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El sinarquismo según Rubén Aguilar[editar]

RESEÑA DE "RELIGION, POLITICO Y SOCIEDAD: EL SINARQUISMO Y LA IGLESIA EN MÉXICO" DE RUBÉN AGUILAR Y GUILLERMO ZERMEÑO Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, año/vol. VI, número 16-17 Universidad de Colima Colima, México pp. 361-366 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México Ruben Aguilar y Guillermo Zermeno, Religion, politico y sociedad: el sinarquismo y la iglesia en Mexico, Mexico, UIA, 1992 Servando Ortoll R ub6n Aguilar y Guillermo Zermeno deben ser felicitados por al menos tres consideraciones: continuar con su esiudio origi- nal sobre el sinarquismo; involucrar en su esfuerzo a estudianics dc posgrado de las Universidades Iberoamericana y Aut6noma de Querdtaro y promover, hasta donde sea posible, el estudio del mo- vimiento —asf como de su sucesor politico, el Partido Dem(*)crata Mexicano, PDM— desde una perspectiva regional. De los nueve ensayos que componen el volumen referido, cinco se dedican particularmente al sinarquismo, dos al PDM y el resto a estudios de caso sobre la derecha {sine sinarquismo) en Puebla y el Tabasco garridista. Utilizan sus autores diferentes m6todos para su andlisis: unos consultan documentos, otros mds incorporan cntre- vistas, terceros recurren al uso de encuestas, distribuyen amplios cuestionarios y escudrinan pautas de votaci6n. Dos son quiz4 las tesis mds sobresalientes respecto a la siluaci6n actual del movimiento—partido: el sinarquismo pedemista ya no cs el sinarquismo de los anos cuarenta —en lo tocante a su composi- ci6n social original, primordialmente campesina, de aquellos tiem- pos—y, segunda, el PDM, "de corte regional", no es "eleclorero, si- no un partido de militantes". Los ensayos del libro pueden considerarse un rompecabezas to- davia sin armar, dirigido a un publico confundido aun por los orige- nes y metas iniciales de un movimiento secreto —el de Las Legio- nes—; otro "discreto" —el de La Base— y un tercero abicrlamenle popular —el sinarquista. En lo que sigue, resenar6 brevementc la historia de esos movimientos, como la concibo; discutir6 en deialle capitulos de la obra y terminar6 senalando mi postura frenic a las aportaciones principales de los autores. Las Legiones —que Manuel Romo de Alba organiz6 en Guada- lajara^ tras el "concordato" entre miembros de la iglesia cat6Iica y Agradezco a Rub^n Carrillo Ruiz comentarios a una versi6n anterior de csia resena y la revisi6n de estilo. 361 Reseiias una facci6n del gobierno mexicano, en 1929— fueron creadas para dirigir una "guerra sintdtica" en contra del gobierno mexicano. Guerra que consistirfa en "alzar las miras de los fusiles" y apuntar a las "cabezas" militares y polfticas para evitar un derramamiento "innecesario" de sangre entre mexicanos. La guerra sintdtica no se Ilev6 a cabo en parte por la actitud ini- cial de los obispos ante la organizaci6n y por la labor infiltradora de los jesuitas Eduardo Iglesias y Jos6 Antonio Romero, que convirtie- ron a la organizaci6n legionaria en otra conocida como La Base, desde donde un hacendado queretano, don Julidn Malo Juvera, jefe interino en toda la republica, propuso fundar un partido poliiico nacional, "para luchar en el campo electoral". Salvador Abascal, Mis recuerdos: sinarquismo y colonia Maria Auxiliadora (Mexico, Tradici6n, 1980), 144, Por razones diversas, su proyecto fue inacep- tado. Iglesias y Romero, al encabezar a La Base y cambiar comple- tamente las metas polfticas y paramilitares legionarias —con el pie- no conocimiento de los obispos y aval de su provincial—, se valie- ron de la asociaci6n para desarrollar otra de cardcter visible que compitiera con las obreras y campesinas promovidas por el estado cardenista. Los organizadores del nuevo organismo, usaron a un "grupo de discusi6n" semanal anti comunista que se reunfa en Le6n, Guanajuato, y convirtieron a sus pequenas sesiones