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Más que un perro pastor es un perro tipo mastín europeo, es decir, tiene más capacidades de guarda o defensa de personas y ganado que de pastoreo propiamente dicho. Seguramente su tamaño y peso, bastante menor que el de un mastín europeo, es lo que confunde de primeras cuando se lo denomina como "pastor del atlas", pero hay que tener en cuenta que el mastín es un perro criado tradicionalmente para defender al pastor y su ganado de pequeñas manadas de lobos, mientras que el "enemigo" natural de este perro es más bien el chacal, un animal de mucho menor porte que sus "primos" europeos, a lo que además hay que unir su adaptación al propio ecosistema del magreb, ya que este animal, alterna sin mayores problemas la vida como animal salvaje y como animal doméstico, siendo muy difícil conocer sus orígenes y las causas de su morfología, es decir, es difícil discernir si éstas se deben más a su adaptación a la vida salvaje o a su crianza y selección por parte del pueblo bereber, seguramente, sus características sean finalmente una mezcla de ambos factores. Pese a lo anterior, conviene recalcar la enorme docilidad y nobleza de carácter de esta raza, hasta en ejemplares salvajes, los cuáles abundan en muchas zonas de Marruecos sin generar mayores problemas a la población autóctona o a los muchos turistas que visitan esas zonas (Atlas).

Su uso como perro de guarda por parte del pueblo bereber, pastores semi-nomadas con una estructura social de tipo tribal,explican también ciertos aspectos de su morfología y carácter, y sobre todo explican el porqué de su reciente re-adaptación obligada a la vida salvaje, ya que la progresiva sedentarización y desarrollo de estos pueblos han hecho perder su sitio y su función a esta fenomenal raza de perros de guardia, duros, adaptables y nobles dónde los haya.

Debidos a estas y otras características de esta raza, su popularidad va creciendo de forma lenta pero segura entre los amantes de los perros, lo que unido al interés y dedicación de múltiples clubs y criadores, ha dado pie al desarrollo de una gran raza (reconocida y estandarizada) y, sobre todo, a unos excelentes y magníficos ejemplares que son, al final, los que habrán de mantener vivas las inigualables virtudes de un patrimonio genético (seleccionado como hemos dicho por las duras exigencias y necesidades de sus criadores pero también por un medio tan hostil como el magrebí) que se pierde en la noche de los tiempos y que se sospecha esta detrás de razas fundamentales dentro de la cinegética europea como el alano español.