Diferencia entre revisiones de «Willem van Herp»

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*''Cobre de San Antonio'', [[Santuario de Nuestra Señora del Henar]] ([[Segovia]]).<ref>VELASCO BAYÓN, Balbino:Historia de Cuéllar, Segovia, 1996, Sección gráfica. ISBN 84-500-4620-3</ref>
*''Cobre de San Antonio'', [[Santuario de Nuestra Señora del Henar]] ([[Segovia]]).<ref>VELASCO BAYÓN, Balbino:Historia de Cuéllar, Segovia, 1996, Sección gráfica. ISBN 84-500-4620-3</ref>
*''Cristo presentado al pueblo y coronado de espinas'', Emmet Collection ([[Sevilla]]).<ref>[http://www.anachiclana.com/cuadros/willem-van-herp-03.php Willem van Herp], consultado el 22.10.2008.</ref>
*''Cristo presentado al pueblo y coronado de espinas'', Emmet Collection ([[Sevilla]]).<ref>[http://www.anachiclana.com/cuadros/willem-van-herp-03.php Willem van Herp], consultado el 22.10.2008.</ref>

La cultura europea pierde durante el siglo XVII la unidad que se había impuesto con los ideales renacentistas y se van desarrollando diferentes corrientes culturales y estéticas las más importantes, como el barroco, determina en gran medida, el sentir popular y cortesano. No podemos olvidar que la sociedad y cultura en el siglo XVII atravesaría una profunda crisis que se manifiesta en las guerras de religión y políticas que llevaron a enfrentarse a gran parte de los países europeos, dónde las tentaciones sociales, la crisis demográfica y la recesión económica, el ambiente de crispación religiosa, reflejan en los frecuentes procesos inquisitoriales, cotas que hoy no se entienden sin los frecuentes procesos inquisitoriales, dónde científicos como Galileo y en censuras que se practicaron y llevaron a cabo mediante los índices en lo que aparecían los libros prohibidos fueron más que habituales, y por tanto, sensibles a ser deshojados y despojados de las manos.

Los cambios vienen impulsados por tensiones sociales entre burgueses y clases altas con poder adquisitivo y económico, pero no tanto en lo político, midiendo la fuerza que representa el Antiguo Régimen, dónde nobleza, clero y monarquía se alían para mantener sus privilegios en países como Francia y España, imponiendo un absolutismo que concentra todo el poder y la justificaba como una voluntad divina. El siglo XVII fue brillante y variado a pesar del ambiente de malestar general.

En lo plástico, podríamos también emplear el término de CONCEPTISMO, sabiendo que los autores, bien en lo literario, bien en lo pictórico, se valen de recursos retóricos tales como la paradoja, la antítesis, la metáfora sobre todo, la elipsis también, emplearon con frecuencia la biología como recurso que consiste en usar un significante con dos posibles significados, y en ello, el culteranismo de Quevedo y el Gongorismo, quizás se llevan la palma con su especial reflejo en la pintura de Velázquez.

Existe pues una constante preocupación por la búsqueda de lo formal a lo brillante, con caracteres sobresalientes, con la lintivización y el empleo intensivo de metáforas o imágenes que destacan además, de por el empleo del buen estilo, y mejores maneras, por el presidio de acumulación de fórmulas y recursos como oluciones hagiográficas en santos, o también la mitología.
Todo esto será en definitiva lo que habremos de encontrar en el desarrollo plástico íntimo de la pieza que ahora hacemos presentación.

Hasta dónde se ha llevado la investigación del lienzo, podemos afirmar que el mismo, ha de pertenecer a un convento de religiosas, en sucesivas páginas, explicaremos cómo y por qué de dicha afirmación.

