Usuario:Potter System/11Sept-Comentario aparte

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Esto fue encontrado en Atentados del 11 de septiembre de 2001. No representa mi opinión, y sólo lo dejo como referencia futura.



Este año se cumplen 28 años del golpe militar contra el gobierno del Presidente Salvador Allende y será recordado en todo el mundo. El cuadro “Lágrimas de sangre” de Guayasamín es la imagen más fiel y dolorosa de lo que significó para el mundo entero la muerte del Presidente Allende en la Moneda ardiendo, los horrorosos crímenes cometidos, y los 17 años de dictadura.

El 11 de septiembre de 1973 quedó para siempre como una fecha fatídica que sigue siendo convocante para repudiar el derrocamiento de Allende, para valorar los mil días del gobierno democrático, avanzado, revolucionario de la Unidad Popular; por la exigencia de Verdad y la Justicia; por rescatar la memoria histórica y contra la Impunidad. Allende es respetado, admirado símbolo de consecuencia y Pinochet, odiado y condenado en todo el mundo.

El golpe contra el Gobierno Popular presidido por Salvador Allende sólo fue posible por la intervención de una potencia extranjera: los EE.UU. Hoy esa potencia sigue interviniendo en cualquier parte de la tierra, declara unilateralmente la guerra, decreta que usará armas nucleares contra cualquier país donde sospeche que pueda haber armas químicas de destrucción masiva, y conmina a que “están con nosotros o están con el terrorismo”. EE.UU. ha asumido por sí y ante sí el papel de supremo hacedor y pretende instalar una dictadura global.

El desconocimiento y la violación de convenios y tratados internacionales, es un sello de la política exterior de Estados Unidos. Se desvinculó de los acuerdos de Kioto, que buscan disminuir el sobrecalentamiento del planeta; rompió el tratado de limitación de armas nucleares y ensaya su escudo antimisiles; se retiró de la Conferencia Internacional sobre el Racismo y la Discriminación; rechazó la Convención sobre Biodiversidad. En la Cumbre de la Tierra, realizada en septiembre pasado en Sudáfrica, el Secretario de Estado Colin Powell se negó a suscribir el compromiso de fomentar el uso de energías renovables, constituyéndose en el principal responsable de los problemas ecológicos que afectan el planeta.

Vivimos un momento extremadamente grave y peligroso que puede llevar al Holocausto de toda la humanidad. Un momento de instalación del fascismo en la política de EE.UU., impulsado por los intereses bastardos de la ganancia, de los privilegios extremos del gran capital, contra el que debemos movilizarnos decididamente.

En el documento oficial "La estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos de América", presentado en septiembre ante el Congreso de su país, el gobierno norteamericano ha expuesto su doctrina de "guerra preventiva", contra estados hostiles y aquellos que ellos califican como grupos terroristas. Bush proclama el derecho de Estados Unidos a intervenir en cualquier lugar del mundo, aplastando la soberanía nacional y desechando todo lo alcanzado por la humanidad después de horrorosas guerras mundiales. Holocaustos que los pueblos juraron no se volverían a repetir, para lo cual se creó una institucionalidad mundial cuya expresión principal es la ONU, y principios, tratados y convenios que obligan a todos los países.

Esta nueva doctrina sólo traerá la multiplicación de los sentimientos de odio, venganza e inseguridad, lo que equivale a estimular el terrorismo en lugar de crear las condiciones para su superación.

Esto es sólo una nueva fase del capitalismo y del papel imperialista de los EE.UU. Su papel intervencionista y de dominación viene de siglos. En Chile la ingerencia más directa y grosera de Estados Unidos se dio desde antes del triunfo de Allende. Se expresó en el 64 y el 70 a través de dineros entregados a medios de comunicación y partidos políticos para oponerse al avance de las fuerzas de izquierda. Los documentos desclasificados por el gobierno norteamericano y los informes del Congreso de los Estados Unidos demuestran la más descarada intervención a contar de la victoria de Allende. La decisión del gobierno de Nixon y en especial el papel de Henry Kissinger fueron determinantes para organizar, financiar y ejecutar el golpe militar de 1973. Los documentos desclasificados de la CIA hablan, entre otras cosas, de su trabajo en 1970 con tres grupos diferentes de conspiradores a los cuales suministró armamento, gases lacrimógenos, dinero, con el objetivo de impedir que Allende asumiera el gobierno. El resultado fue el secuestro y asesinato del general René Schneider, Comandante en Jefe del Ejército, ocurrido el 22 de octubre de 1970.

En este sentido el libro de Cristopher Hitchens “Juicio a Kissinger” hace un buen análisis de la responsabilidad directa de Estados Unidos en el golpe militar del 73, que van desde el asesinato del General Schneider, el financiamiento para organizar el desabastecimiento, la desestabilización, los atentados diarios contra puentes y torres de electricidad, huelgas y paros; el boicot económico, el corte de créditos y embargo del cobre. Y luego ya producido el golpe la asesoría a la Junta Militar, el trabajo con Manuel Contreras siniestro Jefe de la DINA, la realización del Plan Cóndor, que significó la coordinación de las policías secretas de Brasil, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Chile para perseguir, asesinar a los opositores en cualquier lugar. El crimen organizado sin fronteras.