Ir al contenido

Usuario:Cv137/Taller

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Museo del Azulejo
Ubicación
País Uruguay Uruguay
Localidad Montevideo
Dirección Yi 1444, Montevideo, Uruguay
Tipo y colecciones
Tipo Museo de arte público
Historia y gestión
Inauguración 01997-11-05 5 de noviembre de 1997
Director A cargo de la Intendencia Municipal de Montevideo
[1]

El Museo del Azulejo expone la colección particular del Arq. Alejandro Artucio Urioste, compuesta de más de 5.000 piezas colectadas durante un lapso de 40 años, que fue donada a la Intendencia Municipal de Montevideo en setiembre de 2004.

En el Museo se pueden apreciar las diferentes variedades de azulejos utilizados en la arquitectura uruguaya, especialmente en Montevideo, desde la época de la colonia hasta mediados del siglo XX. También se aprecian azulejos traídos de Argentina, Holanda, Francia, España, México, Portugal y Brasil.

Del acervo del Museo se destaca la importante colección de más de 1000 ejemplares de azulejos estanníferos franceses del siglo XIX.

Acompañan la muestra más de 50 paneles explicativos con afiches, mapas, catálogos de fábrica, reproducciones de sellos que llevan los azulejos en su reverso y centenares de fotografías ilustrativas.

Historia[editar]

La idea del Arquitecto Alejandro Artucio Urioste, de conformar el museo del azulejo, surge en base a que los azulejos utilizados en el Uruguay, aproximadamente desde el año 1790 hasta 1930, eran todos importados de diferentes países, lo que dio como resultado una enorme variedad de estilos, técnicas y formatos. La idea surgió por que iban a demoler una casa que estaba en la calle Reconquista, en frente al hotel Columbia. Según Artucio, esto le daba lástima, por lo que quiso conservarla de alguna manera. Dijo el arquitecto en ese entonces: mucha lástima y quise replantearla, fotografiarla. Cuenta Artucio que “cuando fui, estaba el dueño de la demolición y le pedí que me regalara los azulejos y… me los regaló. Me dijo que pasara por la barraca que tenía 50 más, diferentes. Fui a la barraca, compré 50 azulejos y a partir de ese momento me entusiasmé. Empecé a juntar y también entusiasmé a tres amigos más. (…) La idea concreta de hacer un museo vino como todo en la vida, por una serie de coincidencias: mi familia era amiga, en Maldonado, de la directora del Parque Lusich y hablando con ella de que la casona de Lusich tenía el segundo piso vacío, se le ocurrió hacer una muestra”. [1]​ La colección más relevante del Museo es la que corresponde a los azulejos estanníferos franceses del siglo XIX de la villa de Devres. Los fabricantes de dicha villa se dedicaron fundamentalmente a la exportación, especialmente a los puertos de Montevideo y Argel. Por este motivo en Montevideo es donde se pueden ubicar la mayoría de los azulejos producidos en esa localidad.

El Museo fue creado el 5 de noviembre de 1997 por convenio celebrado entre la Intendencia de Montevideo, el Arq. Alejandro Artucio y Metzen y Sena S.A. en calidad de patrocinador. Fue inaugurado en diciembre de 1998 en la calle Cavia 3080 con una colección de 1500 azulejos. Dicho acervo fue donado a la intendencia de Montevideo en setiembre de 2004.

El 16 de diciembre de 2009 se inauguró la nueva sede en la calle Yí 1444, donde es posible exhibir los 4500 azulejos que actualmente componen la colección. Esta muestra es el fruto de 45 años de búsqueda y rescate de piezas que forman parte de nuestro patrimonio cultural. En el transcurso de los años la colección se ha visto aumentada por numerosas donaciones particulares.

En este museo se hallan piezas de diversas nacionalidades: españolas, inglesas, portuguesas, argentinas, belgas, alemanas e italianas. Según los entendidos las más valiosas son las de origen francés, pues se trata de ejemplares muy difíciles de hallar en otras partes del mundo

Uruguay y Argelia fueron dos principales destinos de exportación de los azulejos producidos en el norte de Francia, en un pueblito llamado Desvrés ubicado en la villa Pais de Calais, cerca del Túnel de la Mancha. Estos ejemplares se caracterizan por tener fondo blanco, y presentar dibujos con motivos geométricos, que no están hechos a pincel sino con el método de plantilla calada que se colocaba sobre el bizcocho para luego ser coloreados: con óxido de cobalto para darle el color azul y con óxido de manganeso para darle la tonalidad violeta.

