Usuario:Juanhasler/pochuteco

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Pochuteco

En el noroeste de Méjico permanecen hasta el día de hoy algunas tribus serranas yutonahuas, como la yaqui, cora, huichola, o la tarahumara, en territorio mejicano. Hasta el comienzo de la época llamada histórica, también los nahuas o mexicanos estaban asentados en esta “Áridoamérica”, impropia para el pronto desarrollo del período tecnológico conocido como neolítico. Aunque el parentesco de este grupo de idiomas es incuestionable, idiomáticamente veo una distancia mayor entre el mexicano y las lenguas del norte de Méjico que entre éstas y las yuotonahuas de EUA. Caben dos explicaciones. La primera sería que estuvieron mucho tiempo separados de sus parientes antes de invadir tierras de agricultores. La segundo sería aceptar que ésta diferencia se pudo haber desarrollado tardía y aceleradamente una vez que los primeros prenahuas hubieron emprendido su avance hacia el sur. Finalmente, pueden haber sucedido ambos factores, y todo ello porque tal vez sus parientes en Sonora no les dejaron suficientes nichos ecológicos. Tampoco deben haber encontrado de inmediato buenos nichos más al sur, en territorios colindantes con “Mesoamérica”, que es el conjunto de regiones propicias al desarrollo del neolítico, y en cuya frontera norte había, y hay, multitud de pueblos cazadores-recolectores, de extracción idiomática macrootomiana. Pudieron haber existido tres rutas hipotéticas para avanzar hacia el sur: por el poniente, por el centro y por el oriente. La que estaba más a mano, es decir, más cerca de las montañas de Sonora, es la del poniente, ruta hipotética en que la presencia de yutonahuas está demostrada por los actuales tarahumaras de Jalisco. Siguiendo esta ruta logró el primer contingente de nahuas penetrar en “Mesoamérica”. Llegaron al sur por lo menos hasta Pochutla, en Oaxaca, a orillas del Pacíco. En el primero número de International Journal of American Linguistics, en 1917, Franz Boas publicó el único material acerca de esta variedad de la costa del Pacíco, que por sus aberraciones respecto del nahua palaciego (“náhuatl clásico”) de la época de la evangelización, y del nahua circuntenochca actual (o casi actual, por cuanto se ha extinguido en el tercer tercio del s.XIX), había sido clasicado como lengua aparte por muchas personas. Mauricio Swadesh me hizo notar que este material merecería un análisis moderno, y en 1976 publiqué mis resultados en el número 42 del propio IJAL. Como es difícil de creer que esta variedad pochuteca, extinguida en el último tercio del s.XIX, haya existido únicamente en Pochutla, es del todo aceptable suponer que alguna vez se haya hablado en más sitios de la costa del Pacíco y de tierra adentro. Si le asignamos un papel de substrato dialectal a algunas características del nahua que se han registrado desde Michoacán, Río Lerma y Guerrero, que en cierta medida integran actualmente una “cadena de dialectos del oeste”, no sería impensable atribuir a estas características un origen de tipo pochuteco. Los antepasados de los pochutecos pertenecieron a la primera migración nahua. Posteriormente, la ruta occidental de penetración debe haber quedado bloqueada, por lo que la siguiente migración tuvo que buscarse otros caminos. La dialectología actual nos muestra la presencia de una “gran cadena dialectal oriental”, que se extiende desde la Sierra de Puebla hasta América Central, donde su habla ha sido llamada el pipil, que los primeros clasicadores tomaron, equivocadamente, como un idioma aparte. De manera que hasta este momento tenemos dos migraciones. Sus extremos más meridionales que deben considerarse como reliquias