Categoría discusión:Músicos de Cuba

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[Baribarito Diez]http://www.tunet.cult.cu/pagsec/institut/musica/inicio.htm


Barbarito nace en Bolondrón, Matanzas, un 4 de diciembre de 1909. A los cuatro años pasó a residir en Manatí, en la zona más oriental de Cuba, donde se produce su debut como aficionado. En 1930 decide radicarse en La Habana, y comienza en 1931 sus primeros pasos como profesional en el Café “Vista Alegre”, en un trío que formó junto al tresero Isaac Oviedo y el compositor, guitarrista y trovador Graciano Gómez. Fue en las noches bohemias del Café “Vista Alegre” que es descubierto por otros intérpretes, compositores e intelectuales que visitaban el afamado recinto, aunque ya había acrecentado su prestigio en un viaje que habían realizado a Puerto Rico. Un memorable encuentro entre Barbarito Diez y el gran compositor y pianista Antonio María Romeu, se produce en este café en 1937, y es cuando integra la orquesta del afamado compositor. Barbarito en esta gran orquesta de Romeu se convierte en el intérprete por excelencia del danzón, llevando un sinnúmero de boleros y canciones de la época, a este ritmo de moda. A finales de los años treinta del pasado siglo, se produce su debut en la radio cubana, siempre junto a la Orquesta de Antonio María Romeu, el llamado “Mago de las Teclas”. Barbarito Diez conformó un repertorio basado en páginas antológicas del cancionero tradicional cubano, por lo que contribuyó decididamente a que no cayeran en el olvido memorables composiciones de Eliseo Grenet, Ernesto Lecuona, Sindo Garay, Manuel Corona. Moisés Simons, María Teresa Vera, Miguel Matamoros, Luis Casas Romero, Félix B. Caignet y Eduardo Sánchez de Fuentes, entre otros importantes autores cubanos. También incluyó en su repertorio obras de creadores latinoamericanos, entre los que se destacan las composiciones de Agustín Lara, María Grever, Pedro Flores, Rafael Hernández, y el venezolano Simón Díaz, al que Barbarito le hiciera una personalísima interpretación de su mundialmente conocida “Caballo viejo”. Los más disímiles públicos de Puerto Rico, República Dominicana, Estados Unidos de Norteamérica, México y Venezuela, disfrutaron del arte de este cubano genuino. De todos ellos, fue en Venezuela donde obtuvo el mayor de los triunfos internacionales, aunque no es hasta 1980 que realiza su primera visita al hermano país, y donde fue recibido como un verdadero ídolo popular. Después viajó en cuatro ocasiones más, y en una oportunidad grabó uno de sus mejores discos, junto a la Rondalla Venezolana. En Venezuela, Barbarito atiborró plazas tan grandes e importantes como el Poliedro de Caracas, con capacidad para doce mil personas, y en el Hotel “Tamanaco”, de gran exclusividad. Fue en este lugar, donde Barbarito y su Orquesta hacen bailar por primera vez a sus asistentes, rompiendo con la vieja tradición de no bailar en ese lugar. Más de medio siglo de actuación, quince discos grabados, sobre todo su disco como bolerista junto a la Rondalla Venezolana. El Diario de Caracas afirmó entonces: “La combinación de la Rondalla Venezolana y Barbarito Diez no ha podido ser mejor ni más oportuna cuando el facilismo parece haberse apoderado del ámbito latinoamericano”. Dentro de la historia de la música popular cubana, la figura de Barbarito Diez es antológica. Su forma de decir la canción, su sentido del ritmo, su impecable afinación y esa forma tan personal de interpretación, lo hicieron único. No por gusto la crítica musical especializada lo consideró una gloria de América Latina. Precisamente, el arte de Barbarito Diez trasciende más allá de nuestras fronteras, porque en él estaban presentes lo mejor de nuestras más autóctonas raíces musicales. Su voz precisa, inalterable y con esa dulzura que siempre le caracterizó, su proyección escénica, como han afirmado los que lo conocieron de cerca, tal es el caso del escritor Miguel Barnet, quien en una ocasión afirmó: “Barbarito, es una categoría diferente” .