No nos resulta rara la existencia de esta tela en particular. Me explico, conocía la misma composición pero en soporte de cobre. Idéntico trazo, idéntico magisterio, la misma mano, no hay duda. Agradezco profundamente al particular propietario la confianza depositada en mí como especialista para llevar a buen término una investigación personalizada de la obra, y es que según parece, los textos publicados han venido a confeccionar un perfil, que para el particular ha sido quizás decisivo en tanto en cuanto que, en su momento, se demostró el enorme interés que tiene esta pieza en particular, y el nombre y nombradía en general, para la Historia del Arte actual.

Recuerdo bien cuál era el caso concreto que me llevó a publicar un magnífico artículo atajando las desavenencias que tenían tantas obras buenas, que por su soporte de cobre, no parecían mostrarse de gran interés a la comunidad histórico artística. En su momento, como Documentalista que fui del antiguo Instituto del Patrimonio Histórico Español, actual IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural Español), la fortuna hizo de mí, mucha gracia cuando llegaron a la sede dos cobres a los que la Especialista en Restauración, no prestó la menor de la importancia, y comenzó a trabajar sobre ellos sin saber lo que tenía en sus manos. Procedían del Ministerio de Hacienda y poco era lo conocido realmente, salvo el tropiezo del portero con ellos en un sótano.

Sus intervenciones fueron un desastre en toda regla, máxime sabiendo que luego como documentalista tenía planes para ellos, hoy resultan un anónimo belga, y un magnífico Pedro Pablo Rubens . En noviembre de 2007 se produjo el ingreso en el IPHE —Instituto del Patrimonio Histórico Español— de una remesa de pintura procedente del Ministerio de Economía y Hacienda de Madrid con objeto de ser intervenida para recuperar la vistosidad de su gama cromática. Lo singular de estas piezas es su soporte metálico: cobre. Peculiares puesto que no responden a las dimensiones normales dieciochescas que suelen adornar los traspilares y éntasis de nuestro patrimonio eclesiástico.

Ahora presentamos las conclusiones sobre el lienzo que mantiene réplica en una colección particular de Valencia pero en su soporte de cobre, que puede perfectamente documentarse hacia mediados del siglo XVII, pues por dimensiones, y sabiendo que ambos son de la misma mano pero para clientes diferentes, no pueden distanciarse mucho en el tiempo. No obstante, el hecho de que nos encontremos ahora con una tela de idénticas proporciones, nos hace pensar en que el maestro hubo de obtener la suficiente fortuna como para realizar dos ciclos diferentes, uno en tela y otro en cobre. Sin que se conozcan, Dios mediante, es una fortuna y capricho del tiempo que se hallan conservados uno de cada ciclo, pero representando el mismo tema. La Intercesión de San Antonio de Padua ante el Tribunal.

No es la primera vez que vimos el ingreso de una remesa que respondía bajo estas características, óleo sobre cobre, en el IPHE . De la que lo hizo el 22 de noviembre de 2007 hacemos ahora hincapié tan sólo en una pieza porque las calidades estético-plásticas del resto hablan de un pastiche belga-holandés que, bajo formas flamencas imita usos y modos italianos . Ninguna referencia documental encontré acerca de la procedencia exacta del cobre, como tampoco de su propietario, negando la posibilidad de incautación de bienes muebles, a priori, por falta del sello que así lo certifique. Guardado en los sótanos del Ministerio en cuestión, se pensó que sería conveniente devolverlos a su estado originario de belleza cromática .

Ahora bien, la presentación de esta tela es singular por la existencia de un cobre igual firmado y fechado de la mano del maestro flamenco, Willen Van Herp. Y es que si bien es cierto que el cobre puede documentarse a una fecha mediana de entre 1645 y 1655, los ecos y reminiscencias con las piezas encargadas por Felipe IV para la decoración del Salón del Buen Retiro de Madrid, a cargo de Velázquez, es un dato que puede ayudar a concertar una fecha muy aproximada. Por ende, el lienzo no se escapa de la misma fortuna. El conocimiento de la pieza de cobre para este estudio ha sido capital en todos los sentidos. Igualmente, he de anotar que la autoría de la pieza parece indiscutible en ambos casos, pues existe del maestro, una pieza en Segovia , en el conocido Santuario de Nuestra Señora de Henar, que responde a similares facturas y dimensiones. Igualmente, el cobre de San Antonio, parece responder a otro de los cobres que formarían ciclo seguramente con el éste otro que ya hemos anotado su existencia en Valencia.

