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Los buenos modales son el reflejo el comportamiento del “ser humano civilizado”. Pero el concepto de civilité consiguió su sentido y función específicos en el segundo cuarto del siglo XVI a partir de la obra de Erasmo de Rotterdam De civilitate morum puerilium, la cual tuvo tanto éxito la obra que se hicieron más de 130 ediciones y se tradujo al inglés, luego al alemán y al francés, bajo la influencia de Erasmo se escribieron muchas más obras con el nombre de civilité o civilité puerile.

En el Renacimiento se consolida uno de los procesos más relevantes en el ámbito social: los buenos modales o reglas de etiqueta. Pero no fue un surgimiento de la nada, ya desde la antigüedad se habían marcado algunas reglas de comportamiento.

En la Edad Media se establecieron algunas normas y manuales respecto al buen comportamiento, sobre todo en la mesa, este tipo de obras predominaban en los círculos clericales, Hugo de San Víctor en su obra De institutione novitiarum, o el español Petrus Alphosi con Disciplina clericalis, son algunos ejemplos de las obras escritas, pero además de los escritos latinos, surgen en el ámbito cortés obras de la misma índole pero en diferentes lenguas, como el Der wälsche Gast (El huésped extranjero) de Thomasín de Ziklaria, o las 50 cortesías de Buonvicino de la Riva .

Como en la edad Media los libros eran escasos y caros, se utilizaban métodos de aprendizaje de memoria y de esta manera las reglas de comportamiento se repetían una y otra vez, generalmente a manera de rimas, para así aprender lo que se debía y no hacer, en especial a la hora de estar en la mesa. En el Hojzuch de Tannhäuser se lee: “Kein edeler man selbander sol Mit einem leffel sufen niht; Daz zimet hübschen lituen wol, Den dicke undellich geschiht”

(Dos hombres nobles / no deben utilizar una sola cuchara / cuando la situación los obliga a ello / les pasa algo grave)

El conjunto de cortesías de Buonvicino sirvió también de guía y enseñanza en el desarrollo de textos posteriores:

“No debes meterte los dedos en las orejas, ni tocarte la cabeza. El hombre que está comiendo no debe llevarse las manos a ninguna parte de su cuerpo”

Hacia el siglo XV este tipo de reglas continuaba prevaleciendo, aunque con algunas novedades, como el uso correcto de utensilios que se transformaron y afinaron, la cuchara tomó una forma ovalada, se introdujo e tenedor como un utensilio individual al igual que el plato y la servilleta.

Giovanni della Casa escribió una obra titulada Galateo overo de' costumi

Norbert, Elias. «Scribd». El proceso de la civilización. Consultado el 8 de mayo de 2014. 

T. Paoletti, John. «El arte en la Italia del Renacimiento». Una escena de la época. Arte y Gastronomía. Consultado el 8 de mayo de 2014.