Según explica Artucio, en la época de la Colonia los azulejos eran valencianos y catalanes, cuya principal característica es que son pintados a mano: los policromos fueron fabricados entre 1780 y 1800 y los de un solo color son posteriores a 1800; después del año 1840 y hasta cerca de fin de siglo, son todos de origen francés. Luego, de principios del siglo XX, son los llamados art nouveau provenientes de diferentes países.

En la muestra instalada en el Museo también es posible encontrar algunos ejemplares uruguayos del año 30, que pese a ser pocos en número, poseen gran valor testimonial. También aparece un pequeño grupo de la ciudad holandesa Delft y ejemplares de origen portugués, los llamados “azulejos de fachada” que van desde el 1600 hasta el 1900, denominación que responde a una vieja costumbre –la de revestir el frente de las casas con este tipo de azulejos– practicada básicamente en Lisboa y retomada recientemente.

Las vitrinas, acompañadas de catálogos y fotografías de cada época, ilustran cómo lucían las distintas piezas en un conjunto armónico. Aljibes, fuentes y zaguanes, torres, oratorios y cascos de estancias, cúpulas de iglesias y catedrales de distintos departamentos revestidas casi cien años después de construidas, fenómeno que se dio también en la República Argentina.

El museo del Azulejo recibe visitantes de martes a domingos entre las 13:30 y las 18:30 horas Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; nombres no válidos, p. ej. demasiados

Historia del azulejo

Los azulejos son piezas de cerámica vidriada, muchas de ellas verdaderas pequeñas obras de arte que se utilizaron desde épocas muy lejanas para embellecer o complementar las obras de arquitectura. Estas piezas de azulejería aparecen en revestimientos y ornamentación. Existen diferentes teorías respecto al origen exacto de los azulejos, pero sí se tiene la certeza de que la cerámica vidriada en la antigüedad fue una técnica casi exclusiva de Oriente.

Sin considerar la posibilidad de existencias anteriores en la India o en la China, los primeros azulejos conocidos son de Egipto y Mesopotamia y aproximadamente de 4.500 a 5.000 años atrás.

Fueron los musulmanes que se encargaron de trasmitir estas técnicas del viejo Oriente a Europa, y lo hicieron a través de España. Recién en el siglo XIII aparecen azulejos españoles cristianos fundamentalmente en Sevilla y Valencia.

Técnicas de decoración de la mayoría de los azulejos que se exhiben en el Museo

El conocimiento de las diferentes técnicas es fundamental para una correcta apreciación de los azulejos. El azulejo es una pieza de barro cocido llamada bizcocho, generalmente rectangular. Una de sus caras se decora mediante diferentes técnicas y con un acabado vidriado.

Exposiciones[editar]

Algunas de las exposiciones que pueden disfrutarse en el Museo son:

América Natural - Pinturas de Yoryo. "Los tiempos en que el artista naïf se le consideraba un simple aficionado aparecen hoy como ya caducados. En la actualidad este tipo de pintura forma escuela y, dentro de ella coexisten muchas y variadas tendencias. Genéricamente engloba a aquellos pintores que, al margen de las corrientes artísticas y culturales de su momento, ilustran el mundo de acuerdo con una interpretación personal y espontánea, aunque no tan ingenua como se cree a veces.

Para Yoryo el cuadro representa una parte del total de la naturaleza, en sus obras el follaje, los animales, no tienen ni un principio ni un fin, inicia su trabajo partiendo siempre de fondos con flora y fauna nativa, pinta lo que se imagina de como era antes América, más natural y salvaje, sus obras se hallan insertas en una visión paisajística bastante compleja de planos, con contornos definidos y un extraordinario uso del color. Va creando sus pinturas en forma espontánea sin proponerse un tema previo, como decía Tola Invernizzi: “algunos dicen que el pintor pinta lo que ve, yo entiendo la pintura totalmente al revés veo lo que pinto”.

Lic. Ricardo Gutiérrez Igarzábal.

