Usuario:GarciaLopezLuisGaspar

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Definición[editar]

El graffiti son varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre propiedades públicas o privadas ajenas (como paredes, vehículos, puertas y mobiliario urbano, especialmente pistas de skate).Tambien es considerado como Arte. Es uno de los cuatro elementos de la cultura hip hop.

Historia[editar]

A finales de los sesenta los adolescentes en la ciudad de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios, aunque en realidad utilizaban pseudónimos, creandose así una identidad propia en la calle. Estos chicos escribían para sus amigos o incluso para sus enemigos. Quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más conocido por todos sea el de Taki 183, un chico de origen griego que a la edad de 17 años comenzó a poner su apodo. Su verdadero nombre era Demetrius (de ahí el diminutivo “Taki”) y 183 era la calle donde vivía (poner el nombre de la calle fue un elemento usado por muchos más escritores). Taki trabajaba como mensajero y viajaba constantemente en el metro de un lado a otro de la ciudad. En el trayecto estampaba su tag (firma) en todos los lados, dentro y fuera del vagón. El no lo consideraba como algo malo, de hecho respondía así a las preguntas que le formularon en una entrevista en el New York Times: “Simplemente es algo que tengo que hacer. Trabajo, pago mis impuestos y no hago daño a nadie”. Estos actos le convirtieron en un héroe y poco después cientos de jóvenes empezaron a imitarle.

Algunos de los escritores también destacados de aquella época fueron: Frank 207, Chew 127, Julio 204, Bárbara 62... En principio no buscaban estilo, sólo querían aparecer por todos los lados. Es a partir de aquí cuando surgió el boom y cientos de adolescentes comenzaron a poner su nombre por toda la ciudad, haciéndose necesaria la creación de un estilo, tanto en la caligrafía, como en los métodos de ejecución o incluso los lugares utilizados para dicho fin. Por ejemplo, Soul 1, un escritor de la zona de Manhattan, se dedicó a escribir su nombre a media altura en los laterales de los edificios. Tracy 168 citaba: “Eran inalcanzables para el resto de los humanos. Parecía que podía volar”. También podríamos destacar la anécdota de Bama, cuyo deseo por superar a los demás en cuanto a emplazamiento de sus pintadas le llevó a intentar escribir su nombre en lo alto de una montaña situada en el norte del estado de Nueva York. Cual sería su sorpresa cuando al apartar los ramajes y limpiar la superficie vió que se le habían adelantado: “¡Mierda!”. Se lamentaba el muchacho. Un caso muy sonado fue el de Seen al pintar su nombre en letras gigantescas en el mismísimo letrero de la colina de Hollywood. En cuanto a la caligrafía, en principio se utilizaba una bastante legible, hasta la llegada a Nueva York de un graffitero de Filadelfia llamado Top Cat, quien afirmaba que todo lo que sabía sobre graffiti lo había aprendido en el legendario pan de maíz de Filadelfia. Escribía su nombre en letras finas y alargadas muy juntas. Eran difíciles de entender, pero precisamente esto las hacía destacar de las demás y llamaban la atención del resto, por lo que un gran número de escritores de Manhattan adoptaron su estilo y lo bautizaron como “Broadway Elegant”. Como contra, algunos escritores de Brooklyn inventaron su propio estilo, que consistía en letras más separadas adornadas con corazones, flechas, espirales... Y, por supuesto, el Bronx también tuvo su periodo de popularidad de estilo cuyo resultado era la mezcla de los dos anteriores. Aunque hay que decir que al final cada escritor optó por la creación de su propio estilo. Llegó un momento en el que el amasijo de firmas era tal, que surgió la necesidad de concentrarse en el tamaño y color de las letras, surgiendo así los primeros tags con “outline” (filete o línea de borde) iniciados por Super Kool y que más tarde Phase 2 perfeccionó dando como resultado unas letras más gordas perfiladas y coloreadas: bubble letters o letras pompa. De aquí posteriormente nacieron los ya famosos throw up o vomitados, que como su nombre indica, son piezas espontáneas y de realización rápida. Otro tipo de letras son las block letters, perfectamente legibles similares a los rótulos. Pero el afán competitivo va más allá, y la obsesión por conseguir popularidad y respeto llega a una complejidad artística tal que las letras empiezan incluso a ser difíciles de entender, culminando así en el estilo más genuino del Bronx: Wild style o estilo salvaje.

