Proyección (psicología)

La proyección (Psicoanálisis) es un mecanismo de defensa a través del cual el individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo atribuyendo incorrectamente a los demás, sentimientos, impulsos o pensamientos propios, que le resultan inaceptables o que le generan negacion. Consiste en proyectar cualidades, deseos o sentimientos que producen ansiedad fuera de sí mismo, dirigiéndolos hacia algo o alguien a quien se los atribuyen totalmente.

El término proyección tiene otras acepciones, la manejada aquí es el significado psicológico asumido y desenvuelto por el psicoanálisis.

En este orden, y puntualizando lo que ya se adelantó, el psicoanálisis entiende por proyección a uno de los mecanismos de defensa mediante el cual el sujeto, normal, neurótico o psicótico, expulsa de sí, en un proceso de segregación psíquica -localizando en persona o cosa externa-,sentimientos, cualidades, e incluso "objetos" que no termina de aceptar como propios. Con este mecanismo nos enfrentamos a un mecanismo de defensa muy arcaico que de modo patente se ve desarrollar en conductas paranoides o directamente paranoicas. También, como veremos, en algunas formas de pensamiento normales de la vida cotidiana.

Fundamentación gnoseológica

Desde el punto de vista gnoseológico, en el conocimiento se da una relación entre un sujeto y un objeto. El sujeto es el polo o extremo cognoscente y el objeto es lo contrapuesto, el objeto conocido. Si en una determinada concepción gnoseologica entendemos que lo que predomina es el objeto sobre el sujeto, estamos dentro de una posición realista. Y a la inversa, si en una gnoseología decimos que lo que gravita es el sujeto, o lo "puesto"por el sujeto, en el conocer, nos definimos por una posición idealista.

Realismo filosófico e idealismo filosófico, no son del caso en este momento. Si se hace la digresión que interpola cosas aparentemente extemporáneas, es porque es necesario para explicar lo que acontece en el mecanismo de defensa que estamos considerando.

Los límites entre lo que es del sujeto y lo que es del objeto, no están delimitados con claridad, taxativamente. Con frecuencia, en la vida normal, o en la artística, fragmentos enteros de la vida subjetiva, son puestos afuera.En este sentido es que hablaba el ginebrino Henri Fréderic Amiel de que el paisaje es "un estado del alma"(Diario íntimo). En poesía, en el recurso retórico de la "personificación", también se ejecuta fuera de la psicopatología, un verdadero proceso proyectivo. No digo "yo estoy triste", digo "ese árbol llora la tristeza de mis amores perdidos". Lo que es mío, es puesto afuera. Así podría ejemplificarse de manera casi infinita. No es mi miedo el que me asusta, es "la oscuridad de la noche peligrosa que acecha desde la calle ". No es el oleaje del mar el que produce estruendo, sino, en una personificación, es "quien brama como yo por el abandono a que ella me sometió". El verbo es una adjudicación de la personalización proyectiva, y el adverbio como introduce un mecanismo retórico que se denomina "comparación". Estamos a un paso de la metáfora, en que se adjudica, a otro ente, lo que originariamente es de un objeto distinto. Tal metáfora, podría ser: "El mar, la líquida fiera, brama".

Con todo esto se quiere señalar, aunque a los tumbos por la brevedad excesiva, que la bipartición sujeto-objeto no delimita las cosas de modo claro. Que lo externo y lo interno se entremezclan de modo inextricable, aunque no lo queramos.

Un delirio, ya dentro de la anormalidad psicopatológica, es la posición de algo interno, afuera. El asunto es abstruso, pero cabe entender, de modo somero, que lo peligroso que está adentro, es puesto en el exterior, como persecución peligrosa u horrorizante.

