Usuario:Fernando080/Taller

De Wikipedia, la enciclopedia libre

INTERACTUANDO CON LA RED

CIBERBULLYING: Ciberbullying es un término que se utiliza para describir cuando un niño o adolescente es molestado, amenazado, acosado, humillado, avergonzado o abusado por otro niño o adolescente, a través de Internet o cualquier medio de comunicación como teléfonos móviles o tablets.

Se caracteriza por que el acoso se da entre dos iguales, en este caso, menores. Es importante distinguirlo, ya que existen otras prácticas en la que se involucran adultos y que se denominan simplemente ciberacoso o acoso cibernético, con las consecuencias legales que tienen los actos de un mayor de edad en contra de un menor.

El ciberbullying no es algo que ocurra una sola vez y además se presenta de distintas formas, desde insultos, discriminación o burla sobre características físicas, forma de vestir, gustos, hacer pública información o fotografías que avergüenzan a la víctima, robo de identidad y suplantación, hasta amenazas de daño físico y otros cargos que pueden ser tipificados como delincuencia juvenil.

Algunas formas de ciberbullying son:

  • Acoso por mensajería instantánea (Whatsapp, Messenger, Facebook, SMS);
  • NO AL CIBERBULLYING
    Robo de contraseñas;
  • Publicaciones ofensivas en Blogs, foros, sitios web y redes sociales como Facebook, Twitter u otras;
  • Encuestas de popularidad para humillar o amedrentar.}

SEXTING: Lo llaman «sexting» y es el fenómeno de fotografiarse en actitud provocativa para enviar las imágenes a alguien de confianza. Desde hace varios años, este hecho se va extendiendo entre los jóvenesgracias a las redes sociales y aaplicaciones de mensajería efímera tipo Snapchat, que prometen que un mensaje se autodestruye pasado un cierto tiempo, lo que ofrece una garantía de mandar imágenes subidas de tono de forma privada.

Y es que, con la popularización de las nuevas tecnologías, el uso del «sexting» -contracción de sex y texting- centre los adolescentes se expande cada vez más. En un principio comenzó haciendo referencia al envío de mensajes de naturaleza sexual y con la evolución de los teléfonos móviles, ha derivado en el envío de fotografías o vídeos de contenido sexual.

Esta práctica puede causar graves daños psicológicos a los jóvenes que en la mayoría de los casos desconocen el destino final de sus fotografías íntimas, según expertos en psicología, quienes advierten que se trata de una práctica de alto riesgo.

Casi un 10% de los jóvenes de entre 10 y 16 años han recibido fotos cargadas de erotismo. Las intercambian por fanfarronería, por seducir o porque sus parejas se lo piden para generar morbo y excitación. El problema viene cuando el que las recibe decide difundirlas entre amigos o colgarlas en internet, tal vez derivada de una ruptura y por despecho.

NO SEAS VICTIMA DEL SEXTING

Pero esto puede generar consecuencias legales. Los menores que se fotografian y las difunden pueden ser acusados de producción y distribución de pornografía infantil y evitar así las secuelas psicológicas.

1) No accedas a chantajes.

2 Evitá contactar con desconocidos.

3)  Denunciá el Sexting.

4) No compartas información o fotografías comprometedoras.

5) Si te piden, nunca envíes ni te saces fotografías que pudieran afectar tu reputación.

6) Deberás saber que tus fotografías pueden ser interceptadas por terceros.

7 ¿Quiénes exactamente reciben tus fotografías?

8 ) Si enviaste una imagen, no lo vuelvas a hacer, será una cadena que jamás terminará.

9)  Bloqueá tus fotografías de las Redes Sociales, tal vez algunas sean comprometedoras y podrían afectar tu reputación en un futuro cercano.

10) Si sabés de alguien que está enviando o recibiendo fotografías, explícales el peligro, así estarás evitando que se propague esta práctica.

HUELLA DIGITAL: Cuando hablamos de huella digital en Internet, nos referimos al rastro que dejamos al navegar e interactuar con la red. Con la evolución de las tecnologías de la información y la comunicación, prácticamente cualquier persona utiliza Internet para llevar a cabo cualquier actividad, el rastro que dejamos en aquellos lugares por los que vamos pasando, es lo que se conoce como huella digital.

