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La reina Isabel La Católica, presidiendo la educación de sus hijos. Óleo sobre lienzo. Isidoro Santos. Hacia 1864. Museo del Prado.

La “Casa de la Reina” es una institución paralela a la Casa del Rey, ambas englobadas en la Casa Real. Se crea en el Antiguo Régimen, a partir de la agrupación de un extenso personal entorno a la figura de la reina. El objetivo de estos servidores era atender todas las necesidades de la reina. En muchas ocasiones estas Casas Reales servían como modelo de organización para las casas nobiliarias. Finalmente, la Casa de la Reina va a desaparecer al unificarse con la Casa del Rey, por medio de un Real Decreto de Carlos III en 1761.[1]

Antecedentes e institucionalización[editar]

La “Casa” se crea alrededor de la idea de fasto, riqueza y ostentación. Consiste en disponer de personas que realizan servicios personales a otras. Todo aquel que quería un tratamiento de noble debía mantener numerosa servidumbre. En este sentido, la Casa de la Reina se forma por la agrupación de diversos cargos u oficios vinculados a la vida cotidiana de la reina y sus necesidades públicas, privadas y religiosas. A diferencia de la Casa del Rey, la Casa de la Reina no va a estar institucionalizada hasta 1570. Es en esta fecha cuando surge la normativa que regula la servidumbre de la Casa de la Reina Ana de Austria, la cuarta esposa de Felipe II. Se trataba de una organización regida por reglas concretas, según la etiqueta real. En ella quedaba perfectamente reflejada una jerarquía de oficiales reales y sus funciones asignadas. El hecho de que la Casa de la Reina no estuviese institucionalizada hasta 1570 no debe hacernos pensar que no existiese anteriormente. De hecho, la Casa de Isabel La Católica, pese a sus particularidades, presentó una serie de elementos comunes que sirvieron de modelo para las Casas de las Reinas posteriores.[2]

Composición y organización de la Casa de la Reina[editar]

La estructura de la Casa de la Reina era muy parecida a la de la Casa del Rey, aunque va a ser un poco más modesta. Hay autores que señalan que esto se debe a un intento de mantener la estructura de la Casa de Castilla, la cual tenía menos servicio. En realidad, también se observan elementos borgoñones en la Casa de la Reina. La Casa de la Reina va a contar con servicio propio de casa, cámara y caballerizas. En cambio, la capilla, las guardias y las cazas de la Casa del Rey van a tener que servir también a la Casa de la Reina.

La etiqueta[editar]

La monarquía se regulaba siguiendo una etiqueta real, que reglamentaba detalladamente la organización de la Casa Real y sus actividades. La etiqueta real establecía una serie de oficios que se encargaban de todo lo relacionado con la vida cotidiana de los monarcas (alojamiento, comida, diversión, servicios religiosos, etc.).[3]​ Muchas de estas etiquetas provienen de las Partidas del rey Alfonso X el Sabio, que se mantienen en el tiempo y se pueden observar en la legislación de la Edad Moderna. Por ejemplo, encontramos disposiciones sobre la vestimenta.

Cargos y oficios[editar]

La organización de la Casa de la Reina se divide en “oficios mayores de la casa” y “oficios menores de la casa”. Los primeros se dedican a servir personalmente a la reina, mientras que los segundos desempeñan las labores domésticas. De forma general, la reina era servida personalmente por mujeres casi de manera exclusiva. En la cúspide de la jerarquía de la Casa de la Reina se encontraba el cargo de mayordomo mayor, normalmente ocupado por un hombre de linaje, con las funciones de jefe supremo de la Casa de la Reina. En segundo lugar se encontraba la camarera mayor, un puesto que solía ocupar una viuda de alta nobleza. Junto con la camarera menor, se encargaban de regir a las damas, dueñas, camaristas, lavanderas, criadas y mozas de retrete. Las damas de compañía de la Reina eran las más importantes. Solían ser elegidas por el monarca para controlar el entorno de la reina. Las familias de la aristocracia empleaban a sus hijas como un vehículo para acceder al privilegio de estar cerca del poder de la reina.[4]​ Asimismo, se protegía la honra de estas damas hasta que se les asignaba un matrimonio acorde con su linaje. Por ello, estaban vigiladas por la guarda mayor de damas. Además de estos cargos principales, existían otros muy diversos: confesor, aya, mayordomos, caballerizos, secretario, médicos, aposentadores, maestresalas, tesorero, ayudas, copero, sastre, cocina, guardarropa o guardajoyas, etc.[5]

