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Discusión:Julieta Gómez Paz

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Buscando material sobre otras cuestiones encontré referencias a Julieta Gómez Paz que podrían ser de interés para el presente artículo. Parece que en su juventud trabajó como "Visitadora" en el PATRONATO DE RECLUIDAS Y LIBERADAS de la ciudad de Buenos Aires. Ello se desprende del siguiente trabajo: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-17842010000200005#ref En particular hay un anexo documental donde aparece una entrevista realizada a una persona liberada luego de ser condenada por "curanderismo". Cito la entrevista: ANEXO DOCUMENTAL N° 3

TESTIMONIO DE LA VISITADORA JULIETA GÓMEZ PAZ108

Los antecedentes de N. N que podían darme su fisonomía moral e individualizarla, eran los siguientes: un voluminoso proceso por ejercicio del curanderismo, atentado contra la libertad individual, lesiones y complicidad de violación y la siguiente ficha poco ilustrativa, en la cual la respuesta que debió ser mas interesante estaba en blanco:

Nombre: N. N

Nacionalidad: Española.

Edad:43 años.

Estado: soltera

Esposo: ......

Hijos: .........

Padres: (nombre de ambos)

Oficio: cocinera.


Trabajo que desempeño en la cárcel: encargada de limpieza.

Posee bienes o recursos: No.

Delito: ejercicio ilegal de la medicina. ¿Es reincidente?: No

Su conducta en la cárcel: Buena

Opinión de los médicos de la cárcel sobre su reforma posible: (en blanco)

¿A cuanto asciende su peculio?: No cobró peculio.

En seguida estuve frente a ella: una mujer blanca, gruesa, con una leve exoftalmia que le da una expresión constante de azoramiento, parca en el decir, retraída, casi hosca. Se le dijeron las condiciones de libertad, le ofrecimos la ayuda pecuniaria del Patronato y nuestro apoyo moral. Rechazó aquella por tener dos hijos varones mayores, (ignoro porque no se menciona en la ficha personal), que trabajan y atienden a sus necesidades, y acepto el segundo, agradeciendo, pero con un evidente tácito propósito de no hacer uso de él.

Se le hizo notar la conveniencia de que se ocupara de algún trabajo sencillo, al par que atendía a sus hijos, y le ofrecí acompañarla en estas gestiones a fin de vencerle dificultades y facilitarle la tarea. Con evasivas eludió también mi intervención.

Durante varios días no quise hacerle sentir la presión de mi vigilancia, y al cabo de una semana fui a verla. Estaba ausente. Esto ocurrió varias veces, me dijo que trabajaba, pero no se me [sic] sabía precisar en donde. Aproveche estas oportunidades para conversar amistosamente con las personas que la rodeaban. El ambiente en que vive es de gente humilde, pero trabajadora, una atmósfera sana y cordial, en la que me fue fácil granjearme simpatías, deliberado propósito que llevaba a fin de actuar indirectamente en el espíritu de N. N, y destruirle toda prevención. Así ocurrió en efecto, y la segunda vez que nos vimos habían desaparecido sus temores. Ya no creía que yo era una empleada policial. Aclaro espontáneamente algunos puntos dudosos de su situación y me confesó que no trabajaba aunque había simulado hacerlo. Lo que ganaban sus hijos bastaba para mantener el hogar y ella prefería dedicarse exclusivamente a él. He podido comprobar que N. N es una mujer de buena índole, que juzga con un criterio normal a sus ex compañeras del correccional, que es querida por sus allegados y en general por todos los que viven o han vivido junto a ella. Busca nuestra ayuda, que valora y agradece. A pesar de todo esto no me sorprendería que N. N reincidiera por las causas que enseguida detallare:

N. N es analfabeta; en la Casa Correccional no asistió nunca a clases, ni le fue impartida instrucción alguna. Su padre en España ejerció el curanderismo y ella <aprendió> a su lado a <curar> por medio de hierbas. Ya en Buenos Aires (tenía en el momento del proceso veintiún años de residencia en el país) ejerció estas actividades sin hacer de ellas un modus vivendi, aunque sus <enfermos> le retribuyeron con presentes a veces valiosos. Tiene sin duda vocación de enfermera, y sus buenos oficios le fueron reconocidos hasta en la cárcel, donde contra toda la preceptiva doctrinaria, desempeño las funciones de ayudante de médico y del odontólogo, durante largo tiempo. No hay en ella conciencia de su delito, no cree haber obrado mal, no se siente culpable. Los cuatro años de reclusión no le han afectado, no constituye una experiencia, y ni siquiera le pesan como una injusticia.

La pena no ha alterado en lo más mínimo su vida interior y no tiene ni en ella, ni en el ambiente, resultados mediatos ni inmediatos. El medio en el cual vivió, y al que naturalmente a regresado tiene fe en N. N y en la virtud de sus hierbas...


No puedo asegurar que se trate de la misma persona, aunque estimo que quien redactó el artículo estará en condiciones de averiguarlo. --Tomijus (discusión) 18:58 27 may 2013 (UTC)[responder]