Usuario:Gabriela Ponce Diego/Taller

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Encomienda Pani-Lamont[editar]

La encomienda Pani-Lamont es el proceso por el cual se renegocia la deuda externa en México durante el periodo después de la revolución mexicana, esta negociación se basa en la reducción por medio de desvincular la deuda de los Ferrocarriles Nacionales de México con la deuda pública federal, así como la incorporación a la misma deuda federal el adeudo de la institución del Estado de 1917 que llevaba por nombre Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura[1]

Antecedentes[editar]

La reanudación del servicio de la Deuda Externa, suspendida desde 1914, pasó por grandes etapas, recordemos que después de la 1910 tras el estallido de la revolución, el crédito del gobierno estuvo sujeto a condiciones extremadamente azarosas.

Para 1913 el general Huerta logró obtener un grupo de banqueros europeos y norteamericanos, apoyando la inversión extranjera, en este momento se le llama el boom bursátil en los mercados internacionales que precedió la primera guerra mundial.

Sin embargo, estos fondos se esfumaron muy rápido por lo que fue muy complicado recaudar fondos para el siguiente año 1914. En este momento se anuncia así la suspensión de pagos, motivo que puso a México en el radar Latinoamericano, ya que fue el único país del continente americano que suspendió pagos totalmente en esa época.

El monto de la deuda en ese momento era grande, en total consistía de unos 300 millones de dólares de deuda federal, además de otros 300 millones de bonos de la empresa Ferrocarriles Nacionales de México en manos de inversores extranjeros. Si bien la tasa de interés promedio anual era del 5% sobre el total, implicando que los pagos fueran de aproximadamente 30 millones de dólares anuales, a lo cual había que agregar también unos 4 millones de dólares en pagos escalonados de amortización. En este momento al ver el gobierno Mexicano que la deuda crecía a pasos gigantes se tuvo implementar la suspensión de pagos, elevando así el tamaño de la deuda a cifras enormes, no fue hasta el 6 de junio de 1922, que se hizo de acuerdo con el convenio de Lamont-de la Huerta, pactado durante el gobierno de Álvaro Obregón.[1]

En que consistía la encomienda[editar]

En este punto la sucesión presidencial en México trajo consigo la oportunidad de continuar las conversaciones con Alberto J. Pani, que en ese momento desarrollaba el puesto de secretario de Hacienda, todo esto se genera a principios de 1925 en New York, Pani en este año se encarga de hablar con Lamont sobre temas de interés nacional, en especial de la posibilidad de un empréstito de 60 millones de dólares, así como de una revisión de la deuda de 1922.

Dicho empréstito Pani lo formuló de la siguiente manera:

  • 25 millones de dólares que se destinarían para el pago de los déficits presupuestarios, dividendo también en dos partes lo restante.
  • 17.5 millones de dólares para el pago de la deuda exterior
  • 17.5 millones de dólares para la creación de un banco único de emisión.

Sin embargo, dichas ideas no pudieron completarse por desacuerdos, a causa del descontento del comité, este consideraba la cantidad solicitada como descomedida; ellos estaban dispuestos a brindarle solamente 20 millones de dólares, es decir, solo querían darle lo correspondiente al pago de la deuda.

El comité de ninguna manera le agradó la idea de la creación de un banco único de emisión, consideraban una inatención por parte de Pani, dicho plan lo notaban como una distracción y de que no era de carácter urgente.

Ante el fracaso de la idea de Pani, el 20 de agosto declara la reanudación de los pagos de la deuda así como el establecimiento de un Banco Único, que sería sin apoyo extranjero.

En este punto se da la impresión que Pani usó como estrategia la solicitud de un empréstito, puesto que se buscaba conseguir una reforma favorable del gobierno convenio de 1922, la cual se confirma más adelante, puesto que para el convenio del 23 de octubre de 1925 se logra.

Para este punto Alberto Pani en el convenio de 1925 se apoyó primero en la continuación de los pagos de la Deuda Exterior, sin tener que llegar a dar grandes pagos inmediatos, y segundo buscaba la continuación de las obligaciones futuras de la deuda, para ello implementó la desvinculación de las deudas de los Ferrocarriles Nacionales de México de la deuda pública federal, y realizando el cambio de los bonos de la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura.

