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El capitaloceno

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El capitaloceno es un concepto que fue propuesto por Jason W. Moore (de la Universidad de Binghampton, Nueva York). Surge como una crítica contrapuesta al concepto de antropoceno propuesto por Paul J. Crutzen. El concepto del capitaloceno desarrollado por Moore hace referencia a una transformación del paisaje y del medio ambiente a una escala sin precedentes en la historia geológica y humana.[1]

Antecedentes[editar]

Primeramente, para poder abordar el concepto de capitaloceno, es útil partir del sobreentendido de que el capitalismo es una forma de organizar y valorizar la naturaleza. Es decir, el capitalismo es una lógica que ve a la Tierra como un objeto o recurso económico, mas no como un ambiente o entorno.

Propuesta del capitaloceno como concepto, según Moore[editar]

Ahora, en su crítica al antropoceno, Moore propone, en primer lugar, que es un error clasificar a la crisis ambiental contemporánea en términos antropogénicos. Es decir, es un equívoco hacer uso del término anthropos al referirse a esta crisis medioambiental. Debido a que su uso indicaría que la crisis es responsabilidad de toda la humanidad, sin distinciones de ningún tipo. Y, si se incurre en el error, es porque esta crisis ecológica no fue generada por la humanidad toda, sino por grupos específicos poseedores del poder y la riqueza.[2]

Como breve paréntesis, afín al término del capitaloceno, existe también la propuesta de Erik Swyngedouw conocida como oligantropoceno. El oligantropoceno se refiere a una época geológica provocada por una reducida fracción de la humanidad.

Luego, en segundo lugar, Moore rechaza que el origen de la crisis ambiental se encuentre situado a comienzos de la Revolución Industrial (mediados del s. XVIII en adelante). Antes bien, propone que la crisis medioambiental se origina en los inicios del capitalismo moderno (de 1450 en adelante). Entonces, para Moore, la actual crisis ecológica tiene una estrecha relación con las épocas de la Conquista de América y de la Colonización europea de América. Posteriormente, habría sido agravada por el modelo de producción capitalista, y este último impulsado por los estratos sociales más beneficiados por el mismo.

De este modo, Moore deduce que la actual crisis ambiental es una consecuencia directa de dos crisis que ocurren dentro del sistema capitalista, las cuales son: una crisis económica y otra ecológica.

La idea anterior indica que las crisis económicas propias del capitalismo suceden por la tendencia de este sistema a la sobreacumulación de capital. Y las crisis ecológicas son provocadas por la tendencia del capitalismo a apropiarse ilimitadamente de los recursos naturales. Por lo tanto, esto nos indica que la acelerada transformación de la naturaleza es proporcional a la acumulación de capital del sistema capitalista.

Luego entonces, el capitalismo marcó el comienzo de una nueva etapa en la historia de la humanidad y su forma de relacionarse con el resto de la naturaleza. Este cambio resulta evidente si se presta atención al paso del sistema donde el valor radicaba en la productividad de la tierra en poder de un señor feudal, hacia el sistema donde la productividad laboral se encuentra bajo la hegemonía del mercado mundial moderno.

O, lo que es lo mismo, el paso del sistema feudal al capital, en donde toda la naturaleza se pone al servicio de la productividad laboral para ser transformada en mercancías. Mercancías o productos destinados a ser intercambiados en el mercado mundial, con el único interés de sobreacumular capital infinitamente. Así es como la riqueza de unos cuantos se funda en el trabajo invisibilizado de muchos más, complementada con las correspondientes apropiaciones y subordinaciones de la vida que favorecen al capital.

Por último, a este sistema capitalista, Moore le asigna el término de ecología-mundo capitalista. Y es esta misma ecología-mundo capitalista la que, para Moore, es la mayor responsable de la degradación ecológica del planeta Tierra, lo cual desembocó en la actual crisis ambiental global.

Además, Moore considera que la ecología-mundo capitalista requiere de una constante expansión del espacio geográfico que se encuentre bajo sus dominios. Puesto que, para que el capitalismo pueda mantener su proceso de acumulación infinita, necesita apropiarse de lo que Moore denomina naturaleza barata o Four Cheaps.