Jorge Ramón Fernández Zocchi conocido como Yoryo nace en Montevideo el 13 de noviembre de 1945. En 1988 ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Participó en varias muestras colectivas e individuales en Montevideo, Rocha, Maldonado y en Porto Alegre (Brasil).[2]

El arte de la luz y el agua - Muestra Fotográfica

“Esta muestra fotográfica llamada “El arte de la luz y el agua” relata y testimonia la historia del trabajo de dos eternos artistas: “el minusioso tallador” en su estado líquido y “la imprescindible iluminadora” con su majestuoso toque elaboran estas imágenes sobre la arena que, en su papel de soporte recibe con humildad tan delicadas y efímeras obras.

La obra está basda en años de observación y de estar en contacto con figuras realizadas en la arena. Tanto material acumulado provoca la investigación de los elementos principales como lo son “la luz y el agua”, investigación que hoy en día continúa.

Este arte existe desde siempre, desde el comienzo del tiempo, es algo que por estar a nuestro alcance, cotidianeidad y por el bombardeo de imágenes sumamente complejas que vivimos, hemos perdido la capacidad de apreciar su sencillez y belleza.

La propuesta es llevar a todas las miradas que gusten de un momento de paz, de magia del Universo, y provocar la reflexión sobre los verdaderos artistas padres de todo lo que conocemos: “La luz y el agua”. En esta ocasión, trabajando sobre la arena que sin mayor resistencia, acepta con humildad las transformaciones que en ella obra el agua, para que la luz complete con su imprescindible toque las imágenes que hoy disfrutamos a corazón y mente abiertos.

Hoy, es en la fotografía que encontré el lenguaje adecuado para compartir esta investigación y aportar así mi “granito de arena”. La muestra se enmarca en el arte de mostrar aquellas obras que pasan desapercibidas ante nuestra mirada, quizás por su cotidianeidad, o tal vez el sentir la seguridad de que estarán allí por siempre.

La inquietud se potenció en un recorrido cultural realizado en el año 2009 con destino Madrid, Barcelona, que completó el estudio académico-institucional, artístico-plástico que recibí en Escuela Dr. Pedro Figari (UTU) y en el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes de Montevideo, así como tambien para mi crecimiento personal.

En 2012 cursé un seminario de posgrado en la Facultad de Humanidades de Montevideo “Aprendizajes de la experiencia catalana en el manejo del patrimonio. Análisis de los proceso de divulgación a nivel local e internacional”, desarrollado por la Profesora, Sub-decana de la Facultad de Humanidades de Catalunya Dra. Concepció Peig, que plantea un proyecto de investigación sobre las obras de Gaudí, donde presenta una mirada distinta de como Gaudí extrajo elementos de la naturaleza de su contexto, los planteó en un plano visual diferente y los enfrentó a la mirada del espectador. Esta idea coincide en su totalidad con mi sentir en aquel recorrido.

De ahí surge la tramenda necesidad de realizar esta muestra donde efectuo el mismo movimiento que Gaudí. Desde mi mera postura de observadora y captadora de dichas imágenes, solo pretendo conminar a la gente a realizar una reflexión introspectiva y personalizada del ¿por qué razón se pierde la sensibilidad ante tal belleza?, o ¿qué es lo que buscamos que no nos mueven a contemplarlas hasta quedar extasiados? Y más aún, ¿por qué no pensar que quizás estos artistas ignorados por nosotros, hayan desarrollado un lenguaje con esos casi signos para hallar la forma de comunicarnos algo?.”

Ana María Viñas Gonzalez.[3]

Muestra: Ensamble I - Exposición de esculturas Claudio Dalmao

Concepto de la obra: Rescatando la cerámica americana por medio del uso del engobe, y la cocción a leña, pero sin dejar de conectarme con el presente mediante la busqueda de la forma pura. Represento en mis esculturas el avance tecnológico e industrial, el cual va alejando al hombre de su conexión con el entorno natural, de esto resulta la fusión entre anatomía y máquina, presente en ellas.

Descripción de la técnica: Cada escultura se realiza por medio del ensamble de elementos de uso cotidiano. Ej: Vasos, envases, pelotas, copas, fuentes, macetas, etc, los cuales están reproducidos en arcilla. Su terminación, para darle color, se hace aplicando engobes cuando la pieza esta seca, para luego ser quemada en monocción en horno a leña de tiraje directo a una temperatura entre 900 grados y 1050 grados aprox.[4]


Referencias[editar]