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LITERATURA ESPAÑOLA DEL BARROCO
EL BARROCO
La literatura producida en España durante los siglos XVI y XVII suele englobarse bajo las expresiones “Edad de Oro", "Siglos de Oro" o "época áurea”’, expresiones que ponen de relieve la estimación del hecho literario en dichos siglos. Sin embargo, es frecuente que los investigadores de la historia de la literatura española de los siglos XVI y XVIII empleen las denominaciones “Literatura del Renacimiento” y “Literatura del Barroco”, que ponen de manifiesto la influencia de las artes plásticas en la literatura.
Este artículo está dedicado a presentar la Literatura Española del Barroco. Para ello, acotamos el significado del término Barroco y el periodo que abarca, realizamos una breve incursión en la historia política y cultural de España de la época, nos detenemos en el conceptismo como estilo literario y, sin ánimo de ser exhaustivos, presentamos en esquema la producción literaria barroca en España atendiendo a los géneros literarios, los autores y las obras más célebres.
Concepto de Barroco
El concepto de Barroco es relativamente reciente en la historiografía literaria. Etimológicamente, el el vocablo procede del portugués y remite a ciertas perlas de forma irregular llamadas “barrocas”. Con ese significado aparece en los textos del Siglo de Oro. Hacia mediados del siglo XVIII se aplica al campo de las artes, y en el XIX se fija ya en sentido específico para designar las artes del XVII, a las que se caracteriza por la extravagancia, la exageración y la irregularidad: en 1855, Jacobo Burckhardt estudia el arte barroco; en 1860, Carducci lo aplica a la literatura; la primera descripción sistemática es Heinrich Wolfflin, en Principios fundamentales de la historia del arte, de 1915, donde lo opone al Renacimiento y le asigna como rasgos principales el paso de lo lineal a lo pictórico, de la visión de superficie a la visión en profundidad, de la forma cerrada a la abierta y de la multiplicidad a la unidad.
El Barroco es un movimiento integral que abarca tanto la arquitectura y la pintura como la literatura y la forma de vida. Se contrapone a lo clásico, con dos visiones opuestas de la realidad: la clásica, equilibrada y en reposo; la barroca, inestable y dinámica. De los moldes clásicos grecolatinos, se pasará a buscar la belleza en lo impreciso, lo dinámico o tumultuoso; ahora bien, los elementos son los mismos, solo que utilizados de modo inverso.
Los materiales temáticos y estilísticos usados por el Barroco son esencialmente los del Renacimiento, aunque sometidos a un tratamiento deformado, burlesco o angustiado, que supone una reacción antirrenacentista en cierto sentido.
El siglo XVII es el siglo barroco por excelencia, especialmente en España. Comienza en los últimos decenios del XVI y recibe el nombre de Manierismo. Cervantes y Lope de Vega, sin ser plenamente barrocos, se encuentran en la encrucijada de ambos movimientos y poseen caracteres de ambos. El escritor barroco adoptará actitudes defensivas. La ironía va a aparecer en la novela, el género más maduro, como se puede ver en la novela picaresca o en El Quijote. La poesía va a conducirse con arreglo a un triple patrón: del esteticismo puro se pasa a la evasión estética; otras veces será la angustia íntima ante el paso del tiempo, fundamentan en la estética de Quevedo, como respuesta a este mundo falso e inestable; en otros casos, se da la resignación estoica ante lo inevitable. También el teatro, que en ocasiones se decanta por la evasión, refleja un mundo sometido a los dictados de la Iglesia y de la Monarquía y predica el conformismo a través de los temas del honor y el decoro. En cuanto al estilo, predomina el artificio y la exuberancia. El hombre barroco pierde la confianza en el mundo natural y real y tratará de encontrarla en el artificio y en la apariencia.
Las generaciones barrocas
En el Barroco, las dos generaciones centrales están dominadas por las figuras de Lope, Góngora y Quevedo, precedidas por una anterior en la que Cervantes constituye la cima, y continuadas por la que tiene a Calderón como máxima cumbre.
La primera generación asiste al auge de la novela: Cervantes,Mateo Alemán, Espinel, entre otros escriben sus novelas en este momento en que se cultiva la picaresca, la novela corta, la novela bizantina, etc., hasta que aparece El Quijote, obra que abre múltiples caminos a la narrativa posterior.
La segunda generación (los nacidos hacia 1560) queda definida por la creación de la comedia nueva: Lope de Vega, Guillén de Castro, Gaspar de Aguilar, etc., y por el surgimiento de una lírica que elabora la herencia renacentista con experimentos tan renovadores como la obra de don Luis de Góngora. En estas fechas nacen las tendencias, grupos y escuelas: gongorismo, clasicismo andaluz y la escuela clasicista aragonesa.
