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Discusión:Uladislao Castellanos

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Estimado si bien el apellido en el origen es Castellanos la "s" se perdio al venir en 1740 Cayetano Castellanos Cordero desde España siendo este el abuelo de Francisco Javier Castellano Bringas padre de Uladislao, ud. mismo pone al padre de Üladislao sin la "s" y a Uladislao con la "s" error muy comun.

Tengo mucha informacion sobre él ya que soy pariente, y tengo un libro a medio hacer con una prima mia. Yo vivo en Yacanto pueblo donde él nacio y murio ya que el esta enterrado en la iglesia deSan Javier (Yacanto y San Javier son pueblos vecinos pero conforman una misma municipalidad, que que de haecho es lo mismo).

La Información que le estoy dando es en mayor parte de un libro que se llama Familias de Traslasierra, Jurisdicción Córdoba, del año 1969 escrito por Rafaél Saen Cavia. de 700 pag aprox. En la pagina 64 se refiere a Uladislao Castellano de la siguiente forma:

Uladislao Castellano Castro, n. Yacanto, departamento San Javier, jurisdicción de Córdoba, el 23-XI-1834. En marzo de 1843 fue enviado a Córdoba por sus padres para iniciar sus estudios dando muestras de responsabilidad y contracción. En 1852 reabrió sus puertas el Seminario de Nuestra Señora de Loreto, de Córdoba, y su Rector el Canónigo doctor D. José Saturnino de Allende solicitó al padre del joven Uladislao que permitiera a éste entrar en esa casa de estudios, lo que hace el 7-III-1853. A fines de ese año y ya como seminarista en su período de vacaciones estuvo en San Javier y le fue requerida su colaboración por el Presbítero D. Juan Vicente Brizuela para confeccionar el plano de la nueva villa de San Pedro, hoy Villa Dolores, tarea que efectuaron ambos.

En 1856 se graduó de doctor en Teología, Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Córdoba, y también durante ese año ejerció el cargo de prefecto de estudios en el Seminario. Al año siguiente se trasladó a Buenos Aires, permaneciendo seis meses en el Colegio Eclesiástico, donde actuó como profesor. Al cabo de aquel tiempo y habiendo recibido las órdenes menores de manos del primer arzobispo de Buenos Aires, Monseñor doctor D. Mariano José de Escalada, regresó a Córdoba por razones de salud. Allí fue designado provisoriamente para dictar la cátedra de Teología en la Universidad. En 1858 debió volver nuevamente a Buenos Aires para recibir las órdenes mayores y ser ordenado por ende sacerdote. El mismo Monseñor Escalada, el 18-IX-1858, en la iglesia de Santa Catalina lo ordena sacerdote. De nuevo en Córdoba hizo oposición a la cátedra que había desempeñado interinamente, y por decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 17-V-1860 firmado por el presidente Derqui y refrendado por el Ministro doctor D. José S. de Olmos es nombrado catedrático de Teología de la Facultad de Teología de la Universidad de Córdoba por un cuatrienio legal a partir del I-III-1860.

El Obispo diocesano de Córdoba doctor D. José Vicente Ramírez de Arellano lo nombró Rector del Seminario de Nuestra Señora de Loreto el 2-V-1862, cargo que desempeñó hasta el 3-XI-l884. Asimismo fue profesor de Teología y Latín, y su vasta cultura le permitía suplantar a los profesores que faltaban. Antes de hacerse cargo de la rectoría, en colaboración con el doctor D. Emiliano Cabanillas había redactado una Constitución para el seminario, en la cual incorporó nuevos métodos para facilitar la práctica de la humildad, la obediencia y el espíritu de sacrificio. Durante su gestión al frente de esa casa de estudios, personajes de prestigio nacional atendieron las cátedras, el doctor D. Tristán Achával Rodríguez enseñaba física, el doctor D. David Luque, Filosofía, el doctor D. Pablo Julio Rodríguez, Latín Superior y Gramática Castellana, el doctor D. Nicéforo Castellano, Francés, Geometría y Aritmética Práctica, y el doctor D. Narciso González, Gramática. En 1872 el Obispo Ramírez de Arellano lo designó su Secretario, cargo en que cesó el 31-VIII-1873 al fallecer el diocesano. En 1873 se desempeñaba en el Cabildo Eclesiástico de Córdoba en la Segunda Media Prebenda, y en la Universidad de Córdoba como Conciliario 1°. Asimismo entre los años 1869 y 1875 desempeñó el Vicerrectorado de la Universidad mencionada, durante los rectorados de los doctores D. Lucrecio Vázquez y D. Manuel Lucero. En oportunidad de resultar electo el. doctor Lucero, en cuatro elecciones obtuvieron ambos igual cantidad de votos para el cargo de rector, símbolos estas elecciones de la ardorosa lucha entre católicos y liberales.

Algo semejante pero sin significación ideológica aconteció en el Senado de la Nación, durante varias votaciones para el primer puesto de la terna para la presentación al Obispado de Córdoba, empató con Monseñor D. Manuel Eduardo Alvarez, quien finalmente se impuso en el desempate. Ello ocurrió en 1875. Cuando el 7-VII-1876 el doctor Alvarez tomó posesión canónica de la diócesis designó a su competidor Provisor y Vicario General.

En 1877 a pedido del mismo diocesano hizo oposición a la canongía teologal de la Catedral de Córdoba, resultando designado. El Gobierno nacional por decreto del ll-V-1877 aceptó la designación de Castellano. Monseñor Alvarez convocó en ese año un Sínodo Diocesano cuya alma fue el Presbítero Castellano.

El 24-VIII-1878 murió el Obispo Alvarez, y por Resolución del Cabildo Eclesiástico fue elegido Vicario Capitular y Gobernador del obispado en sede vacante, Castellano, designación que fue confirmada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 9-IX-1878.

Desde 1872 su nombre figuró en todas las ternas votadas por el Senado Nacional para las distintas diócesis de la república. Ya Monseñor Alvarez había solicitado a la Santa Sede el nombramiento de Castellano como obispo auxiliar de Córdoba. El informe preparado por Monseñor doctor D. Federico León Aneiros, segundo arzobispo de Buenos Aires, iba camino a Roma cuando ocurrió la muerte del diocesano de Córdoba.

Empiezan por aquel entonces momentos difíciles para la Iglesia. Monseñor Castellano "reveló, dentro de su mansedumbre, un temple valiente, decidido y sus enérgicas pastorales llenas de enseñanzas, despertaron el espíritu del catolicismo argentino". Estas luchas tuvieron profunda repercusión en toda sudamérica y le valieron la aprobación y reconocimiento de la Santa Sede, que le condecoró motu proprio primero por medio de su Delegado Apostólico Monseñor D. Luis Matera, con la dignidad de protonotario apostólico de la tercera categoría y, después, directamente por medio del Cardenal Secretario de Estado; con la de protonotario apostólico con uso de pontifical". Esto ocurrió los años 1880 y 1882.

El 17-1-1881 tomó posesión canónica de la diócesis de Córdoba Fray Mamerto Esquiú y Medina, franciscano de la Orden de los Frailes Menores.

A fines de 1880, ya consagrado Obispo Esquiú, Castellano había elevado las aulas de Teología del seminario al rango de Facultad, sobre bases por él compuestas, lo que Logró tras laboriosas gestiones apoyadas por el rector de la Universidad de Córdoba doctor D. Alejo del Carmen Guzmán. Pero el liberalismo triunfó y la Teología fue suprimida del plan de estudios universitario, malográndose todo el esfuerzo realizado. Asimismo y por obra del presidente Avellaneda se suprimió del Estatuto de la Universidad de Córdoba el artículo 54, que declaraba patrona de la antigua casa de estudios a la Virgen María, bajo el título de la Concepción.

El 7-II-1881 fue nombrado en la dignidad de Chantre del Cabildo Eclesiástico de Córdoba. Y en ese mismo año fue designado Capellán del Colegio de las Huérfanas de Córdoba regenteado por las Hermanas Terciarias Descalzas de Santa Teresa de Jesús.

La Santa Sede consultó a Esquiú, entonces diocesano de Córdoba, sobre su aceptación del doctor Castellano como obispo auxiliar de Córdoba. Esquiú al responder afirmativamente expresó que era el "mejor de los sacerdotes argentinos"

Esquiú falleció durante una visita pastoral en El Suncho, provincia de Córdoba, el 10-1-1883. Y el 8-VII-1884 se hizo cargo de la diócesis el nuevo obispo Fray Juan de Capistrano Tissera, de la misma orden que su antecesor, quien nombró a Castellano Vicario General. Al fallecer Monseñor Tissera el 20-DC-1886 el Cabildo Eclesiástico lo eligió por segunda vez Vicario Capitular, cargo que desempeñó hasta la consagración de Monseñor Fray Reginaldo Toro déla Orden délos Predicadores como Obispo de Córdoba el 25-VIII-1888, quien de inmediato lo nombró su Provisor y Vicario General.

El 24-IX-1892 fue promovido al obispado titular de Ankialo por pedido de Monseñor Toro, quien el 20-XI-1892 lo designa auxiliar de Córdoba, y durante tres años se desempeñó en tal carácter con sede en la ciudad de Río Cuarto.

El 3-IX-1894 falleció en Buenos Aires el segundo arzobispo de esa sede doctor D. Federico León Aneiros. Como las relaciones entre la Santa Sede y la Argentina habían quedado interrumpidas a raíz de la expulsión de Monseñor D. Luis Matera el 14-X-1884 por una nota del Ministro de Relaciones Exteriores doctor D. Eduardo Wilde, la designación del nuevo metropolitano fue un asunto difícil. El Gobierno Argentino encargó al Ministro Plenipotenciario en Alemania doctor D. Carlos Calvo que indagara en forma discreta y reservada sobre la posibilidad de elevar a la Sede de Buenos Aires a Uladislao Castellano. Esta gestión fue muy bien recibida en el Vaticano máxime ante la coincidencia en la elección del candidato. Se allanaron todos los caminos y el 24-XI-1895 la Santa Sede designó a Castellano Arzobispo de Buenos Aires. En ese tiempo las relaciones con la hermana república de Chile se hallaban ensombrecidas con el peligro de una guerra. Monseñor Castellano preconizado Arzobispo de Buenos Aires se dirigió a Monseñor D. Mariano Casanova, arzobispo metropolitano de Chile, solicitándole la imposición del palio arzobispal en la Catedral de Buenos Aires. Monseñor Casanova cruzó los Andes, acompañado por aquel famoso orador sagrado monseñor doctor D. Ramón Ángel Jara, y en una imponente ceremonia impuso el palio a Castellano. Seguidamente en histórico discurso propuso ofrecer la sangre de ambos metropolitanos para que no llegara a derramarse sangre entre los hermanos de ambas naciones. Esta ceremonia tuvo enorme resonancia y fue el origen de la solución del grave conflicto internacional. Estuvo solo cuatro años al frente de la arquidiócesis de Buenos Aires. Tal vez lo más destacado de su gobierno fue la participación que le cupo en el Concilio Plenario Latino Americano celebrado en Roma. Le tocó presidir algunas sesiones y participó activamente en los debates. Su labor le permitió recibir del Papa León XIII y de altos representantes de la Curia Vaticana innumerables manifestaciones de reconocimiento. Entre otras medidas dispuso la traslación del antiguo Seminario de Regina Martyrum a Villa Devoto. Y entre los templos consagrados por él recordamos a iglesia del Salvador de la Compañía de Jesús, y la nueva iglesia parroquial del Socorro, ésta el 20-V-1896, para la cual pidio el título de Basílica Menor que el Papa otorgó por un Breve del 12-11-1898. Castellano con tal motivo expidió una Pastoral que llevó fecha del 27-IV-1898.

Gobernó la arquidiócesis con prudencia y sabiduría. Débese en gran parte a su celo el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Papado y la Argentina que se concretó pocos días después de su muerte. Efectivamente el 15-1-1900 se restablecieron las relaciones y poco después la Santa Sede designó Internuncio Apostólico a Monseñor Antonio Sabatucci. De su pluma salieron una gran cantidad de documentos, sermones, discursos, y también libros. Entre estos se destaca "La Milagrosa Imagen de Nuestra Señora del Rosario" de carácter histórico, aparecido en 1892, y comentado por el diario "La Prensa" de Buenos Aires el 9-1-1892. También publicó "La Virgen del Valle y la conquista del Tucumán", Córdoba 1889 y "Primer Centenario de las Huérfanas", ambos de carácter histórico asimismo. Entre sus sermones cabe recordar el publicado en folleto con el título siguiente: "Sermón de Santa Teresa de Jesús predicado en la festividad de su tercer Centenario en la iglesia del Monasterío de Carmelitas Descalzas de la ciudad de Córdoba(R.A.),. El 15-X-1882, por el doctor U. C. pronotario apostólico y dignidad de chantre" (con aprobación de la autoridad eclesiástica). Córdoba, 1882.

Falleció en San Javier el 6-1-1900 como consecuencia de una insolación que le aquejó durante sus trabajos pastorales, y fue sepultado de acuerdo con sus deseos en la Capilla de esa villa. La noticia llegada a la Curia de Buenos Aires fue comunicada de inmediato a Roma al Cardenal Mariano Rampolla del Tíndaro, Secretario de Su Santidad, quien la impuso al Papa León XIII, quien manifestó: "Ha muerto uno de los más queridos, uno de los mejores". El Gobierno Nacional decretó duelo, siendo imponentes las exequias fúnebres celebradas.

En la oración fúnebre pronunciada por Monseñor D. Pablo Padilla en Córdoba, se dijo: "Bajo el calor de su espíritu formáronse varias generaciones de sacerdotes... Acaso es el único sacerdote argentino de quien se pudo decir que fue jefe de escuela. Dirigió a la Iglesia argentina con la prudencia de los estadistas, con la bondad de los justos, y con el celo del apóstol. Fue misionero, escritor, confesor, director de almas, maestro y consejero. Con toda justicia se ha dicho de él que tenía la sencillez del apóstol San Juan y el celo piadoso de San Pablo". Llevan su nombre una calle de la ciudad de Villa Dolores, por ordenanza del 14-XII-1903, una calle de Córdoba, y dos escuelas fiscales de la Provincia de Córdoba.


(Hasta aquí correponde al libro antes encionado pagina 64 y ss)


Muy amigo fiel y sincero del Padre Gabriel del Rosario Brochero (cura Brochero) y la tradición oral de la zona habla de numerosas cartas entre los dos, asi mismo cuando Uladislao Castellano era rector del Seminario de Córdoba, enviaba a los seminaristas de vacaciones a colaborar con la construcción de la casa de Ejercicios del cura Brochero.

El se encargo en los pocos años de Arzobispo, de evangelizar la Patagonia Argentina, luego de la Campaña del Desierto. Esta fue la obra de mas empuje que emprendió el Arzobispo Castellano, en solo 4 años que gobernó la arquidiócesis creo hasta trece parroquias. Obra que completo después el obispo Espinosa en la nueva diócesis de la Plata, segregada en 1897 de la de Buenos Aires.

Entre muchas de sus obras cuando Ceferino Namuncura a los 12 años, y mientras cursaba en aquel 1899 el segundo grado elemental, en el certamen anual de catecismo, Ceferino logra el primer puesto y es simbólicamente coronado “Príncipe de la Doctrina Cristiana” en un solemne acto presidido por el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Uladislao Castellano, y por Monseñor Cagliero.

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