Enfoque psicológico

Todo sujeto percibe su medio ambiente o entorno como respondiendo en función de sus propios intereses. Sus aptitudes, hábitos, sentimientos duraderos o momentáneos, sus deseos o esperanzas, configuran un mundo que le es propio. De este modo, el "mundo" es un laberinto que nuestros pasos psicológicos configuran día a día. Proyectamos continuamente, y configuramos un mundo. Desde la vertiente filosófica este tipo de situaciones ha sido analizado por el enfoque existencial, de modo especial en Martin Heidegger, dando a este proceso "proyectivo" y conformador de mundo un severo matiz ontológico.

En psicología animal se habla de lo mismo cuando se afirma que cada especie tiene su "Umwelt" o medio ambiente, en virtud de la constitución neurofisiológica característica de cada tipo de animal.

El mundo interno ("Innenwelt") tiende a teñir el externo, con su propia configuración. En la vida de todos los días es lo que se denomina "deformación profesional". El comerciante por antonomasia ve su mundo como cosas que pueden comprarse o venderse. El economista vive proyectando los esquemas de visión de su ciencia, y así todo es "bienes", "intercambio", "producción", "consumo", "costo", "beneficio". Lo mismo acaece con cualquier profesión.

Esta realidad psíquica es la base de sustento de los tests proyectivos. No todos ven lo mismo en lo amorfo o no significante. En manchas de colores. El mundo interno con su estructura o "Gestalt", confoma de modo muy especial lo que se ve, y una misma situación "objetiva" es percibida de distinto modo por los diferentes sujetos que a ella se enfrentan. Y la categorización de respuestas, posterior a la investigación, da pie a las interpretaciones psicodiagnósticas.

La "transferencia", como concepto psicoanalítico fundamental, es un componente de la vida social, no solamente de consultorio. Se proyecta en jefes de oficina o personas con poder, la figura del padre. Y el amor u odio, que éste nos genera, es trasladado a una figura que en tales órdenes debiera ser inocua. De este modo, el amor o el desdén que creo encontrar en los otros, no es de ellos, sino mío. Lo interno se pone afuera.

El proceso transferencial para un enfoque investigativo, fue vivido por Josef Breuer, colaborador de Freud, con gran confusión en los primeros tramos históricos. No sabía qué hacer cuando las pacientes histéricas se echaban a sus brazos. Allí no era, claro está, Breuer, sino una figura paterna, el objeto amado. Freud enfrentará estas cuestiones con una tranquilidad de la que su colega no pudo disponer. Y llegará posteriormente al concepto de "neurosis de transferencia", y a hacer de la transferencia mismo el instrumento de análisis fenomenológico del pasado olvidado o reprimido por el sujeto.

El caso Schreber

Los estudios freudianos sobre "el caso Schreber" fueron el sustento del análisis de los mecanismos proyectivos. No solamente para la paranoia, sino para toda la sintomatología pertinente en general.

Dicho esquemáticamente. El sujeto masculino ama a otro sujeto masculino. Esto se pone en contacto con pulsiones libidinosas que, aceptadas, me someterían al castigo social y al "internalizado" en el superyo. Apelando a otro mecanismo de defensa, el de negación, la persona intenta ocultarse ese amor por la emoción contraria, el odio. Mediante el cual se acaba en una emoción también inaceptable o injustificada. Se la pone afuera. Y entonces se llega a la conclusión de que el que realmente, aunque de modo ilusorio,me odia, es el otro. En tanto ejecutante de todo este proceso inconsciente, el yo se ha de sentir perseguido por el personaje primitivamente amado con pulsiones "peligrosas" de origen homosexual.

Este caso otorgó a Freud el esquema de comprensión de la psicodinamia de la paranoia o de los estados paranoides. Después, ya, para todos los vínculos interpersonales, fueran homosexuales o heterosexuales.

Bibliografía

• Jean Laplanche & Jean-Bertrand Pontalis. Diccionario de Psicoanálisis. Bajo la dirección de Daniel Lagache. Barcelona: Paidós, 1996.

Véase también

• Mecanismo de defensa
• Psicoanálisis
• Introyección
• Paranoia