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¿Vampiros en Valaquia? - Una explicación bioquímica de la leyenda de Agustín Adúriz-Bravo[editar]

miniaturadeimagen ¿Vampiros en Valaquia? - Una explicación bioquímica de la leyenda de Agustín Adúriz-Bravo--DanielSanhueza777 (discusión) 04:55 28 jun 2015 (UTC)


En la lectura se analizan cuáles son las características comúnmente asociadas a los vampiros y la vez son puestas en correspondencia con descripciones aceptadas como científicas basadas en una explicación bioquímica de la leyenda.La lectura permite reflexionar sobre lo que los epistemólogos llaman carga teórica de observación.

Seguramente alguna vez viste películas de vampiros. ¡Qué miedo dan! La imagen más conocida de los vampiros es la de unos hombres pálidos y siniestros con dientes largos y afilados. Vestidos con largas capas negras, salen por las noches a beber la sangre de la gente; eso los hace eternamente jóvenes. Habitan en castillos lúgubres. Despiertos de noche, duermen de día en ataúdes, ya que no soportan la luz solar. Tienen mucho pelo en las mejillas y en las manos. Rehúyen del ajo y de las rosas, y pueden transformarse en murciélagos o en lobos. Sus cazadores los matan clavándoles una estaca en el corazón. En casi todas las culturas hubo personajes imaginarios que se alimentan de sangre humana. Durante mucho tiempo se creyó en ellos y llegaron a provocar pánico en algunos pueblos. Actualmente sabemos que los vampiros son personajes creados por los mitos populares y recreados en la literatura. Por ejemplo, el tipo de vampiros que describimos aquí, difundido por el cine y la televisión, surgió en el centro de Europa hace unos 600 años. En particular, los antiguos habitantes de Valaquia y Transilvania, dos territorios de la Rumania actual, creyeron en la existencia de vampiros durante siglos. De las cercanías de la ciudad de Bistrita, en Transilvania, proviene el célebre conde Drácula, un personaje literario creado por el escritor inglés Bram Stoker, inspirado en una persona real: el príncipe Vlad Tepes, famoso por su crueldad, quien llegó a ser soberano de Valaquia. ¿Por qué, en otras épocas, tanta gente relató historias de vampiros? ¿Y por qué no hay hoy en día quien describa seriamente un encuentro con un vampiro?


¿Y si los vampiros realmente existieran?--DanielSanhueza777 (discusión) 04:55 28 jun 2015 (UTC)

David Dolphin, un afamado bioquímico canadiense, postuló en 1985 que los vampiros podrían haber existido. Pero Dolphin aclaró que no eran seres tenebrosos sino personas reales que padecían una enfermedad muy rara. Tal enfermedad se conoce hoy como mal de Günther, en recuerdo del médico que la describió con detalle. Su nombre científico es algo más largo y complejo: porfiria eritropoyética congénita. Dolphin señala que los síntomas más comunes de esa porfiria se parecen muchísimo a los rasgos adjudicados a los vampiros míticos. Revisemos algunas de esas semejanzas:

Delgadez y palidez. La porfiria provoca anemia; es decir, la sangre tiene menos glóbulos rojos de lo normal. Esto hace que algunas personas anémicas sean demacradas y pálidas, tal como los vampiros clásicos. Pánico a la luz solar. La porfiria provoca actinismo: quienes la padecen no pueden tomar sol, ya que su luz les provoca graves quemaduras en la piel, con úlceras que sangran. Por ello, los porfíricos suelen salir solo de noche o bien se visten con ropas largas y oscuras... ¡como el conde Drácula!

Pelos inusuales. La porfiria provoca hirsutismo, esto es, crecimiento de pelos en lugares donde comúnmente no hay, como entre las cejas, en las mejillas muy cerca de los ojos y en las palmas de las manos. ¡Algo parecido describe Bram Stoker en su novela!

Grandes colmillos. La porfiria está acompañada de la aparición de complicaciones en los dientes, las encías y los labios, complicaciones que causan que los dientes se vean anormalmente largos y puntiagudos, como los típicos colmillos de los vampiros cinematográficos.

