Tagus (rey)

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Tagus
Información personal
Nacimiento Fecha de nacimiento desconocida. Alrededor de 256 a. C.
Lugar de nacimiento desconocido. Probablemente alguna población en el territorio de los olcades cerca de las fuentes del río Tajo
Fallecimiento 221 a. C.
Qart Hadasht (Cartagena)
Causa de muerte Crucifixión y pena de muerte Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Rey y guerrero Ver y modificar los datos en Wikidata
Lealtad Olcades
Rango militar Rey de los olcades

El rey Tagus, también denominado Tago o Tagum fue un líder de la Hispania prerromana que vivió alrededor de 221 a. C. y del que tenemos noticia por ser protagonista indirecto de la muerte de Asdrúbal el Bello, debido a que un siervo suyo fue el asesino del caudillo cartaginés.

A pesar de los escasos datos que nos han transmitido las fuentes clásicas, el estudio de la conquista cartaginesa de Hispania proporciona información que permite perfilar a grandes rasgos la naturaleza de este personaje histórico.

Tagus murió ejecutado mediante crucifixión por Asdrúbal el Bello en 221 a. C. o poco antes. La única fuente clásica que lo nombra de manera directa no indica que tuviese hijos y lo describe como un valiente guerrero, por lo que se puede aventurar que murió relativamente joven, con unos 35 años, algo que nos daría una fecha aproximada de nacimiento alrededor de 256 a. C.

Fuentes clásicas[editar]

Tagus es citado directa e indirectamente por las fuentes clásicas al relatar la muerte de Asdrúbal el Bello. Únicamente Silio Itálico -que escribió alrededor del 90 d. C.- lo menciona por su nombre y de una manera directa:

Así las cosas, se entregan las riendas del poder a Asdrúbal, quien por entonces esquilmaba con furor desproporcionado las riquezas de los pueblos de Occidente, la nación íbera y los que habitan junto al Betis. Corazón terrible no exento de una irremediable cólera el de un jefe que disfrutaba mostrando crueldad en su poder. Con su insaciable sed de sangre, creía descabelladamente que ser temido era síntoma de distinción; sólo podía aplacar su locura sanguinaria con castigos nunca vistos. Sin ningún respeto por lo humano o lo divino, mandó crucificar en lo alto de una cruz de madera a Tagus, hombre de arraigada nobleza, aspecto distinguido y probado valor, y, triunfante, exhibió luego ante su pueblo afligido a este rey privado de sepultura. Por grutas y riberas lloran las ninfas de Iberia a Tagus, quien tomaba su nombre del aurífero río, y no hubiera preferido él ni la corriente meonia ni las aguas lidias, ni la llanura que, regada por un caudal de oro, amarillea al mezclarse con las arenas del Hermo. Siempre el primero a la hora de entrar en combate y el último en deponer las armas, cuando guiaba altanero a su veloz corcel a rienda suelta, no había espada ni lanza arrojada de lejos que pudiera detenerlo. Revoloteaba triunfante Tagus, bien conocido en ambos ejércitos por su dorada armadura.


Cuando uno de sus esclavos lo vio colgado de su funesto madero y desfigurado por la muerte, a hurtadillas empuñó la espada preferida de su amo, irrumpió rápidamente en palacio e hirió por dos veces el pecho cruel de Asdrúbal. Los cartagineses montaron en cólera, acentuada entonces por tal pérdida y, como pueblo proclive a la crueldad, se abalanzan contra él y lo someten a todo tipo de torturas: ya no hubo límite para el fuego y el hierro candente, los azotes que aquí y allá desgarraban su cuerpo mutilado con infinitos golpes, las manos del verdugo, la misma muerte que se le colaba hasta el fondo de sus entrañas, las llamas que brillaban en mitad de las heridas. Un espectáculo atroz de ver, e incluso de contar: sus tendones cruelmente estirados, se tensaban todo lo que el tormento permitía; cuando perdió toda su sangre, sus huesos calcinados humeaban todavía junto a los miembros consumidos. Pero su ánimo permanecía intacto: sobrellevaba el dolor, lo despreciaba y, como si fuese un mero espectador, reprochaba a los torturadores su agotamiento y a grandes gritos reclamaba para sí el suplicio de la cruz, lo mismo que su amo.
Silio Itálico: La Guerra Púnica (Punica) I, 144-180

El resto de fuentes no citan expresamente a Tagus, sino que se limitan a reseñar cómo su cliente o esclavo dio muerte de Asdrúbal.

