El barberillo de Lavapiés

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El barberillo de Lavapiés, es una zarzuela emblemática española.

Contexto

De la producción de Francisco Asenjo Barbieri, escrita sobre un libreto en tres actos de Luis Mariano de Larra (1830-1901), hijo del famoso Fígaro, se estrena en el Teatro de la Zarzuela el 19 de diciembre de 1874, consiguiendo gran éxito de crítica y público.

Aunque desconocemos la decisión que llevó a Barbieri a ponerse en contacto con Larra y solicitarle un libreto en tres actos, la correspondencia mantenida entre ambos durante

verano del mismo año del estreno contiene datos interesantes sobre el proceso creador de la obra, revelando los esfuerzos llevados a cabo por los autores para evitar el parecido entre esta nueva zarzuela y Pan y toros.

La zarzuela corresponde a un argumento pseudohistórico de intrigas políticas que se desarrolla en el Madrid de Carlos III. Este tipo de trama argumental entronca con la tradición inmediatamente anterior de "zarzuela grande" a la que pertenecen otras obras del compositor como Jugar con fuego, Los diamantes de la corona o la ya citada Pan y toros, pero a la vez inaugura un nuevo tipo de obra lírica que servirá de modelo a generaciones posteriores. La obra parodia tanto en su título como en ciertos giros textuales a la más famosa ópera bufa italiana, Il barbiere di Siviglia de Rossini;

sin embargo lleva a cabo una importante descontextualización del modelo que obliga al espectador a perder de vista la referencia original: si Beaumarchais había situado al Fígaro del siglo XVIII en la pintoresca Sevilla, Larra decide que el Barberillo del siglo XIX se incorpora a una turbulenta vida urbana: la del Madrid de Carlos III, situando la acción en el antiguo barrio de Lavapiés, lugar donde el populacho se concentra de forma especial.

Así, aunque el argumento se aleja temporalmente del espectador, referencias concretas, como la calle de la Paloma, la calle de Toledo, la Plaza de Herradores, la iglesia de San Lorenzo, la calle del Avemaría, la calle de la Fe, etc., lo convierten en realidad potencial. Desde este punto de vista, la obra corresponde al modelo de cuadro de costumbres del Madrid castizo, reflejando mejor que ninguna otra de toda la producción de su autor el alma de Madrid, un Madrid distanciado temporalmente del estreno de la obra, pero que es evocado de forma inconfundible como Genius loci. El barberillo de Lavapiés utiliza, como ya es propio del género, dos mundos sociales paralelos: el castizo de la pareja de "antihéroes" formada por Lamparilla (el barberillo) y Paloma, y el aristocrático, representado en este caso por la Marquesita Estrella y don Luis de Haro; pero a diferencia del resto de las zazuelas grandes anteriores, la pareja cómica se convierte aquí en protagonista de la historia, provocando así la necesidad de contrastar lo bufo con lo serio. Este hecho origina que la trama argumental, desde su planteamiento hasta su desenlace, sea una necesidad impuesta, un mero pretexto para el desarrollo de la obra.