En la tercera generación se consolidan las formas de la anterior. No hay nuevas aportaciones revolucionarias como las de Góngora. Abundan las polémicas y discusiones sobre la validez de la poesía del cordobés. Se afirma el teatro lopesco. Descuella sobre sus compañeros Quevedo, "más que un hombre, una dilatada literatura" como lo ha descrito Borges, que supone en su obra una especie de síntesis barroca concentrada y total.
Y en la cuarta generación (nacidos hacia 1600) la novela entra en decadencia, lo mismo que la lírica, mientras el teatro vuelve a alcanzar una cima con Calderón de la Barca.
Contexto histórico, político y cultural: La decadencia de España
Durante los reinados de los Austrias menores, Felipe III; Felipe IV; Carlos III, España entra en una profunda crisis, iniciada en la monarquía de Felipe II. Los rasgos definitorios del siglo XVII español, que apuntan los historiadores, son el pesimismo junto con la sensación de crisis, que suelen asociarse a la pérdida de la hegemonía española. Los problemas, cada vez más acuciantes, se pueden resumir en los siguientes:
. Se agudiza la despoblación y la pobreza. . Las riquezas que llegan de Indias no producen bienestar, pues se destinan a gastos de guerra. . Las disfunciones económicas hacen que aumente la inflación. . Las inversiones productivas están bloqueadas por barreras sociales e ideológicas que consideran infame el trabajo manual. . La corrupción de los estamentos del gobierno y de los validos es grande. . Se radicalizan las posturas represivas y la persecución social e ideológica (por ejemplo, expulsión de los moriscos en 1609). . Los conflictos exteriores se agravan (guerra de los Treinta años). . Cataluña y el reino de Portugal se sublevan en 1640. . La piratería en las rutas americanas acumula problemas. . La Paz de Westfalia de 1648 marca simbólicamente el final del poder español.
El general sentimiento de desorientación en distintas vertientes de la visión del mundo barroca, influye sin duda en la creación literaria:
La sensación de crisis histórica conduce a una solución situada en el plano de la contemplación ascética y el rechazo del mundo. Son notables las obras que desarrollan los motivos del desengaño, la vanidad de la vicia, la conciencia de fugacidad y fragilidad, la separación entre la realidad y la apariencia, el escepticismo fundado en lo vano de la existencia humana en este mundo, etc.
La conciencia de las dimensiones ilusorias de la experiencia provoca una visión cultural que lleva al extremo los experimentos del ilusionismo: desbordamiento expresivo y la teatralización de la vida.
ESTÉTICA LITERARIA DEL BARROCO
La estética general del arte barroco se caracteriza por la extremosidad, la exageración, la ruptura con los “equilibrios renacentistas", en la búsqueda de la conmoción del receptor. En la literatura se hace patente en el artificio, la elaboración retórica, la sorpresa, las figuras estilísticas basadas en la antítesis, la metáfora violenta, que desempeñan funciones esenciales en los objetivos expresivos del periodo. Para la explicación de la estética del conceptismo, seguimos a Menéndez y Arellano:
El “conceptismo”: La base de casi toda la literatura barroca es el conceptismo. Baltasar Gracián, en Agudeza y arte de ingenio, lo define así: “es la agudeza pasto del alma"; "es la sutileza alimento del espíritu”; “cuanto más escondida la razón y que cuesta más, hace más estimado el concepto". Cuanto más difícil, mayor será la agudeza de un texto y por ende el placer en descifrarlo. Para descifrar un texto necesitamos conocer las claves que lo han cifrado. Son de dos tipos: a) claves de competencia de los mecanismos de producción (conceptismo); b) claves de la situación cultural e histórica en que el texto se inserta (tradición literaria e intertextualidad). El conceptismo se basa en técnicas de ocultación y en la multiplicación de sentidos.
