Usuario:José Eduardo Parra/Taller
La Semana Santa fexnense está organizada por la Junta de Cofradías Penitenciales quien coordina a las cinco hermandades que la integran: 1. Noche del miércoles santo. Cofradía de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna y Mª Stma. del Refugio. 2. Noche del Jueves Santo. 'Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Stma. del Mayor Dolor. 3. Mañana del Viernes Santo. Cofradía del Stmo. Cristo del Perdón y Ntra. Sra. de la Angustias. 4. Noche del Viernes Santo.Cofradía de la Stma. Virgen de la Soledad.5. Tarde del Sábado Santo y Domingo de Resurrección. Cofradía del Señor de los Afligidos y Jesús Resucitado.
Además de estos desfiles procesionales, cabe mencionar la Procesión de Palmas que se celebra el Domingo de Ramos desde el templo de Santa María de la plaza hasta el de Santa Ana o al de Santa Catalina Mártir alternativamente.
Este cortejo tenía la particularidad de que se representaba la entrada de Jesús en Jerusalén a cargo de un grupo numeroso de niños y jóvenes que, ataviados con la indumentaria judía, hacían el recorrido que une los dos templos parroquiales con mucha alegría.
Indudablemente, es relevante la existencia de cinco hermandades de penitencia. Representan cinco maneras de vivir la misma fe en Cristo y cinco congregaciones de devotos en torno a diferentes pasajes de la Pasión. Una andadura de siglos de religiosidad, más de cuatrocientos años en muchas de ellas, que afortunadamente ha llegado hasta nuestros días –con muchas dificultades sí pero han llegado hasta hoy, y así debe seguir siendo, como así lo hicieron familias y personas relevantes que vivieron su fe en torno a una imagen sagrada de la pasión de Cristo y que estuvieron vinculadas por ejemplo a la hermandad del Santo Entierro, como el ilustre señor D. Juan Bravo Murillo, quien fue su mayordomo o los Condes de Torrepilares, a la Cofradía del Cristo del Perdón D. Ignacio Sánchez-Arjona o D. Francisco Claros y Claros con la cofradía del Señor Atado a la Columna. También a centenares de personas como Ana Lázaro, Ana Linares o Manuel Chapresto y muchas más quienes con su devoción, buen hacer, abnegación, compromiso y desvelos han conseguido continuar la tradición.
Las imágenes que procesionan por nuestras calles son en su mayoría piezas notables de la imaginería de los siglos XVI, XVII y XVIII en Extremadura, algunas sin firma de autor y otras, en concreto, el Cristo del Perdón es una talla que está documentada y firmada por el imaginero Jorge Fernández Alemán en 1521, quién además colaboró en la realización del retablo mayor de la Catedral de Sevilla.
O también la portentosa talla del Señor de los Afligidos, atribuida a Roque de Balduque o la dulzura del rostro de la Virgen de la Soledad, por citar algunos ejemplos o también bordados de calidad como la túnica de Ntro. Padres Jesús Nazareno o el paso del Señor Atado a la Columna o la delicada rectitud de la Virgen de las Angustias sosteniendo el cuerpo inerte de su hijo.
El Domingo de Ramos vivimos esa magnífica y jubilosa representación viviente de la Sagrada entrada triunfante de Jesús en Jerusalén. ¡Domingo de Ramos en Santa María! mañana intensa de bendición de ramos y palmas con las que acompañaremos la estampa de Jesús niño subido a un borrico. Santa Ana espera. Jesús es aclamado. Evangelio de la Pasión. Ramos y palmas benditas que después guardaremos en nuestras casas como amuleto sagrado durante el resto del año.
El lunes y martes santos están dedicados al sacramento de la confesión y también a terminar el montaje de los pasos. Es tanto el trabajo que son incontables las horas y horas que transcurren en los templos, pero también mucha la ilusión compartida y grandes momentos vividos en hermandad. Fregenal, mientras tanto, sigue su vida cotidiana.
El miércoles Santo es el día de “Los judíos” en Fregenal y especialmente en el barrio de Santa Catalina. Jesús está orando en el huerto de los olivos de Jerusalén y nos enseña a todos cómo hacerlo, de rodillas. El ángel le muestra el cáliz que ha de beber; Aclamado antes, ahora está solo. Antesala del sufrimiento. Comienza la Redención. Lágrimas de sangre y primer misterio doloroso.