No ha de existir mucha diferencia cronológica entre ambas piezas de metal y el lienzo que ahora presentamos. Siguiendo a Balbino Velasco, no parece que nos equivoquemos en demasía. En todo caso, la construcción del espacio, el ambiente, el país, las figuras y tipos, especialmente, la de san Antonio, son enteramente coincidentes con la tela que pertenece igualmente, a un coleccionista particular de la provincia de Valencia.

Este lienzo inédito de Willem van Herp es una de sus obras más ambiciosas. Se encuentra en Valencia, donde se conocen pocas obras de su mano. No obstante, no sería extraño que apareciesen otras obras suyas en tierras centroeuropeas, como en Alemania dónde encontramos Un Banquete Familiar, ya que hizo varios envíos a Viena en 1669, 1670, 1671 y 1673, teniendo como intermediarios a los hermanos Fourchoudt.

En todo caso, la calidad y la perfección técnica indican una fecha tardía para estas obras, claramente relacionada con las pinturas de género de David Ryckaert e influida por Teniers y Jordanes, en aquél caso concreto alemán. No obstante, para nuestra tela podemos avistar un influjo de la pintura cortesana que, sin documentación que medie, parece entresacada de los estudios de las pinturas del Salón de Reinos del Casón del Buen Retiro, en todo caso, la composición es similar, por tanto, nos obligamos a documentar la pintura en torno a 1645 - 1651 aproximadamente, como muy tarde.

En Sevilla, encontramos el óleo de la Colección Emmet, un Cristo presentado al pueblo y coronado de espinas, de dimensiones aproximadas de 106,7 x 158,8 cm. En todo caso, vemos que trabajaba el gran formato en horizontal, como norma general para el caso de telas y oleos sobre lienzo.

La carrera pictórica de Willem van Herp empieza a perfilarse entre 1625-1629, cuando trabaja con Damián Wortelmans y Hans Biermans. Estuvo en el extranjero antes de volver a su tierra natal y entrar a formar parte de la Gilde de San Lucas en 1637-38. Las Gildes son cofradías de pintores donde se agrupaban los artistas que ejercían ya un oficio y que eran considerados capaces de satisfacer las diferentes demandas. En 1651 trabaja al servicio del anticuario de Amberes Matthijs Musson produciendo mucha obra especialmente orientada al mercado español.

Sin duda, esta pieza ha de configurar parte de aquélla ingente y basta producción destinada a satisfacer el mercado cortesano de Madrid. La obra de Willem van Herp se caracteriza por el trazo firme del dibujo de las figuras que transmiten mucha fuerza gracias al colorido con el que lo enriquece. Es un fiel seguidor de Peter Paul Rubens y de Jacob Jordaens de quienes se inspira al ejecutar cuadros históricos o religiosos. Willem van Herp tuvo dos hijos que también fueron pintores.

El tema que comentamos aquí es una escena de la vida de san Antonio. La coronación de espinas y la presentación ante el pueblo, no es la única obra conocida en tela de carácter religioso, además de ésta que presentamos nosotros ahora, conocemos otras dos obras con temas de la Pasión y de formato similar al nuestro que nos hacen suponer un mismo origen, sabemos que estos cuadros han pertenecido a colecciones sevillanas en el siglo XIX. Al haber sido William van Herp un pintor muy activo para el mercado español es muy probable que esta serie de cuadros pertenezcan a una misma serie.