Estética de la agudeza: La agudeza de concepto, según Garcián, "consiste más en la sutileza del pensar que en las palabras" y la agudeza verbal consiste más en la palabra. Las formas básicas de la agudeza verbal son las dilogías (un significante con dos significados simultáneos), la antanaclasis (repetición de un significante con un significado distinto cada vez), disociación (partir una palabra para que cada parte tenga significado nuevo independiente), polípote (juego con los mismos términos sometidos a distintos accidentes gramaticales), derivación o figura etimológica (juego con términos de la misma familia etimológica), paronomasia (juego con significantes que solo se diferencian en un fonema, y en general, juego con significantes que se parecen lo bastante como para ser percibida esa semejanza), calambur (formación contextual de una palabra con elementos de otras) y retruécano (juego de dos frases formadas con los mismos elementos o aproximadamente iguales pero con distinto régimen y funciones gramaticales y distinto orden en la frase). Reconstrucción de los códigos: Para reconstruir el código necesitamos las claves anteriormente, a menudo muy alejadas ya de nosotros o que se han perdido en el tiempo: . En la literatura barroca proliferan composiciones de circunstancias, llenas de alusiones y referencias concretas a personas, hechos o detalles de la vicia cotidiana o del desarrollo de las propias escuelas, que ya no están vigentes. . Otra clase de elementos muy vivos en el XVII son los materiales folclóricos, empezando por el refranero y siguiendo por alusiones a fiestas, cuentecillos, etc., de los que nos quedan aún vestigios. . A estos fenómenos, hay que sumar la intertextualidad. El poeta del Barroco es generalmente un poeta culto que conoce la literatura antigua y quiere lucirse. Algunos poetas se sirven de polianteas, silvas de varia lección y repertorios de anécdotas, frases célebres, zoología, emblemática, etc. Ha de tenerse en cuenta la literatura grecolatina para la literatura moral y satírica; la poesía petrarquista italiana para los géneros amorosos; la Biblia para la literatura moral, religiosa y de reflexión política; la lírica tradicional y el Romancero viejo como fuentes de del teatro y en las corrientes de la poesía de tipo popular, etc.
En suma, la tarea de leer los textos del XVII es una tarea difícil, exigente, y que requiere una voluntad de indagación y exégesis de la que pueda sacarse el placer especulativo y activo.
GÉNEROS, AUTORES Y TÍTULOS PRINCIPALES
TEATRO EN EL SIGLO XVII:
Lope de Vega: Tragedias: Peribáñez y el Comendador de Ocaña; Fuenteovejuna; El mejor alcalde, el rey; El caballero de Olmedo. El castigo sin venganza. Comedias cómicas: La discreta enamorada; El acero de Madrid; El perro del hortelano; etc. Otras comedias y géneros: El bastardo de Mudarra; Siete Infantes de Lara; Las almenas de Toro; Los jueces de Castilla, El primer rey de Castilla; El conde Fernán González; Las paces de los reyes y judía de Toledo; El remedio en la desdicha; El mejor mozo de España; El marqués de Mantua; etc. Autos sacramentales. Dramaturgos mayores del ciclo de Lope: Guillén de Castro (Las mocedades del Cid; etc.). Mira de Amescua (El esclavo del demonio; La rueda de la Fortuna; Galán, valiente y discreto; La Fénix de Salamanca; etc.). Juan Ruiz de Alarcón (Los pechos privilegiados, El tejedor de Segovia; La verdad sospechosa; Las paredes oyen; No hay mal que por bien no venga; La cueva de Salamanca; El Anticristo; etc.). Vélez de Guevara (Reinar después de morir; Virtudes vencen señales; etc.). Tirso de Molina (Los cigarrales de Toledo; Deleitar aprovechando; El vergonzoso en palacio; La mejor espigadera; La venganza de Tamar; El condenado por desconfiado; El Burlador de Sevilla; etc.). Dramaturgos secundarios del ciclo de Lope de Vega: Andrés de Claramonte. Diego. Jiménez de Enciso. Felipe Godínez. Rodrigo de Herrera. Salas Barbadillo. Jerónimo de Villaizán. Juan Pérez de Montalbán. Luis Belmonte Bermúdez. Antonio Hurtado de Mendoza. Alonso de Castillo Solórzano . Otros dramaturgos menores: Alonso Remón, Jacinto de Herrera. Pedro Calderón de la Barca: El drama religioso, obras hagiográficas y bíblicas: La devoción de la cruz; El mágico prodigio; Los cabellos de Absalón; etc. Dramas: A secreto agravio secreta venganza; El médico de su honra; El pintor de su deshonra; El alcalde de Zalamea; La vida es sueño; etc. Comedias de capa y espada: La dama duende; No hay burlas con el amor; El agua mansa; Casa de dos puertas mala es de guardar; Las manos blancas no ofenden; etc. Autos sacramentales: Dramaturgos mayores del ciclo calderoniano: Agustín Moreto (El desdén, con el desdén. El lindo don Diego; etc.). Agustín de Rojas Zorilla (Del rey abajo ninguno; El labrador más honrado; García del Castañar; Entre bobos anda el juego; etc.) Dramaturgos menores del ciclo de Calderón: Cristóbal de Monroy. Juan Bautista Diamante. Álvaro Cubillo de Aragón. Juan ele Matos Fragoso. Antonio Coello. Juan de la Hoz y Mota. Agustín de Salazar. Sor Juana Inés de la Cruz. Dramaturgos del final de siglo: Antonio de Solís y Rivadeneyra. Francisco Antonio Bances Candamo. Otros géneros: auto sacramental; comedia burlesca; entremés; loas; jacas y mojigangas.
