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Urrutia Mendiburu

Familia de fortuna y destacados hombres de servicio público

De pobladores nobles procedía don José Francisco Urrutia Mendiburu (1744-1804), el fundador de la familia en Concepción. Llegado en 1765, en la nave “Begoña la Vieja”, cinco años después contrajo matrimonio con María Luisa Fernández del Manzano (1750-1843), con quien formó una familia de once hijos, diez de los cuales llegaron a la edad adulta y nueve tuvieron descendencia. Generaciones que sobresalieron en diversas áreas del acontecer público nacional.

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La actividad económica constituyó a José Francisco Urrutia Mendiburu, desde Concepción, con casas puestas enfrente de la Plaza de Armas, en uno de los vecinos más acaudalados de Chile, Su extraordinaria visión empresarial, orientada hacia la apertura de nuevos mercados, lo reconoce en palabras del historiador Eugenio Pereira Salas, como “el fundador de la Marina Mercante Chilena”. Adquirió, asimismo, varios predios agrícolas, desde Los Budes de Carriel hasta la extensa hacienda de Longaví. Su idea fue comprar propiedades separadas por hasta quince leguas, para facilitar el transporte y su propósito, en esto incumplido, fue llegar desde Concepción a Santiago. Las compras no fueron del todo pacíficas, como lo demuestra el pleito que sostuvo con los sucesores del Tesorero Real José de Puga y Girón, de cuyo voluminoso expediente tramitado en 1794 consta la confirmación de la pública subasta en que Urrutia Mendiburu adquirió, en $28.738 y 7 3/4 reales, “San Javier”, “San Vicente”, “San Miguel de la Montaña” y “Dañicalqui”, ubicados entre Bulnes y Tucapel, de 16.087 cuadras en conjunto y con más de seis mil cabezas de ganado y un millar de caballos. Las actividades económicas no excluyeron, sino que fortalecieron su espíritu de servicio público. En 1780 y 1794, durante la Intendencia de Ambrosio O’Higgins, fue Alcalde de Concepción y también el mayordomo de la construcción de la nueva Catedral, obra de Toesca. De su filantropía dejó testimonio permanente en su vida y, asimismo, entre otros legados, testó considerables $8.000 para construir un Hospital de Mujeres en Concepción. Rasgos reproducidos en su hija Jerónima, quien dejó toda su fortuna al Hospital de Concepción.

La causa patriota

Los Urrutia asumieron, con temprana decisión, la causa de la Independencia. Con razón se le ha llamado al fundador “el suegro de la Independencia”. Porque lo fue del precursor Juan Inocencio Martínez de Rozas Correas (1758-1813) y del coronel Rafael de la Sotta Manso de Velasco (1775-1818), el primero en comandar en Lenga y Talcahuano la defensa armada de la naciente Patria, y quienes fueron casados con sus hijas María de las Nieves y María Josefa, respectivamente. Los hijos de Urrutia Mendiburu no lo hicieron menos y, así, el cuarto, Antonio (bautizado en Concepción en 1775 y fallecido después de 1852), pese a haber formado parte, como oficial, de la Guardia de Corps del Rey en El Escorial, una vez de regreso a Chile fue diputado del Primer Congreso Nacional de 1811 y cercano amigo de los próceres José Miguel Carrera y Bernardo O’Higgins. El octavo, Juan de Dios Urrutia Manzano (1786-1860), fue teniente de caballería, procurador y alcalde patriota de Concepción, y suscriptor de la Constitución de 1822. Además, por sobre los techos de las casas de la familia, frente a la Plaza de la Independencia, tuvo lugar en 1814 el singular “Combate de los Tejados”, descrito por el historiador Fernando Campos Harriet en “Leyendas y Tradiciones Penquistas”. En el servicio público Ya en la República, los integrantes de esta familia cumplieron diversas tareas de servicio público. Entre ellos, el bisnieto Luis Urrutia Rozas (1851- 1916), abogado, diputado, regidor decano y presidente del Cabildo de Concepción, fundador de la Cuarta Compañía de Bomberos (la que aún lo recuerda en su aniversario) y superintendente del Cuerpo hasta 1916. Fue, además, presidente de la Sociedad de Instrucción Primaria y fundador del Banco de Concepción y de la Sociedad Agrícola del Sur. Casado con Aurora Manzano Benavente, tuvieron 16 hijos. Su hermano, Ignacio Urrutia Rozas (1856-1931) fue un héroe en la Guerra del Pacífico, ayudante del general Baquedano y comandó la caballería en el combate de Ate que precedió a Chorrillos. Su primo, Enrique Palacios Mendiburu (1850-1879) fue el último comandante peruano del Huáscar, falleciendo en la ambulancia chilena a causa de sus heridas sufridas en Angamos. En la siguiente generación destacó en la vida pública Luis Urrutia Manzano (1876-1933), alumno del Liceo de Hombres y del Curso Fiscal de Leyes de la ciudad. Alcalde de Concepción en 1921, durante el período en que se elegían tres titulares, cargo que compartió con los vecinos Justo Pastor Carrasco Melo (1870-1939) y Abraham Romero Garrido (1885-1974). La notable convivencia política entre ellos se aprecia ya que cada uno de los alcaldes pertenecía a uno de los tres partidos políticos más importantes de la época: radical, liberal balmacedista y conservador, respectivamente. Fue además, teniente de reserva del Ejército, integrante de la Corte de Apelaciones, Intendente de la provincia (1924), miembro de la Junta de Beneficencia, administrador ad honorem del Hospicio, director de la Universidad y presidente del Club Concepción. También, su hermano Zenón (1881-1945), diputado en dos períodos, alcalde de Concepción (1927- 1930), miembro de la Junta de Beneficencia, presidente de la sociedad Puente Bío Bío y director de la Universidad, dejó “una huella de laboriosidad después de haber reorganizado los servicios municipales, prestando atención preferente a la salubridad y urbanización de la ciudad”; fue el padre de Zenón Urrutia Infante (1908-1975), diputado conservador por Concepción (1941-1945) y destacado historiador penquista. Quien permaneció siempre en la ciudad, siendo una de sus figuras más características, fue Gabriel Urrutia Manzano (1890-1958), cónsul de Venezuela y director de la Universidad, padre de Gabriel Urrutia Haschke, dirigente nacional de la Juventud del Partido Liberal, abogado en Chillán y miembro correspondiente de la Sociedad de Historia de Concepción.

