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Usuario:Gurutzearen martin/Taller

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Flavio Dídimo (mediados o finales del s. IV - Arlés, 409) fue un terrateniente y patricio hispanorromano, sobrino del emperador Teodosio y primo de los emperadores Honorio y Arcadio que, junto a su hermano Veriniano, trató de defender Hispania de las tropas del usurpador Constantino III.

Biografía

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Se conoce muy poco sobre este hombre. Se comenta en algunas fuentes que podía estar encargado de la administración de las propiedades de la familia imperial en Hispania y, más concretamente, en la Gallaecia.

(Constantinus) misit in Hispanias iudices: quos cum prouinciae oboedienter accepissent, duo fratres iuuenes nobiles et locupletes Didymus et Uerinianus non assumere aduersus tyrannum quidem tyrannidem sed imperatori iusto aduersus tyrannum et barbaros tueri sese patriamque suam moliti sunt. quod ipso gestae rei ordine patuit. Nam tyrannidem nemo nisi celeriter maturatam secrete inuadit et publice armat, cuius summa est assumpto diademate ac purpura uideri antequam sciri; hi uero plurimo tempore seruulos tantum suos ex propriis praediis colligentes ac uernaculis alentes sumptibus nec dissimulato proposito absque cuiusquam inquietudine ad Pyrenaei claustra tendebant. Aduersus hos Constantinus filium suum —pro dolor!—ex monacho Caesarem factum, cum barbaris qui quondam in foedus recepti atque in militiam allecti Honoriaci uocabantur, in Hispanias misit. Hinc apud Hispanias prima mali labes.
«(Constantino) envió a las Hispanias gobernadores (iudices): como las provincias los hubieran aceptado obedientemente, dos jóvenes hermanos, nobles y ricos propietarios, se dispusieron no a asumir la tiranía frente al tirano, sino a protegerse a sí mismos y a su patria contra el tirano y los bárbaros en beneficio del emperador legítimo, lo que quedó patente por el mismo orden de los hechos. En efecto, nadie se apodera de la tiranía y aparece en público con su ejército si no lo hace con rapidez, después de haberlo tramado en secreto; el éxito reside en ser visto revestido de la diadema y la púrpura antes de ser descubierto. Estos, sin embargo, después de reunir durante mucho tiempo esclavos jóvenes solamente de sus propios dominios, manteniéndolos a expensas de sus casas, se dirigían hacia los desfiladeros del Pirineo, sin disimular su propósito ni inquietar a nadie. Contra éstos Constantino envió a las Hispanias a su hijo Constante —¡oh dolor!— de monje hecho César, con bárbaros que, acogidos en otro tiempo en alianza y admitidos en el ejército, eran llamados Honoriacos. Aquí comenzó la caída de las Hispanias.
Or., Historia, VII, 40, 5-7