Diferencia entre revisiones de «A puerta cerrada (obra)»

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Revisión del 02:15 16 jul 2009

A puerta cerrada es una obra de teatro existencialista creada por el filósofo Jean-Paul Sartre en 1944, originalmente publicada en francés bajo el título Huis Clos, que significa "A Puerta Cerrada". Huis Clos fue puesta en escena por primera vez en el Vieux-Colombier en Mayo de 1944, justo antes de la liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial.[1]

La obra sólo presenta cuatro personajes (uno de los cuales, el Mayordomo, aparece por muy poco tiempo) y un sólo escenario. "A puerta cerrada" es la fuente de la, quizás, más famosa frase de Sartre, "El infierno son los otros" (en francés, "L'enfer, c'est les autres"). Ha sido adaptada al cine en muchas ocasiones, notablemente en 1954 por Jacqueline Audry.

Sinopsis

La obra inicia con el Mayordomo conduciendo a un hombre llamado Garcín hacia un cuarto, que la audiencia pronto identifica como el infierno (el infierno puede ser un hotel gigantesco, debido a los "cuartos y pasillos" mencionados en la obra). El cuarto no tiene espejos ni ventanas y sólo cuenta con una puerta, una estatua de bronce y un abrecartas. Eventualmente, una mujer, Inés, entra a la habitación de Garcín, y posteriormente otra, Estelle. Después de que ambas ingresan, el Mayordomo sale y la puerta es cerrada con llave. Todos esperan ser torturados, pero no aparece torturador alguno. En lugar de ello, ellos descubren que están ahí para torturarse entre ellos, lo cual parecen estar logrando. Al principio, los tres observan eventos que les conciernen, sucediendo en Tierra, pero eventualmente (conforme su conexión con Tierra se desvanece y los vivos prosiguen) son abandonados con sus propios pensamientos y la compañía de los otros dos. Al final de la obra, Garcín exige salir; tras decirlo, la puerta se abre, pero ninguno prefiere salir.

Personajes

Garcin – Garcin es el primer personaje introducido al público. Él es un brasileño cuyos pecados son la cobardía y la canallería. Desertó del ejército durante la Segunda Guerra Mundial y engañaba abiertamente a su esposa -inclusive llevaba a su amante a tomar el desayuno en su casa, sin remordimiento alguno. Inicialmente, él odia a Inès porque ella entiende su debilidad, coqueteando con Estelle porque él siente que si ella lo trata como un hombre, su hombría aparecería. Sin embargo, al final de la obra, él entiende que es debido a que Inès comprende el significado de cobardía y debilidad, sólo la absolución en las manos de ella puede redimirlo -si la redención es posible-. Él está constantemente esperando a su torturador, pero esto se vuelve tortuoso por sí solo. Es condenado a desear el dolor, que él siente que redime sus acciones cobardes.

Inès – Inès es el segundo personaje en entrar al cuarto. Una lesbiana, su pecado es manipular a una mujer para distorsionar su visión de su esposo, tornándose contra él. Inès parece ser el único personaje capaz de entender el poder de la opinión, pues durante la obra manipula las opiniones de Estelle y Garcín sobre ellos mismos y de sus compañeros. Ella es el único personaje honesto con relación al mal que ella misma, Garcín y Estelle han hecho.

Estelle – Estelle es una dama de la alta sociedad. Rubia, se casó con un hombre por su dinero y lo engañaba con un hombre mucho más joven. Para ella, su amorío representaba sólo una relación casual, mientras que su amante se enamora perdidamente de ella. Estelle ahoga al hijo ilegítimo de su amorío, lo que lleva a su amante a cometer suicidio. A través de la obra, ella trata de iniciar algo con Garcín, en su afán de definirse como una mujer con una relación. Sus pecados son adulterio y asesinato.

Mayordomo - El Mayordomo entra a la habitación con cada personaje, pero su única conversación real es con Garcín. Durante la obra, nunca es dejando claro si el trabajo del Mayordomo fue elegido por él, por nacimiento (dado que podría tratarse de un demonio) o por castigo. Es mencionado que el tío del Mayordomo es el Mayordomo Principal.

Adaptaciones al Cine

  • Huis clos (1954), dirigido por Jacqueline Audry
  • No Exit (1962), dirigido por Tad Danielewski
  • No Exit (2006), dirigido por Etienne Kallos

Análisis de la Obra

La mirada del otro

A puerta cerrada explota el concepto de la influencia de las miradas ajenas en la psique personal. Se parte de la idea de que la mirada del otro es aquello que desnuda, muestra al otro la realidad del ser. Y a partir de ésta, el individuo es juzgado, condenado. Los protagonistas de A puerta cerrada son sus propios verdugos. Tienen la mirada fija y constante en sus compañeros; solidifican, eternizan la existencia. En el infierno no existe el tiempo, es el eterno presente, sin cambios, angustiante y sofocante. No poder pestañar, no poder dormir, es la vida sin corte, es el ser siempre y constantemente juzgado por la mirada del otro. La solución sería encerrarse en sí mismo, huyendo de la mirada del otro. Pero no los salva. Están condenados a escuchar los pensamientos del otro, cuya presencia se hace patente e insoportable.

Culpa y verdad en el infierno de Sartre

La apariencia nos muestra que la llegada de los tres personajes al infierno no es casual ni impensada. Garcin está allí por maltratar sádicamente a su mujer y ser traidor, con sus colegas y sus ideales. Inés, es abiertamente mala. Indujo a la muerte, incluso no le importa su propia muerte, a su primo y a Florence, su mujer. Estelle ha engañado a su esposo, ha matado a su hija, ha prostituido su vida. Pero esta apariencia no es la razón de la llegada de los tres personajes al infierno. La causa es más profunda, más real y definitiva. Garcin es un canalla, Inés es sádica, Estelle es netamente egoísta. La soberbia, el reconocerse cada uno como único e imprescindible, los llevó a la muerte eterna. Muerte que se expresa en la absorción en la mirada de los otros.

¿Salvación?

En su estancia en el infierno, cada personaje es lazo para el otro. No pueden abandonar el infierno sin el otro. La dependencia se ha hecho demoníaca (al modo de pensar de C. S. Lewis, en las "Cartas del diablo a su sobrino"). Teniendo la posibilidad de partir, no pueden. Se hallan condenados a vivir en la mirada de sus compañeros, en el pensamiento de sus compañeros, y así existir, para el castigo que es la eternidad.

Jean Paul Sartre y la mirada

Para Jean Paul Sartre, la mirada del otro es el infierno. Impide ser, aunque es la única que permite manifestarse de algún modo en el mundo. Siendo así, la opinión del otro es importante. Es una crítica a la sociedad actual, que vive preocupada por el "qué dirán", por el prejuicio. Hay miedo a mostrarse; la salida: un mundo de apariencias. Ocultando el ser, se expresa el aparecer, pero vacío de sentido. El horror al vacío impone una máscara, es el infierno de ser lo que se pretende que al otro le importe que yo sea.

Referencias

  1. Wallace Fowlie, Dionysus in Paris (New York: Meridian Books, inc., 1960) página 173.