Usuario:Coms23/Union

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La unión[editar]

La U fue creada el 25 de mayo de 1915 en Morelia, en el contexto de la Revolución carrancista, con la finalidad de favorecer la presencia de la fe católica en la sociedad y el establecimiento del reino social de Cristo en México. Su primer nombre fue Asociación del Espíritu Santo. Esta organización, cuyos miembros estaban sujetos a un riguroso secreto, se expandió con la ayuda de su fundador, el sacerdote Luis María Martínez, después arzobispo primado de México. A dos años de su fundación, la U anunció un programa político de transformación de México y en 1920 estableció formalmente en sus estatutos una “acción política de destrucción del Estado”, evaluada y rechazada por el Papa Pío XI. No obstante, el 10 de octubre de 1920, la Unión de Católicos Mexicanos fue aprobada por la jerarquía católica nacional durante los festejos de coronación de la Virgen de Guadalupe. Sus tres grandes finalidades eran defender a la Iglesia y a los católicos, implementar el orden social cristiano en el país y, finalmente, lograr la independencia y la soberanía de la nación. “Este era un programa alentador, pero iba totalmente en contra del proyecto revolucionario”, apuntó Solís. “La U no quería ser pública pero operó para ejercer un control total sobre agrupaciones públicas tanto sociales como políticas. De acuerdo a lo encontrado en los archivos del Vaticano, la U tomó el control de, entre otras, la Unión Nacional de Padres de Familia, creando comités de instrucción para impedir que las ideas de la Revolución se aplicaran en las escuelas”. En Morelia, puntualizó el académico, tuvo más éxito y “lograron que renunciara un alcalde, así como la desaparición de periódico El Heraldo de Michoacán, porque atacaba constantemente a la Iglesia”.

Y añade: “Si bien hasta 1919 su acción surgió principalmente de la Arquidiócesis de Morelia, con el regreso de los diferentes obispos y la aceptación en octubre de 1920 de la U se ampliaron sus actividades a escala nacional. Para 1922 la asociación registraba cerca de dos mil personas en la Ciudad de México, Morelia, Guadalajara, Monterrey, Puebla, Yucatán, Aguascalientes, Zamora, León, Querétaro, Saltillo, Tamaulipas, Querétaro, Colima y Tepic, con la finalidad de organizar las fuerzas de los católicos para fines electorales”. Uno de sus opositores fue, paradójicamente, el delegado apostólico Ernesto Filippi, quien aseguraba que a través de la manipulación de diferentes órganos de la sociedad civil y de asociaciones católicas la U imponía diputados, logrando así penetrar la élite política e intelectual del país, puntualiza Solís.

Al conocer los objetivos de la organización, el investigador documenta que Filippi envió un reporte al Papa Pío XI donde considera que ésta organización “representa un peligro”, y agrega que “por causa de la delicadísima situación político religiosa mexicana, las actividades secretas de la U podrían dar lugar a gravísimos y dolorosísimas consecuencias para la Iglesia y para la tranquilidad de la nación”. Sin embargo, el delegado apostólico no logró concluir su trabajo en México porque fue expulsado en 1923, luego de colocar la primera piedra del monumento a Cristo Rey en el cerro del Cubilete.