Dicho plan logró bajar así a menos de la mitad todas las obligaciones futuras con respecto al anterior convenio. Logrando que la deuda pública disminuyera aproximadamente de 1,500 a 890 millones de pesos[2]

El convenio de 1925 resultó en el retiro de la deuda de los ferrocarriles con excepción del interés de los años 1923 al 1925, que eran de aproximadamente 63,964,674 millones de pesos, y en consecuencia incorporó los bonos de la Caja de Préstamos de 1908.

Como segundo punto se logró que los fondos de 1924 y 1925 se iban a diferir y terminaran de pagar en un tiempo máximo de ocho años, con un interés anual del 3%, que aproximadamente era lo equivalente a 75 millones de pesos oro.

Finalmente, el convenio disminuyó como efecto los fondos mínimos de 1926 y 1927, dados de la desvinculación de la deuda ferrocarrilera, estos iban aproximadamente de $21,385,60 y 22,023,803 millones de presos respectivamente.

Dada la desincorporación de los más de 300 millones de pesos de la deuda ferrocarrilera, el gobierno mexicano se comprometió en regresar los ferrocarriles a las empresas propietarias en diciembre de 1925. Para este momento los ferrocarriles ya comenzaban a operar en manos capitales privados, al hacer esta acción se buscaba que se cubriera las obligaciones de pagos que era de aproximadamente 11,279,695 millones de dólares anuales.

Ahora bien, para el caso de la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura, se veía que sus bonos eran de 50 millones de pesos en valores nominales, estos presentaban la característica de garantía por parte de la federación, sin embargo dicha caja se encontraba en planes de liquidación, puesto que los Hacendados, personajes que componían esta institución, no habían realizado los pagos correspondientes, por lo cual el gobierno mexicano tenía que hacerse cargo de la deuda, en cambio la caja tendría que renunciar en favor del gobierno a sus propiedades, tales como terrenos, hipotecas, etc.

Como consecuencia de esta decisión se realizó un canje de los antiguos bonos de la caja por los nuevos que incluían a la deuda pública solo que estos no se emitieron (Méndez,op,pp147-148). Sin embargo, el gobierno compró en el mercado bonos a precios inferiores a 56% de su valor nominal e interés, obteniendo así una enorme economía y pudiendo disponer de los cuantiosos bienes de dicha Caja con valor nominal de 3,122,900 millones de dólares, quedando así en circulación aproximadamente 21,877,100 dólares.

Dichas decisiones que tomó Pani para la renegociación de la Deuda fue su pensamiento, ya que el no creía en la multiplicación milagrosa de los panes o en la posibilidad de tomar falsos atajos para lograr el bienestar social.

El creía en cambio en el establecimiento de instituciones que garantizarán seguridad a los capitales, para que, dentro de un marco de competencia, invirtieran en el desarrollo del país proporcionando empleos bien remunerados a sus habitantes.

Recordemos que los regímenes de Obregón y Calles contaron con Alberto Pani, un hombre forjado en la Revolución, preocupado por la justicia social, la democracia y la honestidad, que, con una mente brillante, capaz de crear instituciones que harían a sus gobiernos viables económicamente y capaces de llevar a cabo las demandas de la Revolución.

Finalmente, Pani creía que el manejo de una política monetaria, ni deflacionaria, ni inflacionaria, el establecimiento de un sistema fiscal, equitativo que. Garantizara al Estado los fondos necesarios para realizar los proyectos de educación, salud, irrigación, carreteras, etc, que el progreso del país requería, y la aplicación de los artículos constitucionales de 27 y 123 estimularían a la inversión reproductiva de capitales y extranjeros a construir la gran masa de su población con asalariados humanamente tratados y pequeños propietarios que también trabajen y a hacer evolucionar el Nuevo Régimen, hacía una republica de trabajadores, fuete y rica, en la que cada ciudadano obtenga de la suma total de bienestar conquistado por la colectividad y sobre el nivel mínimo de una vida decorosa, la parte proporcional a su propia aportación de esfuerzo, de inteligencia y de economía.[3]

Referencias[editar]

  1. a b Marichal, Carlos; Ludlow, Leonor (1998). Un siglo de deuda publica en México. Instituto Mora COLMEX. Consultado el 23 de septiembre de 2022. 
  2. Gómez, Aurora (2002). La política económica del nuevo régimen. Alberto J. Pani 1923-1927, 1931-1933. Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Históricas. p. pp. 381-412. Consultado el 23 de septiembre de 2022. 
  3. Bazant, Jan (1995). Historia de la deuda exterior de México. El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos.