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División sexual del trabajo

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La división sexual del trabajo se refiere a la asignación de tareas diferentes o responsabilidades diferentes a hombres o mujeres por el único motivo de su sexo biológico.[1]

Introducción

Sociedades preestatales

En las sociedades preestatales documentadas por los antropólogos durante los siglos XIX y XX, se observa que tareas como la recolección de alimentos son en su mayor parte llevadas a cabo por mujeres mientras que otras como la caza, la pesca y las actividades punitivas relacionadas con la guerra son mayoritariamente realizadas por los hombres. No obstante, existe una enorme variabilidad en las formas que puede adoptar la división sexual del trabajo, constatada a lo largo y ancho del planeta en sociedades con diferentes niveles de complejidad.[2][3][4]​ Así, por ejemplo, podemos citar como cazadoras a las mujeres woods cree de Canadá, las mujeres ache de Paraguay, las juuǂhõã de Namibia y Botswana, las mujeres baKola/baGyeli de Camerún,[5]​ las mujeres tiwi de Australia,[3]​ las agta de Filipinas,[6]​ etc.

En estas sociedades el modo de producción dominante es naturalmente la caza-recolección, aunque se producen también otra serie de objetos domésticos y prácticos necesarios para la vida cotidiana: muebles, instrumentos, enseres domésticos, ropa y calzado, vivienda, etc. En las sociedades preestatales se observa además que el número de horas que hombres y mujeres en estas sociedades llevan a cabo para las diferentes actividades puede diferir abruptamente. Esto puedo suceder incluso en sociedades relativamente igualitarias y poco jerárquicas donde muchas de las decisiones se toman en común, con la opinión de todos los miembros del grupo étnico o la aldea.

Sociales industriales modernas

Tradicionalmente en las sociedades modernas con una organización estatal y gobiernos centralizados y sociedades formadas por millones de individuos, ha predominado tanto en Occidente como en Asia y África un modo de organización social patriarcal, en el que los puestos con mayor poder e influencia han estado ocupados con mayor probabilidad por hombres que por mujeres. En las monarquías heredidatarias la mayor parte de las veces el soberano fue un hombre, aunque existen casos de emperatrices y reinas, tanto en Occidente como en Oriente que habían heredado el poder algún familiar masculino. En general estas situaciones fueron transitorias y el sistema estuvo en gran parte dominado por individuos de sexo masculino.

En cuanto a la organización de la producción igualmente durante los siglos XVIII, XIX y XX se observa en la mayor parte de los países del mundo una mayor tasa de ocupación masculina en actividades remuneradas por cuanta ajena. Hasta la segunda mitad del siglo XX, las mujeres se dedicaban abrumadoramente a tareas domésticas como única ocupación. Sin embargo, la aparición de un sector servicios con un gran número de empleos a partir de la segunda mitad del siglo XX, creó muchas más oportunidades de empleo de las mujeres fuera de su hogar. Sin embargo, la tasa de ocupación femenina en actividades remuneradas sigue siendo inferior a la masculina en todos los países. Si bien en algunos países y sólo en décadas recientes se ha llegado a tasas de ocupación menos disparejas para hombres y mujeres.

Aun así el movimiento feminista ha señalado que en los puestos mejor remunerados y con mayor remuneración siguen la proporción de hombres sigue siendo notablemente superior a la de mujeres. En general las mujeres tienen menos autonomía económica, es más probable que ocupen puestos a tiempo parcial y en puestos menos remunerados.

Referencias

  1. M. Harris, 1994, 1998.
  2. Murdock, G. & Provost, K. (1973). "Factors in the division of labor by sex: a cross cul-tural analysis”, Ethnology 12, 203-225.
  3. a b Kay Martin, M. & Voorhies, B. (1978): "La Mujer: Un Enfoque Antropológico". Anagrama.
  4. Boserup, E. (1993). "La Mujer y el Desarrollo Económico". Minerva Ediciones.
  5. Noss, A. J. & Hewlet, B. S. (2001). "The contexts of female hunting in Central Africa". American Anthropologist 103 (4), 1024-1040.
  6. Estioko-Griffin, A. & Bion Griffin, P. (1981). "Woman the hunter: The Agta". In Dahl-berg, F. (Ed.), Woman the Gatherer, (pp. 121-151). New Haven: Yale University Press.

Bibliografía

  • Harris, M., & Gil, G. (1994). Nuestra especie. St. Martin's Press.
  • Harris, M., Bordoy, V., Revuelta, F., & Velasco, H. M. (1998). Antropología cultural. Alianza editorial.