Estas semejanzas, entre otros argumentos basados en las características de la enfermedad, condujeron a Dolphin a conjeturar que las abundantes narraciones de encuentros con vampiros en Valaquia tendrían su origen en una especie de “epidemia” de porfiria en esa región. Pero cuidado: Dolphin no afirma que los vampiros míticos existieran, sino que la gente de otras épocas, que desconocía la porfiria como enfermedad, estaba convencida de que quienes la padecían no eran humanos, sino seres sobrenaturales, guiados por intenciones malévolas.


Mito y ciencia

Dolphin propuso una explicación bioquímica para el vampirismo porque sabía que muchas criaturas mitológicas fueron, a su debido tiempo, reinterpretadas por la ciencia. En otras épocas, la imaginación popular transformó algunos animales o personas reales en mitos porque no se tenía entonces una explicación convincente para sus características. Un ejemplo conocido de un mito revisado por la ciencia es el del unicornio, un caballo fabuloso con un cuerno en la frente. Probablemente, los unicornios nacieron como mezcla de varios animales poco conocidos en la antigüedad, como el rinoceronte y el narval (un mamífero marino pariente del delfín).


Porfirias al por mayor

El nombre de porfiria dado a este mal deriva de una palabra griega que significa “morado”, puesto que los porfíricos tienen la orina de ese color. La porfiria eritropoyética congénita es solo una de entre varias enfermedades que forman la familia de las porfirias. Todas ellas involucran defectos en el proceso de fabricación de la hemoglobina, la sustancia responsable del color rojo de la sangre, encargada de llevar oxígeno a los órganos del cuerpo para asegurar su funcionamiento. La sangre de nuestros cuerpos se “renueva” constantemente. Algunos órganos se encargan de generarla y otros, de destruirla. Una persona porfírica tiene problemas para fabricar sangre nueva y, por ende, sufre de anemia. La presencia de algunas sustancias inusuales en la sangre de quienes están aquejados de esta enfermedad es causante de la intolerancia a la luz solar y del deterioro de los dientes.

Un rasgo importante de las porfirias es que son hereditarias. Esto significa que, para padecer alguna clase de porfiria, tanto el papá como la mamá del paciente porfírico tienen que ser portadores de la enfermedad, aunque en ellos no se manifiesten sus síntomas.Sucede que en los cromosomas de las células de los padres hay un gen con “defectos”. Podría decirse que ese gen no tiene las instrucciones apropiadas para que el cuerpo ensamble correctamente la hemoglobina. Cuando un niño o una niña hereda, tanto de su madre como de su padre, una copia de ese gen defectuoso, entonces en él o en ella se manifiesta la enfermedad.


¿Podemos aceptar lo que dice Dolphin?

Dolphin planteó una idea que, en la metodología de las ciencias, se denomina hipótesis. Es decir, el científico canadiense supuso que la abundancia de leyendas de vampiros en la Europa central de hace algunos siglos se debió a que la porfiria pudo haber estado muy extendida en esas regiones y en esas épocas. No es sencillo comprobar esta hipótesis. Incluso, hay varios investigadores que la han criticado, diciendo que es demasiado especulativa. Así, la hipótesis de Dolphin por ahora no es más que una idea audaz introducida para tratar de dar respuesta al enigma de por qué diferentes pueblos, en diferentes épocas, imaginaron vampiros.

La formulación de hipótesis es uno de los procesos más importantes de la ciencia. Frente a un problema, los científicos plantean una solución provisional y luego proceden de modo de ver si se han equivocado o van por el buen camino. Con base en los resultados de las investigaciones, las hipótesis son aceptadas o rechazadas.


Agustín Adúriz-Bravo

Nació en Buenos Aires en 1971. Estudió física, didáctica y epistemología en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Actualmente es docente e investigador en el Centro de Formación e Investigación en Enseñanza de las Ciencias de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Allí dirige el Grupo de Epistemología, Historia y Didáctica de las Ciencias Naturales, dedicado a la enseñanza de la epistemología dentro de la formación inicial y continuada de profesores de ciencias.


Ana Dulce Collados

Es artista plástica e ilustradora. También realiza animaciones en computadora y produce objetos de arte para cine. Además, es docente de plástica del Programa Cultural de Barrios, GCBA.