En nuestro cuadro el tratamiento de la luz es definitivo para centrar el tema representado y llamar la atención del espectador. EL personaje del centro hincado de rodillas sisa el crucificado temeroso del amor de Dios, inspirado y injustificablemente juzgado ante el santo tribunal, en el centro del cuadro parece sugerir un eje ortogonal que secciona la composición; tras él la figura de San Antonio que justifica la presencia ante el tribunal para su defensa, mirando hacia atrás con los brazos extendidos y una composicón barroquísima que completa su ritmo con el de las columnas entorchadas que no salomónicas que corren a la par en el ambiente arquitectónico. Mira tras de sí, dónde se aparece un personaje moribundo, podríamos decir de facciones y tez mortuoria envuelto en sábana blanco perla. En todo caso, la dinámica gestual, el impás metafórico de la sintaxis lingüística que sugieren manos y miradas, vierte un halo de dramatismo a la escena. El ángel se aparece, en los textos, San Antonio siempre va precedido del anuncio del trompetero, aunque éste parece dimanado como presencia divina para representar la justicia divina, de ahí su advertencia al señalar al cielo.

El tratamiento de las anatomías y los colores de las carnaciones son utilizados también por el pintor, Cristo muestra una piel de un color mas blanco, una anatomía muy bien conseguida que contrasta con los colores pardos de las carnes de los soldados , mas toscos por su profesión. Las expresiones de los rostros llenan de viveza la escena. Es interesante señalar una de las figuras, el soldado con bigote que se encuentra representado dos veces, parece que el pintor se ha servido de él para enmarcar la escena representada, en el lado izquierdo del cuadro aparece un amplio cortinaje y bajo éste, aparece sentado en la silla como juez supremo ataviado a la usanza de oscuro abosorto en lo que está aconteciendo y las presencias divinas, quizás, el anuncio de la presencia semi-divina del santo, y por supuesto, el cadáver que resucita para justificar la defensa del condenado.

En esta segunda escena que queda repartida hacia el lado izquierdo, vemos a los personajes principales vestidos a la moda de la época en Flandes, este detalle curioso lo utiliza van Herp a menudo en sus cuadros , las capas de terciopelo, las golillas del cuello que indican que la pieza pertenece al protocolo español por abolición de Felipe III en la corte, son propios de la vestimenta de la época. Entre el atuendo de los soldados observamos también este enfoque: las camisas anudadas en las costuras, el cinturón del soldado en primer plano con su pica y el gorro del soldado en segundo plano. La luz sirve al pintor para centrar el tema iconográfico pero también para mostrar sus dotes de colorista jugando con los matices de los ropajes. Esta luz hace crecer asimismo un conjunto de sombras que dan un carácter misterioso a la escena acentuando su intensidad.

Tan sólo el perrito parece fuera de contexto si no supiésemos que entra dentro de la normalidad de lo pintoresco, aunque su resolución es sublime.

Cabe destacar igualmente en el interior arquitectónico donde se inserta la escena, el equilibrio entre los elementos: arcos, balaustrada, nichos. También los diferentes pilares agrietados podrían servir como símbolo del cambio el Antigua Alianza por la Nueva Alianza que está a punto de tener lugar. Las columnas entorchadas con labor menuda de ataurique, todo sugiere un halo místico, enana escena pseudo costumbrista y religiosa, ente lo pintoresco y lo sublime. La presencia real divina en la tierra, viene justificada por la parte derecha de la composición. La armonía cromática y el afecto de intensidad de luces, indica un drama teatral, muy del estilo barroco, siguiendo formas y tipos muy de Jordanes.

Por ultimo resumir subrayando que la minuciosidad del dibujo y el detalle de los diferentes elementos que hemos observado en esta obra, demuestran que es un cuadro en el que Willem van Herp manifiesta claramente sus dotes artísticos ya que supo captar la fuerza de Rubens en el colorido y siguió inspirándose del manierismo precedente respetando la elegancia de los cánones y de las posturas de los personajes. Es en definitiva una obra llena de fuerza y muy característica del estilo del pintor.

