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Víctor Zavala Cataño[editar]

Biografía:[editar]

Víctor Zavala Cataño nació en 1932 en la cuidad de Huamantanga distrito de la provincia de Canta. La inclinación que el dramaturgo tenía hacia las artes fue muy notoria, debido a eso en el año 1955 se graduó de la carrera de lengua y literatura de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (la Cantuta) obteniendo el título de profesor. En 1956 ingresó al Instituto Nacional de Arte Dramático (la Cabaña) y en 1960 obtuvo el título de actor, estudió actuación debido a que no había la especialización de dramaturgia. Durante 30 años ejecutó la labor de docente enseñando en la universidad San Cristóbal de Huamanga en Ayacucho, Universidad Nacional Hermilio Valdizán en Huánuco, Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (la Cantuta) en Lima, siéndole otorgado los cargos de proyección social y director de teatro universitario.

Trayectoria:[editar]

En el año 1969 Víctor Zavala sacó su libro “Teatro Campesino”, encontrándose allí obras como:

  • El Gallo (estrenada en 1966, primer premio del Concurso de Obras en un Acto organizado por el Teatro Universitario de San Marcos)
  • La Gallina (estrenada en 1965)
  • EL collar (estrenada en 1970)
  • El cargador (estrenada en 1972)
  • EL Turno (estrenada en 1971)
  • El Arpista (estrenada en 1970)
  • La Yunta (estrenada en 1971)

Hallando en estas obras que el rol del campesino toma un mayor foco, crea un rompimiento con la imagen de “cholo” “indio” “serrano” “animal” para darle una forma diferente, logrando que sean vistos de otra manera, no solo de forma utilitaria sino como los seres humanos que son. El paso que tuvo como docente por diferentes universidades le ayudó a profundizar y enriquecerse más acerca de la realidad política nacional del campesino, dándole un impulso a crear su libro “Teatro del Campesino”, así mismo, visitar diferentes pueblos de Ayacucho ahondaron en reflejar la parte recóndita del campesino peruano, a partir de esto, nacen los personajes del libro y estructura teatral y el lenguaje.

Su crianza en la comunidad indígena de Huamantanga le ayudó a conocer más de cerca y explorar su entorno y problemas de los campesinos, encontrándose en una situación predilecta, lo que posteriormente fue plasmado en un conjunto de cuentos llamado “Color de la ceniza y otros relatos” (1981). Encontrándose aquí cuentos como:

  • Apariciones de Junio
  • El engaño
  • Chanenos
  • Víctor y Antuca
  • Color de la ceniza
  • La terciana
  • Don Julián y el progreso del pueblo
  • Se llamaba Julio Altamirano

Uno de los motivos, quizá el más resaltante, se ve reflejado en el prólogo del libro (redactado en agosto de 1981). Se señalan como males “la falta de recursos y medios para una apropiada y eficaz explotación agrícola” y, sobre todo, “la falta de aguas para el regadío” (ZAVALA CATAÑO, 1981, p. 10). Refleja la crítica de la marginación de las clases populares campesinas del Perú, estos problemas impulsan al dramaturgo a escribir sus obras y abordar estos puntos de forma clara y concisa. Podemos tomar como ejemplo su obra “Chanchos” un cuento infantil que tiene como final una anécdota personal, tras haber sido castigado por su padre por un descuido en el cuidado de estos animales: “Fue así que me nació el odio por los chanchos y sus parecidos los hombres gordos y abusivos, gruñones y prepotentes que vine conociendo mientras crecía…” (ZAVALA CATAÑO, 1981, p. 30). Compárese este fragmento con el siguiente de El despojo en el que un impotente Calixto no encuentra más salida a la situación desesperada a la que la han llevado los poderosos del pueblo tras arrebatarle su chacra que recurrir a la violencia: “Voy a abrir la panza a los cochinos que ensucian con sus hocicos todo el agua buena” (ZAVALA CATAÑO, 1984, p. 96).

Aporte al teatro peruano:[editar]

Zavala tuvo gran aporte al teatro, como menciona Oswaldo Reynoso en una entrevista “fue el primero que puso en el escenario a los desposeídos como: el cargador, la empleada. Estos personajes antes aparecían en forma utilitaria en las obras que escribían los autores peruanos (…).” Así mismo Zavala propone un teatro sencillo, sin decorados, luces, efectos de sonidos, entre otras cosas, esto se ve reflejado en el siguiente relato: “A principios del mes de Marzo del mismo año [1970] nos presentamos, por primera vez, en el jardín del local de la Universidad Nacional de Educación en Lima. Actuó también, en esa oportunidad el grupo teatral “EL TABANO” pero ellos escogieron un aula para actuar; el público tuvo que trasladarse del jardín al aula. Y es ese otro símbolo de “TEATRO CAMPESINO”: trabajar precisamente, en lugares donde el teatro no ha llegado (ZAVALA CATAÑO, 2009a).” Con esto el dramaturgo buscaba que el teatro llegue a zonas más populares donde no era factible acudir a este tipo de espectáculos. La ideología planteada en el Teatro del Campesino tenía una visión distinta a todas las demás, permitiendo un acercamiento más concreto con el público: “No somos unos simples activistas de la cultura; eso no. No queremos solo divertir al público. No. Nosotros no hacemos caridad cultural. No nos contentamos con llevarles un espectáculo más o menos bien armado a los sectores populares. No. Nos interesa la participación de ese público en el desarrollo cultural, social y político de nuestro país. Hemos comenzado por aplicar las expresiones de ese público, de esa masa a nuestros medios artísticos. También con nuestro teatro, queremos trasmitir una posición, una actitud frente a nuestra realidad histórica (ZAVALA CATAÑO, 2009a).” En el teatro propuesto por Víctor Zavala se encontró similitud a el sainete por tres razones: sus obras constan de un solo acto, la construcción de los personajes según ciertas características sociales, unidimensionales; la nítida oposición valorativa entre los personajes positivos (campesinos, básicamente) y los negativos (patrones, comerciantes, ingenieros, abogados, entre otros). De igual manera emplea los principios dramáticos de Bertolt Brecht (Teatro épico) añadiendo, la entrada de la música, la danza, las máscaras o el uso de la sobreactuación.

EN 1976 se desvanece el grupo de teatro campesino. En 1977 Víctor Zavala se va a Cuzco y funda el “Teatro Popular Cuzco” reescribe la obra “La Domitila”. Más tarde funda el grupo de teatro “Escena Contemporánea” y realiza “Fiebre de oro” (una obra sobre los enganches a los campesinos para llevarlos a los lavaderos de oro en Madre de Dios) que se estrena en 1981 en Cerro de Pasco. Regresa a la docencia en la UNE antes de entrar de lleno en los 80 al movimiento de transformación social más grande de nuestro país que remeció las viejas relaciones de producción en el campo y al Estado. (Diario del pueblo, 2014)[1]

Referencias Bibliográficas:[editar]
  1. «Dramaturgo Víctor Zavala Cataño: "Fui combatiente en el gran teatro de la guerra popular"».