicción. Este dato fue confirmado en el referido Estudio Europeo. Hay que tener en cuenta que la edad de diagnóstico es muy posterior a la edad de comienzo de los problemas de adicción. Suele ser en torno a los 18 años cuando, en la mayoría de las personas, comienzan los síntomas de la adicción, pero el tratamiento, si se recibe, suele comenzar casi 12 años después, es decir, a partir de los 30 años. Hay un largo periodo de tiempo en la vida de las personas (normalmente entre los dieciocho y los treinta años) en el que el problema de adicción va creciendo y aumenta también, poco a poco, el nivel de agobio económico y la acumulación de créditos de quien lo padece. Como causa de esta mayor incidencia de la adicción a la compra entre las personas de menor edad, se señala que las personas más jóvenes han nacido y crecido en sociedades cada vez más consumistas, sufriendo una creciente presión de las técnicas y estrategias publicitarias y de marketing para la incitación a la compra y al gasto. En cambio, es infrecuente encontrar problemas graves de adicción a la compra a partir de los 65 años.

  1. Francisco Palací, Alejandro Salcedo y Marta Ruiz (Coordinadores) 2008. El comportamiento del Consumidor en la Sociedad Actual. Ediciones Sanz y Torres. Madrid 2008
  2. Rodriguez Villariño y Rodriguez Castro (2006). «¿Qué productos se asocian a la compra adictiva». número 75 (2006): Revista de estudios sobre consumo. Ministerio de Sanidad y Consumo. Consultado el 3 de agosto de 2015. 
  3. Comisión Europea. Instituto Europeo Interterritorial de Consumo, ed. «Informe Final Estudio Europeo sobre prevención y tratamiento de la adicción a la compra y sobreendeudamiento». Consultado el 19 de junio de 2015. 
  4. Paco Underhill 2002. ¿Por qué compramos? . Editorial Gestión 2000. Barcelona 2002
  5. Rafael Rodríguez Villarino. Otero-Lopez y Rodríguez Castro. 2001 “Adicción a la Compra: análisis, evolución y tratamiento”. Editorial Pirámide