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Usuario:Nachomesa/Taller

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Antiguamente, las mujeres y hombres japoneses tenían los mismos derechos en cuanto a la gradación dentro de la familia y lideraban tanto hombres como mujeres. Existían matriarcados donde el linaje del clan se transmitía a las mujeres de la familia. Había también mujeres guerreras e incluso en las ceremonias religiosas del shintô tenían un papel más importante que el de los hombres.

Historia[editar]

Es a partir del período Nara (646-794) cuando los hombres empezaron a tener más poder dentro de la nobleza y con el paso de los años las mujeres empezaron a perder el derecho a la sucesión dentro de las familias japonesas. Durante esta misma época se desarrolló también el sistema de organización conocido como IE, que es un concepto que se suele traducir bajo el término de casa. Este sistema crea toda una jerarquía dentro de las familias desde los sirvientes de esta hasta el gran jefe que, normalmente era el padre. Dentro del sistema IE, el primogénito era el que tenía derecho a la herencia y que, por lo tanto, sería el nuevo jefe dentro de este sistema. El papel de la mujer era, básicamente, tener hijos y crear enlaces entre varios IEs casándose con líderes de otras familias.

Posteriormente, a partir de la época Edo (1603-1868) y con la entrada del Confucionismo, las mujeres japonesas quedaron aun más apartadas del sistema. Esta forma de pensar penetró mucho más en los japoneses y aun persiste de alguna forma en la sociedad japonesa de la actualidad, aunque de manera casi inexistente.

La era Meji, momento decisivo[editar código · editar][editar]

A partir de la era Meiji (1868-1912) empezaron a entrar ideas occidentales en Japón. Cambió el sistema educativo pero aun así la idea de crear mujeres que sean solo buenas madres persistía en la mentalidad de toda la sociedad. El cambio definitivo vino con el final de la Segunda Guerra Mundial, que fue cuando se escribió la nueva constitución en la que que se garantizan los mismos derechos tanto a hombres como a mujeres. La escena cambia de manera drástica con la restauración Meiji que va desde la segunda mitad del S.XIX hasta principios del S.XX, donde Japón efectúa una serie de reajustes con la intención de producir una occidentalización del país. Aunque, para ser justos, también influyó mucho la llegada del confucianismo algunos siglos antes. Pero es en esta restauración política cuando se impone en todo el país de manera definitiva.

Partiendo de la propuesta confuciana de “educar a buenas esposas y madres sabias”, el Gobierno Meiji implantó una serie de medidas que encomendaban a la mujer a un papel de subordinación. Dichas medidas estaban recogidas por el Código Civil japonés de 1898. A raíz de estas normas jurídicas, a la mujer se le prohibía la participación y asistencia en organizaciones y actos políticos, también se convertía en la única figura punible dentro del matrimonio, es decir si cometía adulterio se le podía arrebatar la custodia de los hijos tras el divorcio.

La mujer japonesa quedaba completamente desplazaba al ámbito familiar y doméstico, su única función era la de cumplir los papeles de madre, cuidadora y encargada del hogar. Pero, simultáneamente las políticas de fomento del empleo e industrialización del país hizo que muchas de las hijas de los campesinos tuvieran que trabajar en las fábricas para así poder hacer frente a los altos impuestos que el Gobierno había establecido sobre sus tierras.

El feminismo japonés: la revista Seitô[editar código · editar][editar]

En 1911 en este contexto social, el círculo literario de mujeres Keishû bungakukai propuso a Hiratsuka Raichô que fue una escritora y activista anarquista japonesa, la creación de una revista para mujeres cuyo nombre sería Seitô o como se la conoce en inglés Bluestocking. Dicha revista serviría como herramienta de empoderamiento femenino para las mujeres japonesas de la época. En ella se llevaban a cabo temas que eran moralmente sensibles para la sociedad, como el aborto o la sexualidad, lo que sirvió como elemento diferenciador de Seitô con respecto a otras revistas femeninas de la época.

Esta sociedad literaria estaba formada por mujeres socialistas, comunistas y anarquistas, intelectuales y activistas políticas, las que al final perdieron su propia vida por defender unos derechos que ellas consideraban fundamentales y que se los habían arrebatado por el simple hecho de ser mujeres.

A medida que el país se iba desarrollando, la mujer japonesa veía cómo sus derechos se iban disminuyendo pese a las influencias occidentales en la Constitución japonesa. Se estableció un régimen social estrictamente patriarcal y paternalista, en el que los valores de las mujeres no eran reconocidos, pero si quedaba clara la posición de esta como una figura dependiente del hombre.

