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Usuario:Kokoo/.../crisis/cronología La crisis económica de 2008-2011 en España se produjo en el contexto de la recesión a nivel mundial que tuvo lugar a finales de la década de 2000, y se reflejó en el empeoramiento de varios indicadores macroeconómicos: aumento del desempleo sin precedentes, caída del IPC y el PIB, descenso del número de afiliaciones a la seguridad social, aumento de la morosidad, etc.
El origen de esta crisis se encuentra en el pinchazo de la burbuja inmobiliaria de los años precedentes. No obstante, otros factores ayudaron a agravar la situación, como una mala gestión económica por parte de los gobiernos municipales, autonómicos y central (siendo acusado este último, en muchas ocasiones, de legislar de forma improvisada y en contra de sus principios); los casos de corrupción política, a menudo respaldada por los ciudadanos en las citas electorales; o la complicidad de los sindicatos mayoritarios con el gobierno central ante medidas que dañan los derechos de los trabajadores.
El gradual deterioro del estado del bienestar y las dificultades económicas de una parte importante de la población se reflejó en una pérdida de confianza en la clase política, y dio paso, desde mediados de 2011, a múltiples manifestaciones ciudadanas espontáneas que exigían importantes reformas.
Antecedentes[editar]
Factores externos[editar]
Factores internos[editar]
Indicadores macroeconómicos[editar]
IPC[editar]
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A lo largo de la segunda mitad del año 2007, los precios empezaron a aumentar de forma considerable, situando la variación anual del IPC en diciembre de ese año en el 4.2%. Sin embargo, un estudio realizado por Caixa Catalunya aseguraba que la variación del IPC fue en realidad del 7,9%, siendo los productos de consumo habitual los que experimentaron un mayor aumento, en especial la leche (31,0%), la gasolina (16,2%), el pan (14,4%) y los huevos (9,6%).[1]
Los precios no dejaron de aumentar hasta julio de 2008, donde el IPC marcó el 5,3%, su nivel más alto desde 1992.[2]
Tras ocho meses consecutivos de caídas, el IPC entra en números negativos en marzo de 2009, coincidiendo con el retroceso del precio del petróleo y con el abaratamiento de algunos alimentos. Es la primera vez, desde que se calcula este indicador en España (1961), que se registra un descenso de los precios.[3]