Naturalezas baratas[editar]

Estas naturalezas baratas son los recursos naturales formados por el trabajo de la naturaleza misma. Los cuales son apropiados por el capitalismo sin dar una retribución por esta labor natural. Además de no dar un pago digno al trabajo humano involucrado de por medio. De este modo es como el capitalismo obtiene su tan deseada acumulación. No obstante, una vez que se agotan las naturalezas baratas de un determinado espacio geográfico- aunado a su respectiva degradación ambiental- los capitalistas se expandirán hacia otros espacios geográficos en busca de nuevas naturalezas baratas explotables.[3]

Por tanto, tal y como se puede comprender, la actual crisis medioambiental no es producto de que todo el género humano consuma los recursos naturales de la Tierra, sino del modelo capitalista que busca extraer naturalezas baratas del planeta para satisfacer su ambición de acumulación de capital. Es decir, se trata de las consecuencias de un sistema regido por los capitalistas, el cual está agotando su propia estrategia de obtención de recursos mediante la devastación de “naturalezas baratas”.

¿Y por qué no se puede inculpar a toda la raza humana? Pues porque esta, a lo largo de toda su historia, nunca ha constituido una fuerza homogénea con responsabilidades compartidas entre todos los miembros que la integran. Ergo, en tanto que el clima ha cambiado de forma acelerada, es más que pertinente declarar que se debe a los procesos mundiales de acumulación propios de los capitalistas y de las fuerzas tanto ideológicas como políticas que los mantienen en permanencia.

Crítica al dualismo cartesiano[editar]

En cierto sentido, el concepto de capitaloceno es también una crítica al dualismo cartesiano. Es, pues, un cuestionamiento al dominio y a la persistencia de las relaciones de poder fundamentadas en la asimetría entre quienes se reconocen como sujetos y, con superioridad, se posicionan frente a lo que distinguen como objetos. Y, al final, es gracias a esta construcción cultural y política del dualismo humanidad-naturaleza que se ha favorecido la obtención de naturalezas baratas por parte de los capitalistas para la creación de mercancías y posterior acumulación ilimitada.[4]


Conclusión particular del capitaloceno[editar]

En conclusión, el capitaloceno es un término propuesto por Moore que designa a la actual época geológica, cuya principal característica es su modelo específico de producción. Dicho modelo es el capitalismo y sus etapas correspondientes, las cuales son: extracción, distribución y consumo de productos. Todas ellas aunadas a la apropiación del trabajo vivo y la explotación laboral y ecológica. Finalmente, es este sistema el que tiene una responsabilidad particular en las afectaciones ecológicas del planeta Tierra, perpetrado por una reducida fracción de la humanidad: los ricos y poderosos.

El capitaloceno en Latinoamérica[editar]

Tal y como es evidente, el capitaloceno está relacionado con procesos extractivistas de larga data. Tales procedimientos extractivos han provocado la intensificación de la explotación, expulsión y desposesión, sumados a fases de desterritorialización, además del aumento de las desigualdades entre seres humanos y entre seres humanos y no humanos, causadas, esencialmente, por las concepciones que los diferencian, basadas en la noción binaria de naturaleza-cultura (y/o humanidad-naturaleza) y también asociadas a procesos de creación, apropiación y globalización de las naturalezas.[5]

Las nociones duales de cultura-naturaleza llevan implícitas desvalorizaciones selectivas de ciertos territorios y personas asociados a lo natural. Se construyen entonces espacios de compensación, sacrificio, o bien, en términos de Moore, naturalezas baratas.

Aquellos espacios de naturalezas baratas (tales como los vastos territorios de Latinoamérica) están sujetos a procesos extractivos y dan cuenta de cómo las transformaciones climáticas transforman a los territorios, a las naturalezas e, incluso, a las poblaciones. Así, los procesos extractivistas transforman y reconfiguran con intensidad la vida de pueblos indígenas, pueblos afrodescendientes y pueblos campesinos.

Ahora bien, las dinámicas extractivas se enfrentan a las protestas, confrontaciones, resistencias y articulaciones de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos que demandan justicia ambiental, climática y territorial en sus luchas por el reconocimiento de sus derechos y en aras de revertir las desigualdades socioambientales.