Sobre fabulosa canasta dorada se acerca Jesús maniatado y azotado, no se queja, burlado y ensangrentado rodeado de aquellos quienes, según él, no saben lo que hacen. ¡Cabe más perdón! Aquí el Santo Rosario se magnifica. Mientras su madre, Refugio de los pecadores bajo palio, rota de dolor, busca respuesta en el cielo. No duda, apretando sus manos, resignada, lo acepta.
Los frexnenses nos unimos fraternalmente el Jueves Santo alrededor de la Mesa del Señor. Jesús Sacramentado espera nuestra adoración en los Sagrarios de nuestros templos, maravillosamente exornados. No hay prisa.
Ya de noche, y casi al mismo tiempo, Nuestro Padres Jesús, el Nazareno franciscano de Santa Ana, ¡Dios rejuvenecido! nos enseña el cuarto misterio doloroso, llevar la cruz. Toma, tu cruz y sígueme, nos dijo en un llamamiento a la entrega más absoluta.
María Santísima del Mayor Dolor “mater lacrimosa” bajo palio, lo sigue. He aquí la esclava del Señor. Ella, como cualquier madre, llora al ver sufrir a su Hijo camino del Calvario durante la noche de la Institución de la Eucaristía, invitándonos a compartir su dolor.
Al día siguiente, todo se ha cumplido. Quinto misterio, Jesús muere en la Santa Cruz. Y redimió al mundo. El Señor de la Una, Cristo muerto, Amor de Dios, inunda el llano de Santa Catalina e inicia la estación perdonando a todos los que lo miramos desde este valle de lágrimas. Cuatro hachones custodian al rey de los judíos. “Consumatum est”. A pocos metros, el cortejo va seguido de las Angustias de María, bellísima talla de terracota, sosteniendo en su regazo el cuerpo inerte a quién crió. Delicada rectitud. Solemne sobriedad. Cruz y sudario.
Muere el Viernes Santo y con él se acentúa la soledad de la Madre, despojada ya del cuerpo de su Hijo. Lágrimas de duelo caen por las murallas del castillo. El estandarte dominico abre el cortejo de nazarenos mientras Ella, envuelta por el negro luto de la noche y arropada por el difuminado tintineo de las velas, recorre las calles de nuestro pueblo. ¡No estás sola! parecen decirle las mujeres que la acompañan pero no hay consuelo posible. ¿Acaso alguien está preparado para enterrar a un Hijo?
Y qué decir del Santo Entierro de Cristo, noble cofradía de negra túnica. Sábado de Gloria en Fregenal. En todos los rincones del barrio resonaba el agudo y metálico sonido de la matraca. Duelo. Las campanas doblan por Santa Ana. Cortejo multitudinario y solemnísimo en otros tiempos no demasiado lejanos, reflejo del luto de nuestra ciudad por la muerte de Cristo, al que asistían los representantes de los diferentes estamentos además de largas filas de hombres bien vestidos acompañados de sus hijos. Magnífica cruz de guía tallada y dorada abre el cortejo. Mientras, María, mater dolorosa, refleja en su rostro el sufrimiento que guarda en su pecho apuñalado. María Magdalena y el discípulo amado la miran cariñosamente bajo un enlutado palio de cajón. Ella, a quien está encomendado nuestro cementerio, acoge en su regazo a Él y a todos los que duermen el sueño de la paz.
A la mañana siguiente, María Magdalena visita el sepulcro. “Se han llevado el cuerpo del Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. La gente se amontona en las calles aledañas al convento de las MM. Agustinas mientras Ella, la Virgen, espera acompañada del recogimiento y la oración de las monjas.
Domingo de Resurrección. El domingo más importante para un cristiano. Algarabía de familias, niños y niñas correteando detrás de María Magdalena y San Juan Evangelista dudan, “que sí, que no”… Al final, son ellos quienes consiguen sacar a María del Socorro, de su resguardo junto a las monjas para participar de la maravillosa noticia de la Resurrección de su Hijo.
La multitudinaria, jubilosa y singular procesión se inicia en el llano de Santa Ana cuando vemos aparecer, la imagen gloriosa de Jesús Resucitado por la puerta del templo. No cabe un alfiler. Encuentro, máxima alegría. Jesucristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal.
NOTA:
El texto de este documento se ha extraído casi en su integridad del pregón de semana Santa pronunciado por D. José EduardoParra el 28 de Marzo de 2018.