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Estructura social[editar]

La definición de estructura social, por su gran cantidad de matices, es tan importante para la sociología como difícil de conceptualizar; por ello ha habido a lo largo de la historia muchos autores que han aportado distintas definiciones. Sin embargo, todas suelen insistir en las ideas de estabilidad e interrelación. Este concepto también se refiere a “características sociales que no son imputables a los individuos y ejercen un efecto constrictivo sobre éstos”. Según Lucas Marín[1]​ , el concepto de estructura social está ligado a la idea de estabilidad, permanencia, totalidad y construcción. Esto es ya que cualquier tipo de sociedad está organizada según un esquema con el que adquieren cierta estabilidad, y dentro de esta se encuentran unidades (grupos, instituciones, asociaciones…), que no se reducen a los individuos, están relacionados entre sí y envuelven a la población limitando sus pautas de acción.

Definiciones del término[editar]

A lo largo de los años han sido varios autores los que han aportado una definición para la "estructura social". Mannheim exponía que “La estructura social es el tejido de las fuerzas sociales en interacción, de las cuales surgen los distintos modos de observar y pensar”[2]​. Por otro lado, Ginzburg denunciaba que “El estudio de la estructura social atiende a las formas principales de la organización social, a saber, los tipos de grupos, asociaciones e instituciones, y el complejo de los mismos que constituye las sociedades”[2 1]​. Giner por su parte declaraba que “se trata de un conjunto relativamente estable de las interrelaciones entre las diversas partes de una sociedad, más la distribución de esas partes según un orden dinámico”[2 2]​. Por último, Abercrombie et al. la definen como las “relaciones ordenadas, duraderas y pautadas entre los elementos de una sociedad”[2 3]​.

Sociólogo Karl Mannheim

Así, “lo estructural” se ve como lo externo al individuo cuyas propiedades no son reducibles a lo individual ni explicables a partir de ello. Por ejemplo, Ginzburg, en la definición anterior, habla de los distintos conjuntos de individuos que conforman el tejido social, diferenciando entre grupos, asociaciones e instituciones. Son estos los elementos de la estructura social, y no los individuos en sí. Mannheim, por su parte, habla de “el tejido de las fuerzas sociales en interacción”, del que nacen las formas de pensar y actuar, es decir, de la estructura como origen del pensamiento y la acción, y no al revés.

Teoría sociológica[editar]

La concepción de la sociedad como un “todo” dotado de una estructura forma parte del pensamiento sociológico, pero está asociada sobre todo a determinadas escuelas sociológicas relacionadas con el positivismo y el funcionalismo. En cuanto al positivismo, es conocida la premisa de Durkheim de que es necesario tratar los hechos sociales “en sí mismos, separados de los sujetos conscientes que se los representan; es preciso estudiarlos desde fuera como cosas exteriores”[3]​.

Émile Durkheim

De este modo, se encuentra también vinculada a la escuela durkheimiana la “analogía organísmica” que dará lugar al pensamiento funcionalista, el cual expone la imagen de la sociedad como un organismo cuyos órganos dependen los unos de los otros para su correcto funcionamiento. Leach en su definición de la estructura social lo retrata como “la trama de posiciones y de interrelaciones mutuas mediante las cuales se puede explicar la interdependencia de las partes de la sociedad; la función de cada parte es la forma en que esa parte opera para mantener el sistema total en «buena salud»”[4]​. Esta idea de función ligada a la estructura social es central para ciertas corrientes de la sociología.

Nos encontramos así dos tipos de escuela, la funcionalista y la estructuralista:

  • La escuela funcionalista dará a lo largo de los años 40 y 50 del siglo XX, un gran desarrollo a la noción de estructura social entendida como conjunto organizado o sistema cuyas partes desempeñan distintas funciones, y al estudio de estas últimas. También está relacionado con esta perspectiva el análisis de los roles y del status en tanto que unidades y espacios que limitan y orientan la acción de los sujetos, acción que estaría modelada externamente por la estructura social.
  • La escuela estructuralista, que predomina en la sociología de los años 60 y 70 del siglo XX, llegará aún más lejos y hará del estudio de las estructuras sociales –y en particular de la estructura de clases– la razón de ser de la sociología. Influidos tanto por la lingüística como por el marxismo, los estructuralistas se centrarán en el desvelamiento y el análisis de las estructuras sociales como sistemas no visibles de relaciones lógicas entre las partes de una sociedad, de las cuales se deriva la acción social.

Limitaciones del enfoque estructural[editar]

El enfoque estructural presenta una serie de limitaciones, planteadas  por las escuelas sociológicas, y estas proponen unas cuestiones críticas que pueden sintetizarse de la siguiente manera:

  1. Primero se encuentra el énfasis en la importancia de la estabilidad y la regularidad coloca el conflicto y el cambio social en un segundo plano. Por lo que se lleva a concluir de una forma más extrema, que todo lo que no contribuye al orden social es visto como “disfuncional”, cuando éste aspecto es algo propio a la vida social.
  2. Hay que sumar que la imagen “detenida” de la vida social que implica el análisis estructural puede hacernos olvidar que la realidad social es fruto de un proceso histórico, por lo que ni el rasgo estructural, ni la estructura social es inevitable.
  3. La imagen de los actores sociales se pone en cuestión ya que pueden resultar meros reflejos pasivos de las estructuras sociales, siendo incapaces de criticar y transformar la realidad.

Estas razones llevan a autores como Lamo de Espinosa a advertir que el uso indiscriminado del término sólo puede llevar a confusiones[5]​.  El análisis de las estructuras sociales debe hacerse, por lo tanto, teniendo en cuenta las premisas siguientes:

  • Las estructuras sociales sólo tienen sentido si son insertadas en procesos históricos, que por definición son dinámicos. El análisis estructural necesita de una permanente contextualización que permita comprender y objetivar la dinámica social sin convertirla, por lo tanto, en la única realidad posible. En este sentido, estudiar las coyunturas permite identificar los puntos de inflexión y los elementos de cambio.
  • Los actores sociales (tanto individuales como colectivos) se encuentran con una estructura social dada, por lo que deberán desenvolverse, y además podrá ser modificada.

Referencias[editar]

  1. Lucas Marín, A. (Coord.). Estructura Social. La realidad de las sociedades avanzadas. Madrid: Pearson/ Prentice Hall.
  2. Feito, R. (1995). Estructura social contemporánea. Las clases sociales en los países industrializados. Madrid: Siglo XXI.
  3. Gerth, H. y Mills, Ch. W. (1984). Carácter y estructura social. Barcelona: Paidós (1ª edición 1953).
  4. Leach, E. (1968). “Historia del concepto”, voz “Estructura Social”, en Sills, D. (Dir.): Enciclopedia Inter-nacional de las Ciencias Sociales, Vol. 4, Madrid: Aguilar.
  5. Lamo de Espinosa, E. (1998). Voz “Estructura Social”, en Giner, S., Lamo de Espinosa, E., y Torres, C. (Eds.): Diccionario de Sociología. Madrid: Alianza.
  1. Feito, R. (1995). Estructura social contemporánea. Las clases sociales en los países industrializados. Madrid: Siglo XXI.
  2. Feito, R. (1995). Estructura social contemporánea. Las clases sociales en los países industrializados. Madrid: Siglo XXI.
  3. Feito, R. (1995). Estructura social contemporánea. Las clases sociales en los países industrializados. Madrid: Siglo XXI.