grupales en autdnticos mitines de masas. Jos6 Trueba Olivares, enlrevista con el autor, Le6n, Guanajuato, 16 de junio de 1982. El nuevo movimiento, el sinarquismo, en oposici6n a lo que Igle- sias, Romero y sus superiores eclesiiisticos veian como la anarquia cardenista, recogi6 la experiencia en Jalisco de la Uni6n Popular (UP) de Anacleto Gonzalez Flores, aunque a diferencia de aqudlla, la Uni6n Nacional Sinarquista (UNS), estaba dirigida al y tendria su sost6n en el pais entero. Como la UP, la UNS fue fundada corno una Volksverein que presionaria, por la via pacffica, al gobierno en turno y promoverfa sus intereses. Las tres corrientes, la golpista original de Romo, lapoli'tica, acor- de con Malo Juvera y lapacifista de Iglesias y Romero, fueron iden- tificadas por Rub6n Aguilar y Guillermo Zermefio, en uno de sus artfculos como "la mfstico-social, representada por Salvador Abas- cal, uno de los jefes (sinarquistas) mds carismdticos [...]; la cfvico- social, encabezada por Antonio Santa Cruz, jefe de la Base, y la cfvi- co-polftica de Manuel Torres Bueno (lfder nacional de la UNS) quien plantearfa hacia 1945, la alternativa polftico-electoral para el sinarquismo". 362 Resenas Antonio Santa Cruz, tan vilipendiado por algunos legionarios y sinarquistas, es —con una excepci6n— tratado respetuosamcnie en el libro que me ocupa. Esto se debe tal vez a que proporcion6 mate- riales grdficos (como los que adornan muchas pdginas del libro) y documentos al archivo hist6rico de la Universidad Iberoamericana, que sirvieron para conformar al menos un artfculo casi en su totali- dad: el de Laura P6rez Rosales, "Las mujeres sinarquistas: nuevas adelitas en la vida publica mexicana, 1945-1948". En el artfculo sobre el "Sinarquismo y reforma agraria: el con- texto de una crisis", Juan Jos6 Guti6rrez Alvarez entrevista a dos personas que tienen que ver con otras tantas caras de la historia queretana de esos di'as: al ingeniero Le6n Carre6n Inman, uno de los protagonistas del reparto agrario en el estado, y a un "familiar" no identificado de Jos6 Antonio Urquiza, hijo de otro importante hacendado queretano e iniciado en el movimiento, tras vivir "un re- tiro con los jesuitas". Un agrarista lo asesin6 a balazos el 11 abril de 1938, en la estaci6n ferrocarrilera de Apaseo. El ingeniero Carre6n Inman pone en evidencia lo injusto que al parecer fue la "reparticibn de tierras" en el estado: "ni uno solo de los expedientes impugnados se perdi6 y los hacendados perdieron tierras y dinero". Sin embargo, Carre6n Inman, evidentemenie do avanzada edad, confunde fechas y actores, mezclando a los micm- bros del Partido Acci6n Nacional, la UNS y la Acci6n Cat61ica dc la Juventud Mexicana. Guti6rrez, infelizmente, no explic6 a los lccio- res legos los errores de omisi6n y comisi6n de su entrevistado. Co- mo sea, de las palabras de Carre6n Inman surge la historia de la destrucci6n de la propiedad hacendaria, historia que debe ser anali- zada a fondo con testimonios tan importantes como los proporcio- nados por este personaje. La segunda entrevista es la sostenida con "un familiar de Jos6 Antonio Urquiza". Como en el caso de Carre6n Inman, GuliCirrcz deja que el entrevistado lleve la batuta y sin cuestionamientos, transcribe sus palabras. Me pregunto si una actitud crflica dc su parte hubiera conseguido informaci6n que no fuera la oficial. En el transcurso de la pldtica Gutierrez refiere que su entrevistado le en- sefia "unos documentos que habia seleccionado". Luego mcnciona: "Me mostr6 un texto de Jos6 Antonio en el que indicaba el rechazo 'al calificativo de polftico' para el sinarquismo", un articulo aparcci- do en el 6rgano oficial. El Sinarquista. Pregunto, ^cudndo se llegar^ a desmitificar a Las Legiones, a La Base y al sinarquismo de los pri- meros anos? iDebemos contentarnos con echar un vislazo a docu- 363 Reseiias mentos que nos muestran, desde lejos, y que perpeluan ta hisioria oficial del movimiento? Un