Con el paso del tiempo, los ciudadanos hemos adaptado nuestra vida a los entornos digitales, sin reparar en el torrente de información personal que vamos dejando al interactuar con los soportes electrónicos, navegar por internet o participar en las redes sociales.

Es por ejemplo, un error común entre los usuarios de redes sociales, que cuando subimos fotos, videos, comentarios, etc., a nuestros perfiles y luego, arrepentidos, los quitamos, el creer que así han desaparecido, pero nada más lejos de la realidad, ya que los buscadores que se dedican a registrar todo lo que aparece en internet ya han copiado la información, pudiendo así ser recuperable. Entramos en la red pensando que nadie nos ve, pero nuestra navegación deja un rastro imborrable.

Los expertos en seguridad informática, aseguran que los smartphones son nuestro principal registro de rastros digitales. Actualmente, los usuarios en sus teléfonos inteligentes, no solo guardan fotos personales, listas de contactos y archivos de trabajo, sino también el correo, las contraseñas y hasta las aplicaciones para interactuar con el banco u otras compañías a las que contratan servicios. Un simple robo de nuestro terminal, permitiría tener acceso a toda esta información.

Los gestores de las principales redes sociales no cesan de repetir que el usuario es libre de marcar la privacidad que desea tener y que puede eliminar los datos personales que quiera, pero en Internet todo está interconectado y sitios como Google o Archive.org registran la memoria de la red al completo, así que independientemente de las políticas de privacidad que adoptemos, cualquier dato personal subido alguna vez a la red ha quedado registrado en esta, lo que significa que si tu perfil de Facebook ha sido captado por alguno de estos buscadores mientras tenías colgada esa foto de la que te arrepientes, o ese comentario desafortunado que después has eliminado, ya es tarde, pues habrá quedado registrado.

Por tanto, aunque borremos una publicación, los proveedores de servicios de las aplicaciones se quedan con nuestra información. Y estas publicaciones no solo dependen de nosotros, sino también de nuestros amigos y conocidos en redes sociales que pueden etiquetarnos o publicar información personal, de ahí la importancia de configurar una correcta política de privacidad (en la medida que se nos permite) en los perfiles que tenemos activos.

¿Podemos borrar nuestra huella digital?[editar]

Como hemos visto, pese a que borremos aquella información personal que no deseamos compartir en Internet, esta permanece en la red por el simple hecho de haber estado colgada unos segundos, así que borrar nuestra huella digital es una ardua tarea, además de que en ningún caso se garantiza que esta información no deseada desaparezca por completo.

Existen diversos artículos en Internet que ofrecen una serie de consejos acerca de cómo podemos hacer desaparecer nuestro rastro de la red, pero quizás no haya que ser tan extremista, pues lo cierto es que no podemos vivir aislados del mundo que nos rodea.  Quizás lo más sensato sea hacer un correcto uso de las redes sociales e Internet aplicando unas correctas políticas de privacidad en nuestros perfiles y teniendo en cuenta algún que otro consejo, como los proporcionados por la Oficina de Seguridad del Internauta.

En conclusión, ser conscientes de que todo lo que publicamos en Internet permanecerá por años en la red pese a que lo borremos, siendo este el primer paso hacía una correcta configuración de nuestros perfiles públicos para determinar lo que realmente quiero que sepan de mí. Otro punto importante es transmitir estos conceptos a nuestro entorno, y sobre todo a los menores, que publican impunemente cualquier dato privado y pueden enfrentarse a problemas como los expuestos en el artículo Onlilne child grooming o propuestas telemáticas a menores.

NO EXPONGAS TU HUELLA DIGITAL

IDENTIDAD DIGITAL:

¿Cómo nos identificamos en internet?[editar]

Con el desarrollo de internet, cada vez compramos más online y accedemos a muchos servicios a través de la red. Por poner unos ejemplos, realizar la compra online o ejecutar operaciones bancarias desde la app móvil de tu banco es cada vez más común.

Ello es sin duda un gran avance, pero también supone retos importantes en cuanto a la seguridad de nuestra identidad digital y a la privacidad de nuestros datos personales en la red.