El maestro se formó artísticamente en torno a los años 1625-1629, de mano de los pinto­res Damiaan Wortelmans y Hans Biermans. Se supone que viajó fuera de su país, al que volvería antes de 1637-1638, años en los que aparece matriculado en el Gremio de San Lucas de Amberes como maestro. Su producción artística se basa en composiciones religiosas, a menudo de pequeño formato, que repitió de manera prácticamente industrial. A partir de 1651 comenzó a trabajar para el mercader de arte Matthijs Musson como hemos anotado, momento en que su producción artística se multiplicó y fue conocida a través de numerosas réplicas, que son a su vez copias y pastiches de obras de Rubens y Van Dyck, como evidencia su Huida a Egipto, cuyo grupo principal es uno de los motivos más repetidos por Rubens, que tras ser grabado por Lucas Vostermans fue utilizado por muchos otros autores.

Herp se nutrió también de pintores como Daniel Seghers o Jan Boeckhorst, entre otros. En ocasiones, utilizó modelos rafaelescos que conoció a través de grabados, como ocurre en Jesucristo entregando las llaves a san Pedro (Prado). Las escenas rurales con campesinos son otro apartado de su producción, que invadieron el mercado de Amberes hacia mediados de siglo, y para las que se inspiró de nuevo en la obra de Rubens. La sencillez de la vida campesina al mismo tiempo que la serenidad de la composición en estas pinturas de género lo ponen en relación con la obra de David Teniers II y de David Ryckaert III.

No se conoce un estilo propio de este artista debido a lo inmenso de su producción a la sombra de otros grandes artistas; sin embargo, se puede reconocer una tendencia personal en la suavidad de los contornos de los elementos representados, así como en la expresividad de sus figuras, visible en la intensidad dramática de los personajes de su San Antonio de Padua repartiendo pan (National Gallery, Londres), que no abandonan cierta esencia manierista. El mercado español fue uno de sus mejores clientes, debido a la actividad comercial de la firma Mussons, lo que explica la cantidad de obras suyas conservadas en España. Los cuadros que de su mano posee el Museo del Prado proceden de la colección real, donde formaban series junto a pinturas de otros autores como Pieter van Lint. Las creaciones de Van Herp fueron continuadas por sus dos hijos, también pintores, pero sin la calidad ni el éxito comercial del padre.


===Alemania===
===Alemania===
*''Un banquete familiar''.<ref>[http://www.flg.es/revista_goya/contenido/ult_numero_resumenes/297/castellano/banquete.htm Un banquete familiar de Willem van Herp en Bad Harzburg], consultado el 22.10.2008.</ref>
*''Un banquete familiar''.<ref>[http://www.flg.es/revista_goya/contenido/ult_numero_resumenes/297/castellano/banquete.htm Un banquete familiar de Willem van Herp en Bad Harzburg], consultado el 22.10.2008.</ref>



==Referencias==
==Referencias==

Revisión del 08:57 24 sep 2009

Cobre de San Antonio en el Santuario de Nuestra Señora del Henar.

Willen van Herp (Amberes, c. 16141677), pintor barroco flamenco, especializado en pequeños cuadros de gabinete, generalmente de escenas religiosas.

Se cree que fue alumno de Rubens. Pese a que su trabajo se centró en su ciudad natal, también exportó diversas obras a España, realizadas en cobre y mediante encargo.

Obra

España

Un número importante de sus obras se concentra repartida entre monasterios y colecciones privadas de España, en su mayoría dedicadas a escenas religiosas sobre cobre:

Alemania

  • Un banquete familiar.[3]


Referencias

  1. VELASCO BAYÓN, Balbino:Historia de Cuéllar, Segovia, 1996, Sección gráfica. ISBN 84-500-4620-3
  2. Willem van Herp, consultado el 22.10.2008.
  3. Un banquete familiar de Willem van Herp en Bad Harzburg, consultado el 22.10.2008.