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Rodesia (región)

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Rhodesia o Rodesia fue el nombre dado durante el mandato británico a una amplia región conquistada por el empresario y mercenario Cecil Rhodes en el sur de África. Estas tierras se reorganizaron posteriormente en dos regiones, Rodhesia del Norte y Rhodesia del Sur, que pasarían a llamarse tras su independencia Zambia y Zimbabue.

Origen etimológico

El inglés Cecil John Rhodes vivió en Sudáfrica una vida al aire libre desde los quince años, y se dedicó a una serie de actividades en los negocios de los diamantes, la política, y la exploración con energía casi sobrehumana. Construyó la línea ferroviaria entre Ciudad del Cabo y El Cairo, uniendo las tierras inglesas ubicadas en África, de este modo, las extensiones alcanzaron enormes dimensiones, en su honor, las tierras se denominaron Rhodesia. En la actualidad, corresponden a Zimbabwe, y parte de Botswana.

Historia

En los años sesenta y setenta, la descolonización en África central británica ha estabilizado las relaciones entre Londres y las antiguas colonias reunidas en la Commonwealth. La independencia autoproclamada en Rhodesia por la minoría blanca estructura el discurso de «África para los Africanos». El paso, finalmente pacífico, del poder de los blancos a los negros es citado como ejemplo de una posible evolución de Suráfrica.

Las dos Rodesias y Niassalandia fueron conquistadas por Cecil John Rhodes a finales del siglo XIX, partiendo de Suráfrica, en nombre de Gran Bretaña. La situación demográfica y las riquezas descubiertas han distinguido rápidamente a los tres territorios: Rodesia del Sur es creada por 200.000 colonos que desarrollan en ella cultivos de exportación, Rhodesia del Norte forma alrededor del Copperbelt una zona industrial en la que obreros cualificados europeos y mano de obra africana cohabitan con dificultad, y Niassalandia, más densamente poblada y poco apta para las explotaciones, sirve de reserva de mano de obra a los otros dos territorios y a Sudáfrica.

A partir del periodo de entreguerras, se introduce en Rhodesia del Sur un sistema inspirado en las políticas seguidas en la misma época en Suráfrica que restringen los derechos sindicales y económicos de los negros. Su expresión política está limitada por el censo y por los criterios de educación. En 1953, los británicos, que intentan preparar la emancipación de sus territorios, agrupan sus posesiones de África central en una federación destinada a preservar la complementariedad de las tres entidades. Concebida por Londres para garantizar un reparto progresivo del poder, la federación es, no obstante, mantenida por las compañías mineras de Rodesia del Norte y por los colonos de Rhodesia del Sur, que ven en ella un modo de perpetuar sus privilegios. Se oponen a los nacionalistas africanos, que se hacen cada vez más virulentos después del final de la segunda guerra mundial y desean una llegada rápida a la independencia. Ante los disturbios que se desarrollan en Rhodesia del Norte y en Niassalandia entre 1958 y 1961, Londres acepta disolver la federación y concede, en 1964, la independencia a cada uno de estos territorios en los que los nacionalistas Africanos han ganado las elecciones. Toman el nombre, respectivamente, de Zambia y Malawi.

Rhodesia del Sur, en la que el 8 por 100 de blancos ve finalmente la disolución de la federación como una forma de preservar su poder, se convierte simplemente en Rhodesia, en respuesta a la desaparición del nombre de Rhodesia del Norte. Los colonos, dirigidos desde 1964 por un primer ministro nacionalista, Ian Smith, del Frente Rhodesiano, escaldados por el ejemplo, considerado desastroso, de la independencia del Congo belga, y por el éxodo de sus homólogos kenianos e inquietos por la llegada al poder de los laboristas en Londres en 1964, declaran unilateralmente la independencia de Rodesia en 1965.

Durante los quince años que siguen, la diplomacia británica estará embrollada con el problema rhodesiano. Si bien Londres ha utilizado, en los años cincuenta, la fuerza en Kenia o en Malasia, los gobiernos británicos rehúsan intervenir militarmente en Rhodesia. A diferencia de los kikuyu de Kenia, el régimen de lan Smith dispone de una administración y de un ejército organizado. Arriesgarse en una operación militar contra los colonos de Rhodesia habría sido igualmente, después del fracaso político de la operación contra los kikuyu y el éxodo de los ingleses de Kenia, particularmente impopular en Gran Bretaña. Acusada por las jóvenes naciones independientes de la Commonwealth de aplicar dos pesos y medidas, Londres respeta moderadamente las sanciones económicas decididas por el Consejo de Seguridad de la ONU. En 1966, Ghana y Tanzania rompen sus relaciones diplomáticas con Londres y varios de los otros Estados Africanos amenazan con imitarlos.

Rodesia, apoyada por Sudáfrica y Portugal, que conserva todavía Angola y Mozambique, sufre pocas sanciones y vive, incluso, un crecimiento elevado. Sin embargo, mientras que los líderes africanos rehúsan en 1971 un compromiso propuesto por Londres que prevé un reparto gradual del poder por el medio artificioso de la extensión progresiva del sufragio a la mayoría negra, se organiza una guerrilla, a partir de 1972, en el este del país. Dividida según las capas étnicas entre ndebele (ZAPU) y shona (ZANU), apoyados unos por la URSS y los otros por China, disponiendo de bases en Mozambique independiente desde 1975, la guerrilla se unió a partir de 1976 en un frente patriótico (PF). Sudáfrica cambia entonces de estrategia. Intentando evitar una toma del poder por los movimientos radicales, presiona a lan Smith para que retome las negociaciones. Estos «consejos» se revelan como más desagradables que los de Londres. En 1979, cuando el «milagro económico rhodesiano» llega a su fin, los europeos aceptan por referéndum el principio de un régimen multirracial, y organizadas las elecciones, ganadas por el moderado Abel Muzorewa, refuerzan la confianza de los blancos, que conservan sus puestos clave. Sin embargo, este gobierno no es reconocido por la ONU, que considera que el PF es el único representante del país. Se abren entonces las negociaciones bajo la protección de Gran Bretaña, llamada, en tanto que potencia colonial, para supervisar el proceso. Nuevas elecciones se organizan en 1980, que llevan al poder a Robert Mugabe, líder del PF y de la ZANU, que conduce al país a la independencia con el nombre de Zimbabwe.

Durante los años de la guerrilla, entre 1972 y 1979, el país no ha conocido el éxodo pero sí operaciones de intensidad variable que han costado 15.000 vidas en una población de una media de 6.000.000. Después de la independencia, Mugabe ha concentrado en sus manos todos los poderes políticos, pero ha dejado a los colonos lo esencial de su poder económico. La regresión que había comenzado poco antes de la independencia se ha acentuado gravemente después. La mitad de los colonos han emigrado a partir de la llegada al poder del antiguo rebelde Mugabe, la mayoría hacia Sudáfrica. Los que han permanecido han aceptado la nacionalidad zimbabwense y no tener escaños reservados en el Parlamento. La última medida, fechada en 1992, es la redistribución de las tierras no explotadas, que no ha suscitado reacciones especiales.