Las situaciones anteriores se suscitan debido a que el territorio, en términos materiales y simbólicos, es un espacio político de y en disputa.[6]

Por tanto, funge como centro de propuestas de autonomía, que consisten en ser y ejercer poder a través de la territorialidad, la gobernabilidad y la autodeterminación. Luego, se sigue que la autonomía implica el control territorial, vertical y horizontal, un gobierno propio, una jurisdicción propia, autodeterminación ambiental y soberanía alimentaria.

Por consiguiente, las acciones de los pueblos en resistencia, tanto individuales como colectivas, además de sus replanteamientos de las dinámicas económicas globales-nacionales y locales del capitalismo y del Estado, están ligadas a una defensa para la permanencia de un territorio, de su(s) territorio(s).[7]


Conclusiones generales[editar]

En síntesis, la crisis en la cual nos ha situado el modelo de producción capitalista, este llamado capitaloceno es un sistema que, en su lógica de ecología-mundo capitalista; es decir, en su propósito de acumulación infinita, ha fijado sus propios límites. Y, si ha trazado su propio término, solo es en tanto que su estrategia de apropiación de naturalezas baratas, en algún momento, llegará a su fin. Por ende, el final del capitalismo, es también nuestra esperanza para, como especie y planeta, poder salir del capitaloceno.

Referencias[editar]

  1. ESTENSSORO, Fernando, “¿Quién está destruyendo la vida en el planeta? La confrontación de los conceptos antropoceno y capitaloceno en el debate ambiental”, en Universum, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, vol. 36, núm. 2. Chile, UTalca, noviembre, 2021, pp. 661-681.
  2. ESTENSSORO, Fernando, “¿Quién está destruyendo la vida en el planeta? La confrontación de los conceptos antropoceno y capitaloceno en el debate ambiental”, en Universum, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, vol. 36, núm. 2. Chile, UTalca, noviembre, 2021, pp. 661-681.
  3. ARAIZA DÍAZ, Verónica, “Reinventar la naturaleza para hacernos cargo del capitaloceno: la propuesta de Donna Haraway”, en Andamios, Revista de Investigación Social, vol. 18, núm. 46. México, UACM, mayo-agosto, 2021, pp. 411-439.
  4. MOLINERO GERBAU, Yoan, “Ecología- Mundo, Capitaloceno y Acumulación Global Parte 1”, en Revista Relaciones Internacionales, núm. 46. España, UAM, febrero-mayo, 2021, pp. 5-10.
  5. ULLOA, Astrid, “Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?”, en Desacatos, núm. 54. México, CIESAS, mayo-agosto, 2017, pp. 58-73.
  6. ORRANTIA CAVAZOS, José Ramón, “¿Antropoceno o Capitaloceno? Más allá de los términos”, en Logos, Revista de Filosofía, año 49, núm. 136. México, Universidad La Salle, enero-junio, 2021, pp. 59-76.
  7. ULLOA, Astrid, “Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?”, en Desacatos, núm. 54. México, CIESAS, mayo-agosto, 2017, pp. 58-73.

Bibliografía[editar]

  • ARAIZA DÍAZ, Verónica, “Reinventar la naturaleza para hacernos cargo del capitaloceno: la propuesta de Donna Haraway”, en Andamios, Revista de Investigación Social, vol. 18, núm. 46. México, UACM, mayo-agosto, 2021, pp. 411-439.
  • ESTENSSORO, Fernando, “¿Quién está destruyendo la vida en el planeta? La confrontación de los conceptos antropoceno y capitaloceno en el debate ambiental”, en Universum, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, vol. 36, núm. 2. Chile, UTalca, noviembre, 2021, pp. 661-681.
  • MOLINERO GERBAU, Yoan, “Ecología- Mundo, Capitaloceno y Acumulación Global Parte 1”, en Revista Relaciones Internacionales, núm. 46. España, UAM, febrero-mayo, 2021, pp. 5-10.
  • ORRANTIA CAVAZOS, José Ramón, “¿Antropoceno o Capitaloceno? Más allá de los términos”, en Logos, Revista de Filosofía, año 49, núm. 136. México, Universidad La Salle, enero-junio, 2021, pp. 59-76.
  • ULLOA, Astrid, “Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?”, en Desacatos, núm. 54. México, CIESAS, mayo-agosto, 2017, pp. 58-73.

Enlaces externos[editar]