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Educación y tecnología

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Una de las características que definen hoy el desarrollo es la relación entre la educación y la tecnología, estimulada por el aumento espectacular de la conectividad por internet y la generalización de los dispositivos móviles.[1]​ Vivimos en un mundo conectado. Se estima que el 40% de la población mundial usa en la actualidad internet, y esta cifra no para de aumentar a un ritmo extraordinario.[2]​ Mientras existen variaciones significativas de la conectividad a Internet entre países y regiones, el número de hogares conectados en el Sur global ha superado al de los del Norte global. Además, más del 70% de los subscripciones al teléfono móvil en el mundo entero se producen en la actualidad en el Sur global.[3]​ Se espera que 5000 millones de personas pasen de no tener conectividad a una conectividad total en los veinte próximos años.[4]​ Subsisten, no obstante, diferencias considerables en materia de conectividad entre países y regiones, por ejemplo, entre zonas urbanas y zonas rurales. La escasa velocidad de la banda ancha y la falta de conectividad dificultan el acceso al conocimiento, la participación en la sociedad y el desarrollo económico.[5]

Internet ha transformado el modo en que la gente accede a la información y el conocimiento, su forma de interactuar y la dirección de la administración pública y los negocios. La conectividad digital puede aportar muchos beneficios en materia de salud, educación, comunicación, ocio y bienestar.[4]​ Los progresos de la inteligencia artificial, las impresoras 3D, la recreación holográfica, la transcripción instantánea, los programas informáticos de reconocimiento de voz y de gestos no son más que algunos ejemplos de las novedades que se están experimentando. Las tecnologías digitales están transfigurando la actividad humana, desde la vida de todos los días a las relaciones internacionales, desde el trabajo al ocio, y están redefiniendo múltiples aspectos de nuestra vida privada y pública.[5]

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han venido a interpelar la educación en general y la escolaridad en particular entrañando potencialidades, desafíos y nuevos problemas[6]​. En su dimensión problemática se destacan el agotamiento al estar demasiado disponible para los otros, la mayor exposición a publicidades y solicitudes no deseadas, mayor apertura a la vigilancia de las corporaciones y los gobiernos, la infiltración del afuera en el interior de las aulas a través de los dispositivos móviles promoviendo o encauzando la desatención[7]​ Todo ello no puede menos que tener algún efecto en la educación de los sujetos. En su dimensión positiva, las tecnologías en general y las TIC en particular ponen a disposición del sujeto mayores oportunidades de aprendizaje que sobrepasa en volumen y diversidad, a cualquier aula o biblioteca escolar.[8]​ A la vez que crea una inteligencia extensible, tanto tecnológica como socialmente. Las TIC brindan contacto instantáneo con personas tienen conocimientos que otros no poseen y facilita la posibilidad de compartirlos.[9]

Es importante rescatar que en las clases presenciales se toma en cuenta el procesamiento de la información, se considera que el sujeto de aprendizaje es activo, es decir, presta atención a su entorno, capta, busca y procesa la información, la trasforma y la repasa, la organiza, la almacena y la recupera cuando la necesita.[cita requerida]

Estas tecnologías han ampliado las oportunidades de libertad de expresión y de movilización social, cívica y política, pero suscitan a la vez graves preocupaciones. La disponibilidad de información de carácter personal en el mundo cibernético, por ejemplo, crea problemas serios en relación con la intimidad y la seguridad. Espacios nuevos de comunicación y socialización están transformando el concepto de ‘lo social’ y requieren salvaguardias aplicables, jurídicas y de otro tipo, para impedir su uso excesivo, su uso impropio y su mal uso.[10]​ Los casos de mal uso de Internet, la tecnología móvil y los medios de comunicación social van desde el acoso por medios cibernéticos a las actividades delictivas, incluso el terrorismo. Los educadores, en este nuevo mundo cibernético, están obligados a preparar mejor a las nuevas generaciones de ‘nativos digitales’,[11]​ para que puedan hacer frente las dimensiones éticas y sociales no sólo de las tecnologías digitales existentes, sino de las que están aún por inventar.[5]