POESÍA EN EL SIGLO XVII:
Pedro de Espinosa: (Fábula de Gentil; etc.) Luis Carrillo y Sotomayor: (Fábula de Avis y Galatea; Libro de la erudición poética). Miguel de Cervantes: Viaje del Parnaso; etc. Luis de Góngora: Romances: Fábula de Píramo y Tisbe; etc. Sonetos: Mientras por competir con tu cabello; etc. Letrillas: Ándeme yo caliente; Da bienes Fortuna; etc. Poemas mayores: Polifemo; Soledades. Poesía culta y gongorina: El Conde de Villamediana. Soto de Rojas (Desengaños de amor en rimas; Los rayos del Faetón; Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos). Juan de Jáuregui (Orfeo). Gabriel Bocángel (La Lira de las Musas). Otros poetas: Pantaleón de la Ribera; Salvador Jacinto Polo de Medina; Francisco de Trillo y Figueroa. Grupos poéticos regionales sevillano y aragonés: Sevillano: Juan de Arguijo. Francisco de Medrano. Francisco de Rioja. Rodrigo Caro (Las ruinas de Itálica famosa). Andrés Fernández de Andrada (Epístola moral a Fabio). Grupo clasicista aragonés: Lupercio Leonardo de Argensola. Bartolomé Leonardo de Argensola. Esteban Manuel de Villegas. Fray Jerónimo de San José. Martín Miguel Navarro. Lope de Vega: (Rimas sacras; Soliloquiso; La Filomena y la Circe; La Dorotea; Rimas de Burguillos; La gatomaquia; sonetos; etc.). Poetas castellanos del ámbito de Lope: El Conde de Salinas. Pedro Liñán de Riaza. Antonio Enríquez Gómez. Francisco López de Zárate. José de Valdivielso. Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache. Otros: Don Bernardino de Rebolledo. Pedro de Medina Medinilla. Alonso de Ledesma. Antonio Hurtado de Mendoza. Francisco de Quevedo: Poemas amorosos: Retrato no vulgar de Lisis; Amor constante más allá de la muerte; Poemas satíricos y burlescos: Epístola satírica y censoria; Poema Heróico de las necedades de Orlando el enamorado; etc. Otros géneros poéticos: poesía épica culta; poesía burlescas; poesía erótica; etc.
PROSA DEL SIGLO XVII:
Miguel de Cervantes: Galatea. Novelas ejemplares. Los trabajos de Persiles y Sigismunda; El Quijote. Lope de Vega: Arcadia; El peregrino en su patria; Novelas a Marcia Leonarda; La Dorotea; etc. Tirso de Molina: Historia de la orden de la Merced; Los tres maridos burlados; Los triunfos de la verdad; etc. Otros autores: Alonso de Castillo Solórzano. Salas Barbadillo (Don Diego de noche). Céspedes y Meneses. María de Zayas (Novelas amorosas y ejemplares; Honesto y entretenido sarao; Desengaños amorosos). Novela picaresca: Mateo Alemán (El Guzmán de Alfarache). Vicente Espinel (Marcos de Obregón). Gregorio González (Guitón Onofre). Carlos García (El desorden de la codicia de los bienes ajenos). Alcalá Yáñez (El donado hablador). Castillo Solórzano (Las aventuras del bachiller Trapaza). Antonio Enríquez Gómez (Vida de don Gregario Guadaña). Luna, cortés de Tolosa (continuaciones del Lazarillo). La vida y hechos de Estebanillo González. Francisco Santos (Periquillo de las Gallineras). Francisco de Quevedo: Los sueños; El Discurso de todos los diablos; La hora de todos; El buscón. Relato satírico-moral y costumbrista: El diablo cojuelo. Fernández de Ribera. Costumbrismo: Liñán y Verdugo. Remiro de Navarra. Juan de Zabaleta. Francisco Santos. Baltasar Gracián: Agudeza y arte de ingenio; Oráculo manual; El Criticón. Prosa histórica: Francisco Manuel de Melo. Francisco de Moncada. El Inca Garcilaso de la Vega. Antonio de Solís. Saavedra Fajardo: República literaria; Empresas políticas; Locuras de Europa. Otros géneros: novela pastoril; novela morisca; novela histórica; novela bizantina; prosa filológica y preceptivas; oratoria sagrada y los escritores religiosos.
BIBLIOGRAFÍA
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