El capitán de los cartagineses, después de haber gobernado la España por ocho años, fue muerto una noche en su tienda a traición por un galo, que quiso satisfacer sus particulares ofensas.
Polibio (208-118 a. C.): Historias (Historiae) II, 36,1
(Asdrúbal, yerno de Amílcar). Al final fue asesinado por un siervo suyo arteramente a los nueve años de mando.
Diodoro Sículo (49 a. C.): Biblioteca Histórica (Bibliotheca Historica): XXV, 12
Confiando más en la política que en las armas, hizo más para extender el imperio de Cartago mediante alianzas con los reyezuelos y ganándose nuevas tribus por la amistad con sus jefes, que empleando la fuerza de las armas o la guerra. Pero la paz no le dio la seguridad. Un bárbaro, a cuyo amo había condenado a muerte, le asesinó a plena luz del día, y cuando fue capturado por los testigos se le veía tan feliz como si hubiera escapado. Incluso cuando le torturaron, su satisfacción por el éxito de su intento sobrepasaba su dolor y su rostro tenía una expresión sonriente.
Tito Livio (59 a. C. - 17 d. C.): Historia de Roma desde su fundación (Ab Urbe condita) Libro XXI, 2-6
Un siervo bárbaro, exaltado por la muerte de su amo, atacó de improviso a Asdrúbal y lo mató.
Valerio Máximo (31 d. C.): Hechos y dichos memorables,(Factorum ac dictorum memorabilium), III, 3
Poco tiempo después de estos sucesos, un esclavo, a cuyo dueño había matado con crueldad, dio muerte a Asdrúbal, sin ser visto, en el transcurso de una cacería, cuando estaba dedicado al gobierno de aquella Iberia perteneciente a Cartago y Aníbal mató a éste, convicto de su crimen, tras haberlo atormentado de manera terrible.
Apiano (95-165 d. C.): Iberia, 8
Asdrúbal murió a manos de un esclavo hispano que así vengaba a su dueño.
Marco Juniano Justino (siglos II-III d. C.) Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo (Historiarum Philippicarum) XLIV, 5,5

La situación de la conquista cartaginesa de Hispania a la muerte de Tagus[editar]

La historia de la conquista cartaginesa de Hispania se puede dividir en tres fases de acuerdo con las acciones y políticas de cada uno de los tres bárquidas que la dirigieron:

  • 237-229 a. C.: Amílcar Barca consiguió dominar a los pueblos costeros, íberos y tartesio-turdetanos, logrando el control de los recursos mineros de Andalucía,[1]​ aunque murió en batalla frente al rey Orisón en la lucha por controlar la población oretana de Heliké.[2]
  • 229-221 a. C.: Asdrúbal el Bello completó el dominio sobre Oretania y consolidó su influencia mediante pactos con líderes autóctonos, incluyendo su matrimonio con una princesa local.[2]​ Fundó Qart Hadasht (Cartagena) y acordó con los romanos el Tratado del Ebro, que limitaba la expansión cartaginesa.[3]​ Murió, como se ha mencionado, asesinado en 221 a. C. a manos de un esclavo del rey Tagus, cuando preparaba ampliar el control de los territorios interiores de la península.
  • 221-206 a. C.: Aníbal, inmediatamente tras suceder a Asdrúbal, inició las campañas cartaginesas en el interior peninsular con un agresivo ataque contra los olcades que acabó significando su práctica desaparición.[4]

Los olcades[editar]

Los olcades son uno de los pueblos más enigmáticos de la Hispania prerromana,[5]​ ya que únicamente son citados en el periodo anibálico, desapareciendo de las fuentes en época posterior.[6]​ La historiografía ha teorizado a lo largo del tiempo varias ubicaciones para esta tribu, aunque parece que lo más probable es que poblasen las tierras alrededor el alto Júcar, en la actual provincia de Cuenca.[7]​ Las fuentes clásicas los situaban junto a los carpetanos y no lejos de Sagunto. Del estudio de la arqueología en dicha zona conquense y de la ubicación de esta zona dentro de la península ibérica se ha podido postular que los olcades fueron un pueblo de ascendencia celta o indoeuropea pero profundamente iberizado. Esta iberización habría hecho que, a diferencia de los pueblos indoeuropeos peninsulares, su sistema de gobierno fuese de tipo monárquico, como sucedía en otras tribus íberas.

Tagus como rey de los olcades[editar]

La inmediata sucesión de la muerte de Asdrúbal y el ataque a los olcades ha hecho que se estime que ambos acontecimientos estuvieron relacionados y que se considere a este ataque como una expedición de castigo por el asesinato del líder cartaginés.[8]

De acuerdo con estas teorías, Tagus habría sido el rey de los olcades que habría acordado una alianza o sumisión con los cartagineses[9]​ y que posteriormente se habría rebelado contra ellos, sufriendo un castigo ejemplarizante a manos de Asdrúbal.[10]​ Tras su muerte, un esclavo suyo habría dado muerte al bárquida en lo que varios autores consideran un ejemplo de la devotio celtíbera.

Inmediatamente tras la ejecución del esclavo de Tagus, Aníbal habría acometido la campaña de castigo contra los olcades destruyendo su capital, Althia,[8]​ y posteriormente enviando a parte de la tribu al norte de África como refuerzo de las tropas cartaginesas, antes de iniciar su ataque a la península itálica.[11]​ Tras estas acciones, los olcades ya no volvieron a ser citados por las fuentes clásicas, algo que ha hecho estimar que los supervivientes que permanecieron en Hispania perdiesen su identidad étnica y se diluyesen entre las tribus vecinas, principalmente entre los carpetanos.[12]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

Bibliografía[editar]

Enlaces externos[editar]