Infraestructura digital

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La pandemia de COVID-19 y el cierre inesperado de escuelas a nivel global pusieron en evidencia las limitaciones de los sistemas educativos para implementar métodos de enseñanza a distancia de calidad que permitieran la continuidad del servicio educativo. En respuesta a esta crisis, los países adoptaron estrategias alternativas, como el aprendizaje en línea y la difusión de programas educativos a través de televisión y radio. Sin embargo, la transición al aprendizaje a distancia fue especialmente desafiante en muchas regiones debido a la falta de infraestructura digital. Solo el 22% de los hogares contaban con acceso a internet y apenas un 19% disponía de computadoras, lo que limitó significativamente el alcance de estas modalidades de enseñanza a distancia.[12][13][14]

Estas carencias tecnológicas se tradujeron en grandes pérdidas en los niveles de aprendizaje, estimadas entre 1 y 1,8 años de escolaridad ajustados por aprendizaje.[15]​Esta situación ha resaltado las dificultades que enfrentan los sistemas educativos para mantener la continuidad del servicio ante emergencias, incluidas las relacionadas con el cambio climático.[14]

Fuentes

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Referencias

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  1. International Telecommunication Union (2013). Trends in Telecommunication Reform: Transnational aspects of regulation in a networked society. Geneva: ITU. 
  2. International Telecommunication Union (2013). The world in 2014: Fact and Figures. Geneva: ITU. 
  3. International Telecommunication Union (2014). Trends in Telecommunication Reform, Special Edition. Fourth-generation regulation. Geneva: ITU. 
  4. a b Schmidt, E.; Cohen, J. (2013). The New Digital Age: Reshaping the Future of People, Nations and Business. New York: Knopf. (requiere registro). 
  5. a b c Replantear la educación: ¿Hacia un bien común mundial?. UNESCO. 2015. pp. 26=27. ISBN 978-92-3-300018-6. 
  6. Dussel, Inés (2011.). VII Foro Latinoamericano de Educación: aprender y enseñar en la cultura digital. Buenos Aires:: - 1a ed. Santillana,. p. 15. ISBN 978-950-46-2412-7. 
  7. Burbules N. y Callister T (2008). «Las promesas de riesgo y los riesgos promisorios de las nuevas tecnologías de la información en educación». Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. Granica. 
  8. Fainholc, Beatriz (10 de mayo de 2022). «LA LECTURA CRITICA EN INTERNET: EVALUACIÓN Y APLICACIÓN DE SUS RECURSOS». V Congreso Internacional Virtual de Educación. 7-27 de Febrero de 2005. Consultado el 10 de mayo de 2022. 
  9. Burbules N. y Callister T. (2008). «Las promesas de riesgo y los riesgos promisorios de las nuevas tecnologías». Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. Granica. p. 13-38. 
  10. Hart, A.D.; Hart, Frejd S. (2013). The Digital Invasion: How Technology Is Shaping You and Your Relationships. Baker Books. 
  11. Prensky, M. (2013). «Digital Natives, Digital Immigrants». On the Horizon 9 (5). 
  12. Abizanda, Beatriz; Almeyda, Gonzalo; Ortiz, Elena Arias; Berlanga, Cecilia; Bornacelly, Iván; Bos, María Soledad; Díaz, Ela; Dueñas, Ximena et al. (9 de mayo de 2022). «¿Cómo reconstruir la educación postpandemia?: soluciones para cumplir con la promesa de un mejor futuro para la juventud». IDB Publications. doi:10.18235/0004241. Consultado el 8 de octubre de 2024. 
  13. Rieble-Aubourg, Sabine; Viteri, Adriana (7 de mayo de 2020). «Nota CIMA # 20 COVID-19: ¿Estamos preparados para el aprendizaje en línea?». IDB Publications. doi:10.18235/0002303. Consultado el 8 de octubre de 2024. 
  14. a b Bos, María Soledad; Schwartz, Liora (1 de mayo de 2023). «Educación y cambio climático: ¿cómo desarrollar habilidades para la acción climática en la edad escolar?». IDB Publications. doi:10.18235/0004917. Consultado el 8 de octubre de 2024. 
  15. «Dos años después: Salvando a una generación». Informe. junio 2022.