En ese sentido, uno de los principales retos es desarrollar sistemas para que cualquier persona pueda demostrar su identidad en el ámbito digital. Es decir, que cada quién pueda probar que es quien afirma ser cuando quiera comprar o acceder a un servicio online.

A partir de aquí surgen los conceptos de identificación y autenticación (o autentificación) online. Mientras que identificarse es decir quién eres, autenticarte es demostrar que eres quien dices ser.

Normalmente, para acceder a un servicio online, te identificas a través de tu nombre y/o email, y te autenticas a través de tu contraseña. Hemos hablado de ello con más detalle en nuestro post Cómo verificar la identidad digital de tus clientes.

Dado el aumento de la ciberdelincuencia en los últimos años, y en concreto el robo de identidades digitales, los sistemas de autenticación se están volviendo cada vez más sofisticados. Un ejemplo de ello sería el sistema de reconocimiento facial de Apple, Face ID.

Este sistema cambia la huella dactilar por el rostro para que los usuarios del Iphone X se puedan autenticar y acceder a su terminal, verificar pagos con Apple Pay o pagar en la App Store.


PRIVACIDAD DIGITAL: En un escenario donde el usuario es quien se pone a merced de los cibercriminales y a los criminales tradicionales, es necesario tomar conciencia de este cambio.

Por Matías Carrocera, analista de Comunicación y Negocios.

Estamos en un mundo en donde la información es poder. Información que en su mayoría transita o vive en un entorno digital y la mayor parte de las comunicaciones, ya sea entre personas, empresas o gobiernos, son por un medio digital. En este escenario, el gran número de dispositivos conectados a la red tiene un rol fundamental.

Según la consultora GSMA, en la actualidad ya hay más dispositivos móviles que personas en el planeta. Y si le agregamos la incontable cantidad de autos, ropa y electrodomésticos que estarán conectados a la red en los próximos años, podemos decir que todos estaremos literalmente expuestos a aquellas personas u organizaciones que quieran saber de nosotros: cibercriminales, hackers, agencias, anunciantes, gobiernos, entre otros.

El mundo planteado por George Orwell en 1984 ha dejado de ser una ficción para convertirse en una advertencia de en qué se puede transformar la sociedad si no se empieza a valorar la privacidad de los individuos. Basta ver la cantidad de casos de espionaje gubernamental que han salido a la luz desde Edward Snowden, ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) o Wikileaks, entre otros casos.

“Internet se ha vuelto indispensable para la libertad de expresión, el acceso a la información y el desarrollo económico. Es el primer medio en la historia del mundo en el que toda persona que esté conectada puede, no sólo recibir, sino también enviar y analizar información y opiniones libremente. Por consiguiente, debe protegerse”, sostienen desde la Organización independiente de Derechos Humanos Artículo 19. Es decir, esta plataforma se ha transformado en un arma de doble filo.

Aunque el lector se puede preguntar, ¿esto a mí en qué me afecta? La barrera online/offline prácticamente ha desaparecido, por lo que ocurre en un ámbito repercute directamente en el otro, incluido las cuestiones de seguridad.

“Vivimos en un mundo digital, enmarcados por una economía que es manejada por el conocimiento como moneda de cambio, hoy el nuevo patrón internacional de cambio es el IQ y no el oro. La posibilidad de preservar la privacidad y seguridad de los datos que manejamos se ha vuelto una necesidad propia de la economía del conocimiento”, explica Marcelo Lozano, Analista de Seguridad y Consultor.

En un escenario donde el usuario es quien se pone a merced de los cibercriminales y a los criminales (tradicionales), por eso es necesario tomar conciencia de este cambio. Por ejemplo, basta con no tener configuradas las políticas de seguridad de una red social para que cualquier persona tenga acceso a la información personal, como también tener información sensible (tarjetas de crédito, claves bancarias, etc.) en un dispositivo móvil el cual puede ser robado, extraviado o simplemente hackeado.

NO LA EXPONGAS

“El cibercrimen utiliza todo su poder vulnerar la seguridad y la privacidad para obtener conocimiento de valor para traficarlo en el mercado negro, solo las herramientas que son capaces de asegurar nuestro conocimiento son las que van a sobrevivir en un entorno tan hostil. Al fin y al cabo, la seguridad y la privacidad se sustentan en leyes de la naturaleza, la evolución”, agrega el analista.