-¿Cuánto lleva de servicio? Unos veinticuatro años, ¿no?
- Unos cuantos más, señor.
- La mayoría de los hombres en su situación querrían el retiro. Estarían pensando en llevar a sus mujeres a un crucero alrededor del mundo. Pero usted no funciona así, ¿no es cierto? Ahora ha decidido molestar al personal de mi oficina exigiendo un traslado a la unidad de combate de la flota de Marines. ¡O sea, la misma unidad de la que le echaron hace unos cuantos años por insubordinación y conducta desordenada!
- Es cierto, señor. Tuve mis divergencias con algunos cuantos maricones… - ¡Highway! No sé si sentir admiración hacia usted o estar resentido por lo que ha hecho. [...] ¡Sargento Highway!
-¿Señor?
Diez Osos: Tú eres el que cabalga solo y no quiere la paz con los casacas azules. Puedes marcharte.
Josey Wales: No pienso irme. No tengo a donde ir.
D.O.: Entonces morirás.
J.W.: He venido aquí a morir contigo o a vivir contigo. [...]No son los gobiernos quienes conviven, son las personas. De los gobiernos no se recibe una palabra justa ni la lucha es justa. Yo he venido aquí a ofrecerte o a recibir una cosa u otra de ti. He venido para que sepas que mi palabra de muerte es cierta y mi palabra de vida también es cierta. […]Yo no prometo nada excepcional, sólo os ofrezco la vida y tú me ofreces la vida. Te aseguro que los hombres pueden convivir sin tener que matarse los unos a los otros.
Diez Osos: Es triste es que las palabras de los jefes de gobierno sean falsas. En tus palabras de muerte hay hierro, todo comanche puede verlo y también hay hierro en tus palabras de vida. Ningún papel firmado puede impedir que hable el hierro de los hombres. La palabra de Diez Osos lleva el mismo hierro de la vida y la muerte. Es bueno que guerreros como nosotros nos encontremos en la lucha por la vida o la muerte. Será la vida.