ejemplo. El entrevistado afirma categ6ricamente de Jos6 An- tonio Urquiza, que 6ste "viaj6 alguna vez a Estados Unidos y a Eu- ropa, pero solamente [sic] de paso". Luego dice que Urquiza "jamds mezcl6 su participaci6n en el movimiento. Una cosa era la hacienda y otra la vida de M6xico. [...] Siempre fue reservado hacia afuera y hacia su familia.6Qu6 tan enterado estard realmente el entrevislado y cudnto querrd decir sobre Urquiza? De archivos cat61icos nortea- mericanos he podido constatar que, en septiembre de 1937, Jos6 Antonio Urquiza visita Washington en companfa de su hermano Carlos Urquiza y Salvador Abascal. Tras entrevistarse con el secre- tario general de la National Catholic Welfare Conference —la orga- nizaci6n oficiosa de los obispos norteamericanos— Jos6 Antonio se ve a solas con el doctor Robert White, decano de la escuela dc leycs de la Catholic University of America y presidente del Comii6 de la American Legion en Asuntos Extranjeros. En su reuni6n con White, Urquiza propone establecer coniactos entre su organizaci6n y la American Legion para oponerse al comu- nismo. White le explica a Urquiza que la politica de la Legion habia sido, y era, rehusar en todas las ocasiones afiliarse con cualquicr otra organizaci6n en tales movimientos. Washington, D.C. United States Catholic Conference Archives. Documentos de la National Cat- holic Welfare Conference, William F. Montavon a monsenor Ready, 27 de septiembre de 1937. tConcuerda lo anterior con las palabras ofrecidas a Guti6rrez, respecto a que Jos6 Antonio mantenia aleja- da a la familia de sus movimientos y que nadie mds que 61 sabia lo que hacia? Otro ensayo que toma testimonios de la mayoria de los prolago- nistas es el de Isabel Blanco quien, al estudiar "El Tabasco garridis- ta y la movilizaci6n de los cat61icos por la reanudaci6n del cullo en 1938", se pregunta c6mo el problema religioso en Tabasco logra "traspasar" el dmbito local. A diferencia de Gutierrez, quien depcn- de sobre todo de testimonios orales, Blanco lo hace de materialcs documentales existentes tanto en el Archivo General de la Naci6n como en acervos tabasquenos. Su articulo es uno de los mejor fun- damentados, pese a que tiene citas sin autor. Isabel Blanco hacc un enorme esfuerzo por reconstruir, dia con dia, acontecimienio iras acontecimiento, los hechos ocurridos durante la presencia de Salva- dor Abascal en Tabasco, en 1938, en su intento por reconquislar es- piritualmente el estado, analiza lo acontecido desde cada una de las 364 Resenas perspectivas que le es posible investigar. Asl, encuentra afirmacio- nes contradictorias, falsas declaraciones y deiticis. El articulo de Marfa Luna Argudfn, Una sociedad autdrquico! Utopia sinarquista (1946-1960), trata de responder a las razones por las cuales el sinarquismo, "el movimiento social conservador mejor organizado y el que Iogr6 mayor militancia durante el gobierno car- denista, acusaba ya signos de franca decadencia y resurgi6 [...] en 1978, como plataf^orma de un nuevo partido: el Dem6crata Mcxica- no"(195). Por su extensi6n asi como por la problem^tica que manc- ja, este articulo pertenece al inicio del libro y no casi al final. Segun Luna Argudin, "el sinarquismo quen'a una sociedad orga- nizada de manera corporativa, tanto en el campo como en la ciu- dad: altamente jerarquizada y cat61ica, donde la Iglesia tuvicsc un lugar privilegiado". Concluye la autora diciendo que "la capacidad de movilizaci6n del pedemismo continua siendo regional |...