Una figura nacional

Un penquista protagonista importante de la vida nacional fue Ignacio Urrutia Manzano (1879-1951). Graduado de guardiamarina a los 16 años y con la primera antigüedad, recibió instrucción en Inglaterra. Como hidrógrafo levantó cartas de los canales magallánicos; incluso en esa zona existen las islas Urrutia. Posteriormente fue un progresista agricultor y alcalde de Parral. Desde 1925 fue elegido por dos períodos diputado independiente, siendo decidido opositor durante el primer gobierno del Presidente Carlos Ibáñez. En 1932 fue ministro de Defensa del gobierno de Juan Esteban Montero y posteriormente elegido senador (1933-1941) y Presidente del Senado (1933-1934; 1935-1936), donde diversas de sus iniciativas se concretaron en leyes sobre libertad de prensa, reconocimiento y protección de los Veteranos del 79, ferrocarriles, obras de alcantarillado en barrios populares y ayuda a huérfanos. Dotado de un firme carácter proyectó tambié su criterio de defensor de las libertades públicas y conciliación. Notablemente fue uno de los últimos hombres públicos de Concepción en ser considerado como posible candidato a la Presidencia, a iniciativa de personeros del Partido Liberal que propiciaban superar la crisis de convivencia de los años treinta. El propio diario “El Sur” preconizaba la candidatura, destacando “su conocimiento exacto de los más importantes problemas, junto con su capacidad y estudio que dedica a los intereses permanentes del país”. En la familia Urrutia se recuerda que, no obstante sus apoyos, “la precandidatura se extinguió en la casa de Barros Arana 1037. La oposición de su esposa, Ludmila de la Sotta Benavente, “la Veque”, fue al respecto irreductible”. Algunos de sus descendientes desempeñaron también cargos de elección popular, como Ignacio Urrutia de la Sotta, diputado por tres períodos y vicepresidente de la Cámara (1964), y su bisnieto, Ignacio Urrutia Bonilla lo es actualmente por Cauquenes y Parral.

Presidentes supremos

En el Poder Judicial, ya en el último tercio del siglo XX, dos familiares ocuparon sucesivamente el cargo de Presidente de la Corte Suprema, Ramiro Méndez Brañas (nacido en Talcahuano en 1902 y fallecido en 1993), entre 1968-1972, y Enrique Urrutia Manzano (1900-1991), exalumno del Liceo de Hombres y de la UdeC, hijo ilustre de la ciudad y quien desempeñó el mismo cargo en los difíciles años 1972-1976.

Visión familiar futura

Desde el Menlo College de California, Estados Unidos, Carlos López Urrutia, el destacado historiador, economista, doctor en Estudios Latinoamericanos y autor de quince obras, tales como “Historia de la Marina de Chile” (1968) y “La Guerra del Pacífico” (2003) visualiza a su familia “como una sucesión de hombres y mujeres de trabajo, sobrios, responsables y con un gran sentido cívico, a la vez que de caridad cristiana envuelta en la modestia y el silencio. Responsabilidad que los descendientes deben asumir”. Y, desde la Región del Biobío, uno de sus más jóvenes exponentes Rafael Urrutia Bunster, exalumno del Colegio de los Sagrados Corazones de Talcahuano, ingeniero civil, administrador de “Milahue”, en Bulnes, y quien en cumplimiento abnegado de su familiar espíritu de servicio como voluntario del Cuerpo de Bomberos de Santiago, sufrió un grave accidente, expone que el futuro familiar lo ve “en la continuidad, con nuevas formas, del espíritu de servicio a los demás y en la gran unidad que los caracteriza”, la cual simboliza en su ahijado Rafael Avelino León-Urrutia, el más nuevo de sus integrantes.

=Referencias

Articulo del Diario el Sur, domingo 10 de junio de 2007 http://www.elsur.cl/edicion_hoy/secciones/articulo.php?id=92987&dia=1181448000