La música, fiesta y espectáculos de la Casa de la Reina[editar]

En la Casa de la Reina estaba siempre presente la música de cámara. La danza era una de las ocupaciones más destacadas de las damas, reina e infantes dentro de esta institución mayoritariamente femenina. Esto se debe a que era un elemento imprescindible del ritual cortesano.[6]​ Para ello se necesitaba personal músico fijo: violones (instrumentistas de la familia del violín), músicos de vihuela, músicos de flauta, músicos de arpa, maestros de danza, clavicordio, etc. Incluso en la capilla se utilizaba el órgano como un instrumento para el culto junto con las misas cantadas. Otro aspecto destacado de la vida musical de la Casa de la Reina eran las denominadas máscaras, una especie de espectáculo o fiesta donde se mezclaba la escenografía, la música vocal e instrumental, y la danza. En ellos participan personas reales y cortesanos disfrazados, de ahí el nombre de esta fiesta.[7]

La educación de los infantes[editar]

Los infantes van a mantenerse en la Casa de la Reina durante su infancia, hasta que se les da una Casa propia. La reina va a jugar un papel importante en la formación de los infantes, los cuales debían aprender su papel dentro del entramado cortesano y la familia real. Los criados de la reina se convertían en elementos importantes en el crecimiento de los infantes, como personas familiares para ellos, que les aportaban seguridad en su vida cotidiana y política. En este sentido, el aprendizaje de las habilidades que harían de los infantes buenos gobernantes se orientaban en torno a la capacidad de rodearse de personas de confianza.[8]​ En el caso de las Casas de las Infantas, normalmente son una extensión de la Casa de la Reina, aunque de forma más sencilla y dependiente de ésta. Al igual que ocurre en las Casas de los Infantes, la mayoría de los cargos eran ostentados por personas de confianza, que se desgajaban de la Casa de la Reina para cumplir con el cuidado de las infantas.[9]

Referencias[editar]

  1. García Barranco, Margarita (2002). «La Casa de la Reina en tiempos de Isabel de Valois». Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, nº 29, p. 86. 
  2. García Barranco, Margarita (2002). «La Casa de la Reina en tiempos de Isabel de Valois». Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, nº 29, pp. 92-93. 
  3. García Barranco, Margarita (2002). «La Casa de la Reina en tiempos de Isabel de Valois». Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, nº 29, p. 89. 
  4. Simón Palmer, María del Carmen (2007). «El silencio en la Casa de la Reina». Lectora: Revista de dones i textualitat, nº 13, pp. 45-60. 
  5. García Barranco, Margarita (2002). «La Casa de la Reina en tiempos de Isabel de Valois». Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, nº 29, pp. 97-98. 
  6. Robledo Estaire, Luis (2000). «La música en la Casa de la Reina, príncipe e infantas». Aspectos de la cultura musical en la Corte de Felipe II, p. 197. 
  7. Robledo Estaire, Luis (2000). «La música en la Casa de la Reina, príncipe e infantas». Aspectos de la cultura musical en la Corte de Felipe II, p. 206. 
  8. Peláez Flores, Diana (2017). La Casa de la Reina en la Corona de Castilla (1418-1496). p. 177. 
  9. García Barranco, Margarita (2002). «La Casa de la Reina en tiempos de Isabel de Valois». Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, nº 29, p. 106. 

Bibliografía[editar]

  • GARCÍA BARRANCO, Margarita. “La Casa de la Reina en tiempos de Isabel de Valois” en Chronica nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, nº29, 2002, pp. 85-107.
  • PELÁEZ FLORES, D. La Casa de la Reina en la Corona de Castilla (1418-1496). Valladolid: Universidad Valladolid, 2017.
  • ROBLEDO ESTAIRE, Luis. “La música en la Casa de la Reina, príncipe e infantas” en Aspectos de la cultura musical en la Corte de Felipe II, editado por L. Robledo Estaire, T. Knighton, C. Bordas Ibáñez y J.J. Carreras López. Madrid: Caja Madrid Fundación, 2000, pp. 197-212.
  • SIMÓN PALMER, María del Carmen. “El silencio en la Casa de la Reina” en Lectora: revista de dones i textualitat, nº13, 2007, pp. 45-60.