Ya a finales de los setenta, el graffiti alcanza sus cotas más altas con la incorporación de imágenes de la iconografía popular tales como personajes de cómic o dibujos animados, e incluso retratos y autorretratos en forma de caricatura (estas influencias se verán más adelante en un apartado especial). Con la incorporación de estas imágenes aparecen en escena las complejas master pieces (piezas maestras), que además de hacer distinguir a los grandes maestros de los principiantes, amplían de manera considerable el tamaño de las obras. La comunidad del writing arde de expresividad, y esto lleva a un estado de competitividad feroz que se traduce en el auge de las conocidas Guerras de estilo (Style Wars) para nada violentas. Esta competición desemboca en las alianzas entre escritores. Es un momento muy importante, puesto que nos encontramos ante el nacimiento de las crews (pandillas, grupos). Su objetivo es la de hacerse más fuertes y así conseguir el respeto de los demás. Hay que tener en cuenta de que el hecho de que haya más miembros de un mismo grupo poniendo el mismo nombre facilita el acto de “dejarse ver” (gettin’ up).


BOICOT

Esta época de esplendor no durará eternamente. En los primeros años de los ochenta, la MTA (Metropolitan Transit Authority) de Nueva York, comienza su encarnizada lucha contra el graffiti. Se denomina a los escritores como buffs (entusiastas) y se comienzan a tomar medidas tales como instalar nuevas vallas más sofisticadas en las cocheras de los vagones de metro, recubrir los vagones con pintura resistente, aumento de la vigilancia... Esto empieza a hacer flojear el graffiti de algún modo. Algunos escritores buscarán artimañas para seguir adelante en esta particular lucha. Otros buscarán otras alternativas, una de ellas es la de cruzar el Atlántico rumbo a Europa, dando a conocer esta subcultura en el viejo continente (este hecho es uno de los componentes de la posterior difusión de esta cultura en nuestro continente, aparte de otras, especialmente las favorecidas por los medios de comunicación). Aparte de la particular guerra con la MTA, aparece un nuevo personaje en el bando de los malos ejerciendo el papel de villano y contribuirá también al declibe de writting. Hablamos del crack que se adueña de la Gran Manzana y por si fuera poco esta droga letal no viene sola, sino que trae consigo todo lo que rodea a un mercado negro: Violencia y dinero.

Es una época en la que un arma de fuego es algo al alcance de cualquiera, y esto, de algún modo, cambia la mentalidad y el espíritu de muchos. Pero esto no es todo, se empiezan a promulgar leyes restringiendo la venta de pintura a los jóvenes, se obliga a los vendedores a guardar la pintura bajo llave y se endurecen las penas contra los escritores de graffiti.La gota que colma el vaso es sin duda el hecho más perjudicial. No basta con tener a las autoridades en contra sino que la propia sociedad e incluso los medios de comunicación (a través en muchos casos de campañas políticas) empiezan a volverse contra ellos. Surgen brigadas e incluso asociaciones de vecinos antigraffiti que promueven campañas, carteles... Surgen anuncios en televisión y en la prensa intentando concienciar del mal que las pintadas producen en la sociedad. Todo esto hace a los escritores mucho más territoriales y agresivos. Este aparente declive no es otra cosa que una etapa de respiro de la inminente llegada de que se nos viene encima: un segundo boom.