| El an- tiguo sinarquismo y hoy dia pedemismo continua siendo una fucrza regional latente, mientras que la UNS actualmente permanece co- mo un vestigio de lo que fue". El mejor articulo sobre el pedemismo es el de Guillermo Zerme- iio y Rubdn Aguilar: "El Partido Dem6crata Mexicano en Tlaxcala: una cr6nica de sus luchas y un andlisis de la composicidn social dc su base (1976-1990)", En su ensayo recogen los autores informa- ci6n desde las elecciones de 1980 hasta las de 1988. Incluyen tanto las de cardcter municipal como federal. Aguilar y Zermefio selec- cionaron Tlaxcala por su larga pr^ctica de participaci6n poliiica desde tiempos de La Base y el sinarquismo: por ser uno de los esta- dos que Iogr6 realizar, en 1973, "su asamblea constitutiva en vistas a la Iegalizaci6n nacional del partido"; y en 1990, cumplir con las demandas de la ley electoral para contribuir "con su cuota para que el partido recuper[ara] su registro legal [...]". A trav6s de una encuesta aplicada en 1987 y complementada con datos provenientes de "entrevistas hechas a dirigentes estatales y municipales del partido", los autores conformaron el perfil mcdio del militante y del dirigente pedemista: "padre y madre de una fami- lia que en promedio tiene entre cinco y seis hijos. Es cat61ico prac- ticante, mantiene buenas relaciones con el sacerdote del lugar y suele participar en alguna actividad ligada con la vida parroquial [.,,]". Dos preguntas pueden derivarse de este trabajo: si tienen los pedemistas tantas posibilidades de perder, a causa de supuestos fraudes, 6por qu6 siguen participando en las contiendas elcctorales de Tlaxcala, en este caso? Y, 6qu6 tiene que ofrecer el PDM que cs distinto de lo que ahora ofrece el PRI? Esto es lo que dicen Aguilar 365 Reseiias y 2Lermeno. El sinarquismo pedemista [...] no tiene un proyecio hist6rico diferente al del actual partido en el poder; en la pr^ctica se trata del mismo proyecto y, en cuanto tal, las diferencias entre los dos no pueden ser vistas como antag6nicas. Si se critica el mismo proyecto que se defiende —ahi la contradicci6n—, el camino de ac- ci6n que se habrd de seguir es realmente limitado. Este es un libro que hace aportaciones valiosas al estudio del si- narquismo pedemista. No solamente incorpora an^lisis basados en documentaci6n histbrica previamente no interpretada e investiga- ci6n sociol6gica basada en t6cnicas modernas, sino que busca csta- blecer las conexiones entre el pasado sinarquista y el presence pede- mista. Percibo, no obstante, que los artfculos fueron originalmenie escritos para ser leidos de manera.individual y no en conjunto. Ai antologarse, aparecen muchas repeticiones que, mds que aclarar, confunden al lector. Me refiero, por ejemplo, a la informaciAn pre- sentada sobre el papel desempeflado por Las Legiones y La Ba.se en la vida temprana del sinarquismo. La explicaci6n de cu^l era la esencia de tales movimientos se vuelve recurrente y banal. Es evidente que los ensayos van dirigidos a diferentes piiblicos. Dificilmente un lego incursionard, con todo el cuidado requerido, en el articulo sobre la geografia sinarquista en M6xico. Es una con- tribuci6n valiosa que requeriril de otra versi6n mils digerible para los no especialistas. Mencion6 arriba la aportaci6n de documentos y material foio- grdHco que Antonio Santa Cruz hizo a la Universidad Iberoameri- cana. Exagerarfa si dijera que este libro recoge su versi6n de los hc- chos, aunque hay indicios de que influy(3 en m^s de un investigador. El libro de Joseph Ledit, por ejemplo, citado por algunos au tores, recoge la "versi6n santacrucista", pero no se informa al lector si las aseveraciones de Ledit fueron analizadas con cuidado. Tengo la im- presibn de que no lo fueron y en esto la investigaci6n se vio limiia- da. Por otra parte, es interesante que, de todo el material fotogrdfi- co utilizado, no aparezca una foto de Antonio Santa Cruz. Todos los testimonios que he recogido durante aiios, conducen siempre a la conclusion de que este personaje (ya hist6rico) se caracterizA por su secretismo y su constante acci6n tras bambalinas. 6No exagerar6 al pensar que ahora lo hizo de nueva cuenta, que infiuyb en m^s de algun autor de este libro y que al presentar materiales sobre oiros guardd los suyos para siempre? Cambio mi pregunta: cser& posible alguna vez sacarlo de las penumbras y mostrar su rostro a la lu/. del dia? 366