de estados más antiguos comparten algunos rasgos que no se encuentran más al norte, pero más importante que ello lo son las diferencias, especialmente la presencia de un “reforzador de la idea de pasado”, o·-, que es u•- en Pochutla, que es desconocido a lo largo del todo el nahua del este. İntroduzcamos los términos de pre-nahuacorahuichol, etc., de prenahua y de protonahua, para formular la situación hasta este momento. Ilustremos como a partir del prenahua, que era de palabras agudas u oxítonas –y como consecuencia de dos migraciones– los emigrados escindieron la lengua en dos dialectos. Al emigrar, no sólo se han separado no sólo entre sí, sino también de un tercer grupo, el de los nahuas que quedaron en la mítica patria original, el Chicome-óztoc de “Áridoamérica”, por lo que tenemos que admitir la presencia de por lo menos tres dialectos en este período antiguo que llamaremos protonahua. El grupo que ha quedado en Chocome-óztoc no aparecerá en “Mesoamérica” sino en el período medio. En las fuentes históricas se mencionan como chichimecas a los pueblos bárbaros que merodean al norte filiaciones lingüísticas, por lo que daremos este nombre al tercer grupo de nahuas que durante el protonahua sigue viviendo en el noroeste. Pero termina por abandonar igualmente a Chicome-óztoc y va a aumentar el contingente de guerrilleros chichimecas de diversos idiomas que hacen insegura la frontera del toltecáyōtl (civilización). Diremos que en este momento se entra al período medio no sólo del idioma nahua sino también de los demás idiomas del área. Los datos disponibles sólo permiten reconocer la existencia de estos tres grupos, sin decirnos nada acerca de posibles remanentes en Chicome-óztoc. Pero si trabajáramos con ciertos “elementos traza” (véase revista Tlācatl, Jalapa, 1991), podríamos reconocer distintos estratos de migración dentro de estos dialectos. El período del nahua medio fue de mucho conicto en la frontera entre los cazadores chichimecas y el toltecáyotl sedentario. Ya en esa época, los nahuas de las dos primeras cadenas dialectales son sedentarios desde varios siglos, son “mesoamericanos”, por lo que no pueden ser aliados de los nahuas chichimecas. Consecuentemente, estos chichimecas forman uniones con otros chichimecas. Los datos etnohistóricos e idiomáticos dan razón de dos alianzas que irían a traer grandes consecuencias lingüísticas. En primer término, una facción de los bárbaros de habla nahua se une con los bárbaros totonacos y no esperan la caída de la frontera mesoamericana, sino que salen del árido altiplano para internarse en la Sierra Madre Oriental e ir a la conquista de los fértiles territorios mayas de la Huasteca meridional. Estos nahuas de la Huasteca aprenden los nombres mayas de las cosas del trópico. El resto de los chichimecas nahuas forman una alianza con los otomíes y, junto con chichimecas macrootomianos, varios establecidos actualmente mucho más al sur, siguen haciendo presión contra “Mesoamérica” (término con que el Dr Kírchhoff traduce Mittelamerika, que es un concepto diferente de Zentralamerika). Finalmente, ésta cede y los cazadores otomíes y nahuas entran conjuntamente en la región del lago de Tenochtitlān, aunque no en forma muy gloriosa: van a refugiarse en unos islotes ocultos en medio de los juncos. Cuando ya los nahuas sedentarios creían que las alimañas habían acabado con esos salteadores de caminos, recibieron la ingrata sorpresa de lo contrario y, al acabarse la poco apetitosa fuente de sustento de aquellos, se vieron enfrentados nuevamente con las incursiones de los guerrilleros chichimecas. Entonces optaron por indultar y ofrecerles las ventajas del sometimiento a la justicia.

