Huevo (arquitectura)

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Huevo en el templo de la triada capitolina en Ostia

El huevo es un motivo de ornamentación corriente que tiene esta forma y sirve para decorar por lo común las molduras cuyo perfil es de un cuarto de círculo.[1]

Los huevos contorneados y cubiertos por follajes llevan el nombre de huevos floreados. En general, los huevos están separados unos de otros por dardos agudos o por hojas acuáticas de forma alargada. Los huevos se emplean sobre todo para decorar las molduras de los órdenes antiguos griegos, romanos y del Renacimiento.[1]

Algunas veces, con respecto de ciertos edificios románicos del Mediodía francés se da también el nombre de huevo a un ornato de molduras ejecutado por lo común con gran pureza y consistente por una forma de huevo cuya forma es muy regular. Están opuestos por su parte superior, colocados a poca distancia unos de otros como las cuentas de un rosario pero cuyo engarce no está aparente. A veces, los escultores de la época románica representan una piña medio escondida en el interior del cascarón.[1]

Ciertos autores se sirven abusivamente de la voz huevo para designar la moldura del capitel que se llama equino y la moldura en cuarto de círculo sobre la que están aplicados los huevos.[1]

Referencias[editar]

  1. a b c d Adeline y Mélida, 1888, p. 301.

Bibliografía[editar]