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Valdemar Romero Laporte

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VALDEMAR

Conocido por su segundo nombre, Valdemar es un artista plástico venezolano quien destaca en la pintura, la escultura, el muralismo y el accesorio arquitectónico dentro de la corriente constructivista en torno al motivo totémico americano. Valdemar nació en Caracas, Dto. Federal, ciudad capital de la República de Venezuela, hoy en día República Bolivariana de Venezuela el día 19 de marzo de 1949. El artista plástico Valdemar Romero Laporte es un hombre de mediana estatura y complexión delgada, su piel es morena clara, su rostro es atractivo, de facciones delicadas y tiene el pelo oscuro y rizado. Él es un hombre latinoamericano del trópico, ha vivido rodeado de la complejidad urbana de la capital y de la exuberante vegetación de los valles y sabanas del centro del país así como de sus mares, playas, ríos y lagunas lo cual imprime en su obra un colorido formidable que revela llevar en su percepción y que traslada al lienzo. Se le ha llamado El pintor del color. La familia de Valdemar procede de la región central del país de donde migra a Caracas siendo aun jóvenes sus padres, para posteriormente, cuando Valdemar llega a la edad de trece años trasladarse, la madre y seis hijos, a Valencia donde residirán permanentemente. Fueron sus padres Don Gregorio Adán Romero Castillo y Dña. Carmen Emilia Laporte. Valdemar sufrió de niño los embates de una severa enfermedad. Es importante anotar que su ser activo, sociable, inspirador y estudioso no se vio mermado por una dolencia que lo acompañó durante su infancia, el asma bronquial. En una época cuando aun los tratamientos actuales no se usaban era frecuente ver al niño Joseíto sobre el lecho con su respiración cortada, haciendo esfuerzos por obtener el preciado oxígeno para su organismo durante estados prolongados de asma. A ello se acudía con paños calientes que entre las tres mujeres de la casa, Prudencia, Carmen y la pequeña Irma, colocaban y reemplazaban sobre su pecho untándolos de una crema medicinal. Por fin una cura “milagrosa” tuvo lugar proveniente de la medicina china. Llegado a los 20 años de edad Valdemar ingresa en la escuela de Arte “Arturo Michelena” de la ciudad valenciana bajo la rectoría del insigne artista plástico carabobeño Braulio Salazar, el pintor del Cabriales. Contrae matrimonio el día 17 de diciembre de 1971, a los 22 años de edad, en la catedral de Maracay con la joven Florencia Cecilia Cadenas Silva. Fijan su residencia en Valencia y forman una familia de la cual procrean a José Valdemar (j), Ana Gabriela y Gregorio Daniel. En su carrera profesional como artista Valdemar transcurre por varias etapas formativas yendo desde la Escuela de Arte Arturo Michelena hasta su maestría en Cultura Popular la Universidad de Carabobo (Valencia, Venezuela) pasando por sus estudios de licenciatura en arte los cuales realiza en Estados Unidos en la Universidad de Bridgeport en el estado de Connecticut, localizado en el llamado corredor académico de New England. Se matriculó allí becado por la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho patrocinada por el estado venezolano. En su desempeño académico es un estudiante aventajado que concluye su periplo formativo recibiendo su diploma con altos honores por parte de esa Alma Mater. Le correspondió la distinción de dar el discurso de graduandos durante la celebración del acto. Acuden a este emotivo acto en la primavera de 1982, realizado por la Universidad de Bridgeport, Connecticut, su esposa e hijos, su madre y su hermana Irma con su esposo Ángel Hernández y sus pequeños hijos para ese momento Carla Isbette, Asdrúbal José y Yelitza Soledad Hernández Romero quienes residían en esa ciudad norteamericana. Dejando atrás el paisajismo se integra definitivamente en su vocación modernista y le absorbe el abstraccionismo, él es un gran admirador de Picasso y todos los modernistas. Él desarrolla un estilo propio y único llevado de la mano de sus conocimientos de arte, su temperamento y el entorno tropical con el que se confundía y compenetraba en tiempo y espacio. Sus cuadros se llenan de coloridos brillantes e impactantes en mezclas inusitadas y veladuras comedidas que otorgan al cuadro un incisivo carácter de penetración en el observador, se autodenomina un artista constructivista y enfoca como leiv motiv de su obra el tótem americano, icono de las culturas autóctonas de la América toda. Es denotativo este hecho que sintetiza su compenetración con las culturas americanas, desde la norteamericana estadounidense hasta las suramericanas primitivas desaparecidas o vigentes, precolombinas y neocoloniales actuales en relación con su afinidad y definitiva afiliación a la iglesia mormona la cual ubica como residencia definitiva del cristianismo a la población de Utah en Estados Unidos. Valdemar es un americanista por excelencia que por temor a los viajes aéreos declina diversas invitaciones, familiares incluso, a visitar el viejo continente europeo mientras hinca su vida y obra en el continente americano. Las obras de Valdemar en lo tocante a la pintura, escultura, muralismo y accesorios arquitectónicos, puertas, portones son difíciles de enumerar y en algún momento serán objeto de registro y se hará por expertos el asentamiento de esa data. Son incontables los cuadros que pintó y la mayoría se encuentra en manos de personas e instituciones particulares, en diversos lugares del mundo. Sin embargo mencionaremos parte de su legado al arte venezolano y del mundo. Emblemático es el mural que ocupa la pared principal lateral derecha del interior del amplio hall del Hospital privado Centro Clínico Profesional Rafael Guerra Méndez, en Valencia. La Universidad de Carabobo acoge igualmente diversas obras de pintura y escultura suyas, la Universidad de Bridgeport también colocó en sus jardines una obra escultórica de Valdemar y aledaña al Castillo de los Iturriza en Valencia podemos admirar una de sus últimas realizaciones en metal. En esa sede museística realizó su última exposición con la que se cerró con broche de oro el tránsito del artista por esta dimensión que nos tocó compartir. El mayor volumen de su producción pertenece a colecciones particulares tanto en el país como en estados Unidos, Méjico, Arabia y otros países.

Escribió: Irma Soledad Romero Laporte