HIP-HOP

A mitad de esta década de los ochenta nos encontramos ante un periodo que podríamos denominar como una fase de supervivencia. Cuando todo parece ya perdido con la MTA como dueña y señora de la situación y la Transit Police en plenitud de fuerzas, cuando los tags, throw ups y demás elementos empiezan a escasear de manera alarmante o bien están tan escondidos que nadie los ve, aparece el nuevo héroe de la película que rescatará al graffiti de esta oscura fosa. La explosión a mediados de los ochenta del movimiento Hip-Hop reaviva la llama de la neoyorkina cultura del writing. Esto anima de nuevo a los adolescentes. Todos quieren ser b-boys (seguidores del hip hop). Los writers acompañados ahora por los breakers (bailarines de breakdance) y los Mc’s (cantantes de rap), están otra vez en el disparadero. Desde la Costa Oeste (California) llegan las noticias de la relativa facilidad para pintar trenes de mercancías, lo que animará a muchos escritores a coger sus latas (aunque muchos puristas neoyorkinos verán mal el graffiti en los mercancías).


También fomenta la resurrección del writing de forma inconsciente el acto de que la MTA empiece a retirar vagones averiados (trash trains) a cocheras para chatarra en Brooklyn, lo que hace que los apasionados del metro vuelvan a la carga impulsados por la esperanza de revivir los viejos y mejores tiempos, o por el simple hecho de tener una foto con su pieza en un vagón de metro neoyorkino. Sea como sea el writing resurge de entre sus cenizas, aunque los viejos tiempos nunca volverán.


EUROPA

El movimiento europeo iniciado a mediados de los ochenta nos trae en principio al graffiti dentro del paquete Hip-Hop, es decir, llega junto a otros dos elementos de este movimiento, en principio el break-dance y más tarde el rap, aunque con el tiempo éste tendrá su evolución propia dentro de esta cultura. Empiezan las giras de escritores americanos por Europa así como las de europeos por la meca del graffiti, donde este arte se va adueñando e instalándose en las calles, apropiandose de las paredes y las canchas de deporte de la ciudad, siguiendo esta costumbre en la actualidad: Piezas conmemorativas, homenajes a las víctimas del SIDA y de la violencia. A esto le sigue la proliferación de los fanzines de graffiti, que pasan de ser de fotocopias en blanco y negro a revistas a todo color e incluso a editarse como publicaciones desde el punto de vista legal y, como no, el último gran salto: El graffiti en Internet, donde infinidad de páginas recogen todo tipo de fotos y textos, reportajes, entrevistas a personajes, webs dedicadas a un sólo grupo o incluso a un sólo escritor, páginas de la vieja escuela, páginas de graffiti en trenes, chats, foros y un largo etcétera.


Todo esto y mucho más (eventos, concursos, programas, los cada vez más frecuentes anuncios en televisión, festivales, portadas de discos...) expanden y consolidan este arte de la calle pese al esfuerzo inútil de las autoridades (siendo incluso a veces ellas promotoras y financiadoras de muchos de los eventos y/o actividades) llegando incluso hasta las galerías de arte o generar dinero a sus autores. Los cada vez más espacios cedidos para practicar este acto de manera legal fomentan por un lado el desarrollo e integración del fenómeno en la sociedad y la decepción e inconformismo de los más puristas por otro. Sólo decir que el arte del writing ha pasado, queramos o no, a formar parte de nuestras calles, nuestros barrios, nuestras ciudades... En definitiva, de nuestras vidas, en un mundo en el que el poder de la imagen está a la orden del dia.


Antecedentes en la Antigua Roma

El grafiti comenzó desde la época romana, donde estos tenían la costumbre de escribir en los muros sobre asuntos políticos, insultos, etc. En épocas modernas como los marineros y piratas en sus viajes al pisar tierras desconocidas dejaban sus iníciales gradas en rocas o grutas.

Años 1960

En Filadelfia, Estados Unidos, Cornbread comenzó a dibujar en los murales para llamar la atención de una joven que profesaba su amor por ella por medio de sus firmas. Esto le hizo ganar fama, y se le otorgo una corona por sus firmas. A finales de los años 60, en 1667 grupos de graffiteros o dibujantes ponían su nombre en edificios y paredes en toda la ciudad, esto fue comenzado por la raza negra, que fue una forma de expresarse para ellos. Dibujaban las paredes el signo de la paz, insultos políticos y sentimientos de rechazo al racismo.