Así nació Tenochtitlān la bilingüe (nahua y otomí). Todavía los cantos del rey poeta Nezahualcóyotl, de Tetzcohco, eran en otomí, que pronto traducía el mismo al idioma nahua. Estos ex combatientes (para usar una expresión de la política en Suramérica) aprenden los hechos culturales de los nahuas sedentarios previos. Los datos idiomáticos, o más preciso, los subdialectales, indican que del lado oriental del lago y en sus montañas cercanas (como Tlaxcala) había sedentarios procedentes de la segunda migración, mientras que en regiones occidentales y sureñas, y en general en sitios con más masa de agua (mar, lagos) había sedentarios procedentes de la primera. Todos pertenecen en aquel momento al nahua medio. Es conocida la ulterior expansión de los ex chichimecas, que acaeció durante el período histórico, un hecho que tuvo que tener un efecto nivelador en el idioma. Los agresivos descendientes tenochcas de los ex chichimecas conocen de la gente del oeste el reforzador u• vuelto o•- y probablemente la tendencia a la grandilocuencia, cultivando ambos rasgos durante su expansión imperial. Pero a su vez imponen en todo el centro del país la que había sido su vulgar lateralización de ta > tļa, mas no logran imponer a todo su imperio el sonido  que les era peculiar (falta aclarar desde cuando, pues los nahuas de la Huasteca no lo tienen, lo que sugiere cierta separación en tiempo y espacio). Los antiguos compañeros de esta tercera oleada migratoria, que se habían ido con los totonacos (como los anglos y lo sajones cuando conquistaron la isla celta) al encontrarse ahora rodeados de otomíes, maya-huastecos y de totonacos, no recibieron ningún inujo de los de la primera ni de los de la segunda oleadas, por lo que su lenguaje se puede tomar en alguna medida como testimonio de lo que había sido el nahua chichimeca medio antes de la escisión.

En İJAL 42 publiqué un esquema en que están inscritas las características diferenciales de los grupos y períodos, la exportación o inujo interdialectal, y la presencia de cinco dialectos o grupos dialectales en el siglo XIX (el número cinco corresponde a Pochutla). El nahua central, es en realidad una cadena de dialectos nahuas que nivelaron sus diferencias, en cuya uniformación, durante lo que los arqueólogos llaman el horizonte histórico, tuvieron mucho que ver las vías de comunicación imperiales. El número cuatro es la cadena de los dialectos del oeste, que presumiblemente tiene un substrato borroso de tipo pochuteco, sobre el que incidieron los inujos del centro del país, vale decir, que el nahua del oeste es una extensión imperfectamente asimilada del nahua del centro. Podemos llamar a este nahua del oeste contemporáneo “nuevo nahua del oeste, porque los los inujos lo hacen parecer más como algo así como “un nahua central corrupto” que como una especie de pochuteco (sobreviviente del antiguo y medio nahua del oeste), Cabe comentar que si bien el centro exportó *t > tļ = λ con mayor o menor éxito a algunos lugares distantes, de ningún modo el fonema λ es predominante en el territorio nahua. Al contrario, esta innovación no ganó mucho terreno. En Pochutla siguióse con *t = t, y al llegar λ² al nahua del oeste, el nuevo fonema fue interpretado unas veces como λ- -l y otras como l- -λ pero en ningún caso como l- -l (es decir, hasta donde alcanzan mis datos, en ningún subdialecto del oeste hay l tanto a comienzo como a nal de palabra). Leámos ahora el esquema desde abajo: En el prenahua había predominaba del acento agudo u oxítono, quizá con la salvedad de que este no caía en ciertos ajos, como -tĭ, -kĭ. Las vocales eran cinco: i ï u e a. Debe haber existido variantes vocálicas abiertas: u ~ ʋ,ï ~ ë (lo que predispuso a las soluciones actuales más generales de ʋ > o, ë > e). No sabría yo decir en qué momento se presentó la variación intervocálica -k- ~ -g-, entre poblaciones del oriente y en pochuteco, y por no tener otro sitio mejor para apuntarla, la coloco aquí. Desde luego, podría haber sido un desarrollo tardío paralelos en ambas regiones. Muy posiblemente la antigua geminación vocálica (en pre-nahua-corcahuichol, etc.) había transformado ya la