Ir al contenido

Gótico isabelino

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 01:59 26 sep 2009 por SieBot (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Iglesia del Convento de San Pablo. Valladolid, España.

Gótico isabelino, también llamado estilo Reyes Católicos y gótico hispano-flamenco, es un estilo gótico en transición al renacimiento que se desarrolla especialmente en la Corona de Castilla durante el reinado de los Reyes Católicos, con características propias y originales en momentos que todavía aparece el gótico tardío.

El estilo isabelino introduce varios elementos decorativos más que estructurales, de la tradición castellana y algunos ornamentos de influencia islámica y otros procedentes de Flandes, típicamente las formas flamígeras. Muchos de los edificios que se construyeron en este estilo fueron encargos de los Reyes Católicos o bien estuvieron de algún modo patrocinados por ellos. Paralelamente se desarrolla en Portugal un arte muy similar denominado manuelino. Como característica más evidente está el predominio de los motivos heráldicos y epigráficos y sobre todo los símbolos del yugo y las flechas y la granada, que hacen referencia a los monarcas. También es característico de este periodo la ornamentación con bolas de muchos de los edificios.

Cuando llega el clasicismo, en España apenas queda una herencia de edificios de la antigüedad clásica, de modo que los españoles no abrazan entusiastas el nuevo estilo, considerado como puro Renacimiento por los italianos, que por otro lado edificaron muy pocos ejemplos del estilo gótico.

Independientemente de las características ambientales de los interiores, el gótico proporciona unos sistemas estructurales de probada eficacia. Y precisamente el estilo gótico había sufrido en la Península una serie de modificaciones debidas a la tradición local: ventanas mucho más pequeñas de las que permite el sistema constructivo y pendientes de cubierta mucho menos pronunciadas, y también cubiertas planas, lo que hizo un estilo realmente original, pero que aprovechaba eficientemente el sistema constructivo gótico. Por otro lado, muy probablemente los arquitectos españoles habituados al gótico, considerasen con cierto desprecio los tirantes metálicos vistos que los arquitectos italianos se veían obligados a poner en los arcos para resistir los empujes horizontales, cuando en el sistema constructivo "gótico" había métodos que evitaban la "trampa".

A partir de la herencia gótica se empieza a gestar un estilo propio en el que se incluyen elementos más modernos. Quizá el ejemplo más representativo de este estilo sea el Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, en que la idea gótica está más en el sistema constructivo que en la concepción del espacio interior, que poca relación tiene con el gótico original francés.

Por ello en la Península, cuya tradición de arquitectura clásica está temporalmente muy alejada, (tras los siglos de dominación musulmana) prefiere, por tradición propia, por racionalidad constructiva, el sistema gótico, que en el tiempo va evolucionando en la decoración de los edificios, correspondiendo con la riqueza general del país en el momento, hacia un recargamiento, lo que se ha dado en llamar plateresco, mientras se mantienen íntactos varios elementos del gótico, especialmente el modo de llevar las cargas de las bóvedas a los pilares (no a los muros, como en el románico), apuntalándolos con los arbotantes, con sus chapiteles y, muchas veces, los arcos apuntados.

Desde un punto de vista conceptual, no se debe definir un estilo por su sistema constructivo, sino por su concepción del espacio arquitectónico y éste, en la península, fue un estilo original y propio. Por todo ello este estilo debería llamarse plateresco más que un gótico tardío o isabelino.