Archivo:HISTORIA GRAFFTI 2.JPG

Comienzos del Graffiti en Tijuana y en la República[editar]

El Graffiti en México arranca en Tijuana, siendo frontera con Estados Unidos, lugar perfecto para el intercambio cultural, siendo los “cholos” quienes se apropiaron de esta expresión con la influencia de los muralistas chicanos.

En México los “cholos” es esa persona amante de la vida urbana en forma de pandillas. Se clasificaría dentro de este grupo a los Mara Salva trucha. Aunque también llega a utilizarse "cholo", son aquellos asesinos psicomaniacos que emigran a los E.U.A con fines de dominar el mundo.

Sin embargo fue luego en Guadalajara donde el Graffiti Mexicano se desarrolló con más intensidad, creando la vieja escuela de graffiteros de México y una de los primeros estilos de dibujos.

En Aguascalientes también se dio una gran escena de Graffiti, ya que es una ciudad en constante recambio de población, y por lo tanto de culturas.

En la ciudad de México el Graffiti se desarrolló sobretodo en alrededores de la capital debido a la crisis económica y movimiento de la población, teniendo un importante papel en su desarrollo las pandillas, con quienes se dio una primera oleada de graffiteros. En un principio el Graffiti era territorial, pintaban solo en sus barrios “apropiándose” así de ellos, comprometiéndose a no pintar barrios de otras crews o bandas, ya que era considerado una falta de respeto y una provocación.

Tipos de Graffiti[editar]

El graffiti se divide en dos tipos: Legales e Ilegales

Legales[editar]

Se expresan solo en los Murales. Los graffiteros son artistas incomprendidos y de esa forma muestran sus sentimientos y formas de pensar por medio de mensajes envueltos en letras y colores.

Ilegales[editar]

Son lo que vemos en nuestra vida cotidiana que son los que invaden a propiedades ajenas tales como hospitales, escuelas, casas habitación, locales, camiones, teléfonos públicos, etc. Se considera delito porque causa daños en los lugares públicos donde la sociedad se establece.

Aprehensiones[editar]

En Baja California, el graffiti está considerado como un delito por daño a propiedad ajena, y quienes cometan este tipo de faltas podrían alcanzar una pena de tres a seis años de prisión y una fianza acorde a los daños causados por sus pintas.

De acuerdo con datos proporcionados por las autoridades municipales, hasta el pasado 12 de abril, la Policía Preventiva había detenido a 400 jóvenes, quienes fueron turnados al Ministerio Público del Fuero Común para enfrentar los cargos.

El pasado 9 de julio, agentes de la Policía Municipal detuvieron en fragrancia a Alejandro Sánchez Romero, de 19 años, que por efectuar pintas en una céntrica negociación, fue turnado al Ministerio Público por el delito de daño en propiedad ajena.

Sánchez Romero es considerado el número uno en la lista de "graffiteros", pues su rúbrica aparece infinidad de veces en los edificios públicos, los anuncios espectaculares y los principales puentes de la ciudad.

En su declaración, Sánchez Romero manifestó pertenecer al Club DMK, y aceptó haber graffiteado, con su pinta característica, todos los puentes de los municipios de Tijuana y Playas de Rosarito.

También aceptó la responsabilidad por pintas en edificios públicos como el Centro Cultural Tijuana (Cecut), además de inmuebles de diferentes comercios y casas habitación, por lo que en suma, acumula 150 denuncias.

Otro caso es el de Edgar Omar Estrella Aceves, de 21 años, un ex boxeador identificado como "El Grape", y considerado el número dos en la lista de "graffiteros". Estrella Aceves es similar al de Sánchez Romero, con un número indeterminado de denuncias por las pintas efectuadas en edificios públicos y particulares.