segunda vocal, creando dos soluciones nuevas: bajo cierta circunstancia (que menciono en el §16 “Reexiones acerca del nahua antiguo”) la segunda se volvió /•/ y bajo otra /h/. Esta hache se sumó a la /h/ ya existente, pero los futuros mexìcà no aceptaron esa solución, sino que tomaron en su lugar //. No parecen haber tenido el morfema u•-, que actualmente es reforzador de la idea de pasado. Fue posiblemente el período del protonahua, que desde Chicome-Oztoc llegó al oeste el morfema u•-. No existió en el prenahua, pues de lo contrario lo tendríamos también en el este. La vocal central alta ï se abre a ë en ambas regiones. En el nahua antiguo sigue en general la solución ë, pero tenemos datos de dialectos substráticos, de los que apenas podemos rastrear su pasada existencia, que nos hacen ver que también hubo ï > i, y ï > ë > a. Las informaciones vestigiales son demasiado escasas para decidir si realmente se presentaron en la escena mesoamericana en el protonahua, o ya en el prenahua, o acaso en el período medio, que es el de la llegada de diversos chichimecas. En los inicios del nahua medio, siguen presentes /ë/, /u/, así como las vocales largas y /h/, ambas innovadas a partir de vocales geminadas. Por lo menos del lado del oeste sigue el oxítono. En el oeste sigue asimismo el morfema u•- (que posteriormente pasa desde el susbstrato premexìca al nahua central). Llega una cuña, seguramente pequeña en un pricipio, de chichimecas, que traen unas variaciones, entre las que destaca desplazamientos de acento agudo en casi todas las palabras (véase para ciertas excepciones, el §3 “Las palabras acentuadas en nahua”): predomina ahora el acento grave o barítono, que esas hablas chichimecas exportan o imponen en ambos territorios dialectales de ante. Sólo el pochuteco conserva el oxítono. A la misma fuente chichimeca ha de atribuírse el cambio de u > ʋ> o. En el nahua chichimeco y, no sé si por inuencia suya, también en el nahua del este, se efectúa el cambio ë > e. El nahua chichimeco emite la sílaba ta como tˡa. Este sonido tl llegó a Mesoamérica ya fonematizado en λ. El fonema /k/ se realiza ahora de modo fricativo, [k]. Vale comentar que esta es una solución panamerican, propia de muchos idiomas de Suramérica, y que la inestabilidad de /k/ caracteriza también e idiomas europeos en un pasado remoto (cf. pecus : fihu; book : Buch) y en uno más reciente (en neerlandés y en regiones alemanas, menos las del sur). También se vuelven sordos en posición trabada o ante cero -ļ, -w, -ỵ. La cuña, bastante expansiva del nahua chichimeca, se divide en dos partes hacia el nal del nahua medio: la de los antepasados de los hablantes del nahua central y la de los antepasados de los hablantes del nahua del norte. Ambos dialectos tienen u > o, y λ. El nahua chichimeco exporta su λ y su u > o. En la Huasteca se llena de voces mayas, y en la región lacustre recibe palabras y posiblemente recusrsos gramaticales del substrato, entre ellos el morfema u•- > o•-. Este morfema no alcanzó a los que poblaron la Huasteca. Ya antes de esa escisión, hubo una sensible diferenciación: los futuros mexìcà solucionaron la segunda vocal de geminadas como V• o como V, lo que los diferencia de todos los demás hablas, que han tenido y tienen la ya comentada solución V• y Vh. Entramos en el período del nahua histórico. En ese período, el nahua de los chichimecos del centro del país se expande y modica las formas nahuas anteriores a su propia llegada. En partes del nahua del este no sólo se acepta u > o, sino también λ. Del lado occidental, el nahua del oeste recibe igualmente λ, y esto según parece en un tiempo relativamente cerca de a nuestros días, pues la aceptación no ha sido, en parte alguna, completa. No se llega exportar el  a ningún subdialecto. El nahua del oeste medio, que tal vez podríamos llamar pochuteco medio, queda totalmente invadido, si no por el nahua central de los mexìcà, por otros de la misma oleada chichimeca del nahua medio. Sólo sobrevive hasta el último tercio del s. XIX, el nahua del oeste de Pochutla. Ese pochuteco mantiene el oxítono, y las cinco vocales, aunque la ë pasó a o, y desde luego tiene u•-.