El movimiento feminista japonés surgió entorno al final de la Era Meiji debido a la influencia de autoras liberales, donde sus textos fueron importados desde occidente y llegaron a trducirse al japonés. Este movimiento no solo estaba integrado por mujeres, sino que también intelectuales y personalidades políticas masculinas de la época estaban a favor y apostaban por igualdad entre hombres y mujeres, como el escritor, filósofo y político japonés Fukuzawa Yukichi.

La sociedad de la Ola Roja[editar código · editar][editar]

La sociedad de la Ola Roja, o Sekirankai, fue la primera asociación de mujeres socialistas de Japón. Yamakawa Kikue y otras personalidades japonesas fundaron esta asociación en abril de 1921. El manifiesto de la Ola Roja penaba al capitalismo. Esta asociación argumentaba que el capitalismo convertía a las mujeres en esclavas y prostitutas. Las familias rurales se vieron obligadas a emplear a sus hijas en fábricas debido a dificultades económicas a las que se enfrentaban debido a los altos impuestos del Gobierno. A estas jóvenes japonesas se les exigía que vivieran en habitaciones de las que no podían irse exceptuando la hora del trabajo. Las chicas trabajaban en turnos de 12 horas en precarias condiciones.

Muchas se contagiaron con el pulmón marrón, una enfermedad causada por la exposición al polvo de algodón en ambientes de trabajo con escasa ventilación, y otras enfermedades relacionadas con el trabajo en fábricas textiles. El Estado se negó rotundamente a difundir cualquier tipo leyes necesarias para proteger a estas mujeres, ni mejorar sus condiciones en las fábricas.. No había médicos de guardia en las habitaciones ni siquiera una compensación médica por contraer la enfermedad del pulmón marrón o cualquier otra. Después de que el contrato terminaba, las jóvenes regresaban al campo para casarse. La sociedad de la Ola Roja se centró principalmente en el sufragio y los derechos de las mujeres.

También se formaron otros grupos que se centraron en sus propias peticiones. En estos, algunas mujeres exigían derechos políticos, mientras que otras buscaban poner fin a la prostitución. Las amas de casa japonesas hicieron campaña por mejorar su rol en el hogar, que llevaban arrastrando desde hace muchos años. Después del asolador terremoto del Gran Kanto de 1923, Kubushiro Ochimi, miembro de la Sociedad para la Reforma de las Mujeres, y muchas otras mujeres, recurrieron al esfuerzo de socorro. Socialistas como Yamakawa, cristianos de clase media y amas de casa trabajaron juntas para organizar y proporcionar actividades de ayuda.

El movimiento feminista de Japón en la actualidad[editar código · editar][editar]

La mujer japonesa se encuentra hoy en una problemática, incorporada al mundo del trabajo, aparentando igualdad frente al hombre, aunque continua sometida al machismo de la sociedad japonesa se encuentra en su mayoría dentro de “la generación sándwich” una generación definida por la política de un solo hijo.

Desde los movimientos feministas en el Japón actual se sigue queriendo acabar con ese falso mito a través de las nuevas políticas que fomentan la incorporación de la mujer al mundo laboral, retrasando la edad para contraer matrimonio, ya que no es esencial y no lo es tampoco una prioridad para las mujeres japonesas de la actualidad.

Aunque, por otra parte, otra de las grandes luchas de la actualidad gira entorno a la conciliación laboral y familiar de la sociedad japonesa. Por una parte, sí se ha conseguido la incorporación de la mujer japonesa al trabajo, pero los grandes puestos directivos continúan en manos de hombres y se está llevando a cabo el fenómeno de que, si ya el salaryman japonés se encuentra oprimido por el sistema de trabajo, ahora la mujer japonesa, que se encuentra inmersa en el mismo mundo laboral, también sufre esas condiciones de trabajo. Es por ello que los motivos por los que los movimientos feministas en la actualidad en Japón exijan políticas de conciliación laboral.

Referencias[editar]

  1. Usuario:Naturista2018/Feminismo en Japón#El Movimiento Feminista reciente
  2. http://distintosenlaigualdad.org/imagenes/documentos/cuadernillos%20talleres/mujer%20en%20el%20mundo%204%20w.pdf
  3. https://www.camaracivica.com/divulgacion-politica/movimientos-feministas-japon-menos-manga-mas-seito/
  4. Seitō (revista)