Ir al contenido

Libeláticos

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Los libeláticos fueron los cristianos que con el fin de librarse de la persecución se procuraban un certificado (en latín libellus) que acreditaba haber sacrificado a los dioses.

En la persecución de Decio hubo muchos cristianos que, porque no les obligasen a sacrificar públicamente a los ídolos, según las órdenes del emperador, conseguían de los magistrados por gracia o por dinero certificados de haber obedecido a las órdenes del emperador y estaba prohibido inquietarlos en materia de religión teniendo éstos unos certificados que se llamarían en latín libelli, de donde salió el nombre de libeláticos.

Interpretación

[editar]

Los centuriadores de Magdeburgo y Tillemont,[1]​ piensan que estos lapsos cristianos no renunciaban realmente a la fe, ni sacrificaban a los ídolos y que era falso el certificado que conseguían. Los libeláticos, dice Tillemont, eran los que iban a buscar a los magistrados o les enviaban alguno que declarase que eran cristianos, que no les era lícito sacrificar a los dioses del imperio: que le rogaban les tomasen una suma de dinero y les eximiesen de hacer lo que les estaba prohibido. Recibían después del magistrado o le daban un certificado de renunciar a Jesucristo y de haber sacrificado a los ídolos aunque fuese falso: estos billetes se leían públicamente.

Al contrario, Baronio piensa que los libeláticos eran los que realmente habían cometido el crimen que se certificaba. Acaso habría unos y otros, como piensa Bingham.[2]

Consecuencias

[editar]

Pero su crimen era considerado una apostasía: así la Iglesia de África no restituía a la comunión a los libeláticos hasta que hiciesen una larga penitencia. Este rigor obligó a los libeláticos a acudir a los confesores y mártires que estaban presos o que iban a morir para alcanzar por su intercesión la absolución de las penas canónicas que tenían que sufrir: esto es lo que se llamaba pedir la paz. El abuso de estos dones de paz causó un cisma en la iglesia de Cartago en tiempo del obispo Cipriano: este prelado se levantó con todas sus fuerzas contra esta facilidad en perdonar semejantes prevaricaciones, como se puede ver en sus cartas 31, 52 y 68 y en su tratado de Lapsis. El canon 11 del concilio de Nicea I que arregla la penitencia de los que renunciaron a la fe sin haber sido violentados puede acaso ser relativo a los libeláticos.

Referencias

[editar]
  1. Cf. t. 3, p. 318 y 702
  2. Cf. Orígenes eclesiásticos, 1.16, c. 4, §. 6.

Bibliografía

[editar]
  • Diccionario de Teología 1846, P. Bergier