Castillo de San Antonio de Salgar
El Castillo de San Antonio de Salgar (Puerto Colombia, Atlántico, Colombia) es un antiguo fuerte español que funcionó como aduana de la ciudad de Barranquilla y que actualmente es una casa de eventos administrada por una caja de compensación de Barranquilla.[1]
Localización
Está ubicado en un acantilado en el corregimiento de Salgar, municipio de Puerto Colombia, departamento del Atlántico, a 15 minutos de Barranquilla, y a pocos minutos del casco municipio de Puerto Colombia.
Toponimia
El nombre del castillo proviene del lugar donde está ubicado, cerca del corregimiento de Salgar, el cual toma su nombre del presidente Eustorgio Salgar.
Historia
La estratégica ubicación del sitio fue en la época colonial un lugar ideal para la introducción de contrabando al interior del país, utilizando el río Magdalena como vía de acceso. Con el paso de los años llegó a convertirse en un próspero puerto, por lo cual las autoridades españolas con asiento en Cartagena, ordenaron la construcción de un fuerte sobre la loma de San Antonio, cerca del caserío de Sabanilla, desde el cual se pudieran divisar las embarcaciones que pretendían atracar en esa zona o remontar el río Magdalena. Ese fuerte, del que aún existen vestigios en el corregimiento de Salgar, en su época se conoció con el nombre de Santa Bárbara o San Antonio. A finales del siglo XVIII, el fuerte de Santa Bárbara estuvo relativamente abandonado pero una vez estalló la lucha por la independencia, volvió a adquirir importancia en razón de su valiosa ubicación estratégica. Fue así como en agosto de 1815, luego de la reconquista de Cartagena por las tropas de Pablo Morillo, el gobernador de la plaza, Gabriel de Torres y Velasco, dio la orden de mantener el fuerte en permanente servicio.[1]
Posteriormente, en la época republicana, debido al incremento del contrabando que entraba al país, evadiendo los puertos de Cartagena y Santa Marta, y ante la condición formulada por el general Tomás Cipriano de Mosquera para el establecimiento del puerto de Barranquilla, se ordena en 1849, por gestión del banquero don Esteban Márquez, la construcción de una aduana en este sitio, que sirvió posteriormente como estación intermedia del Ferrocarril de Bolívar en 1897. En 1940, por iniciativa del doctor Julio Enrique Blanco, se adecuó como centro recreacional para la Secretaría de Educación. Los trabajos fueron ejecutados por la constructora Molina Malleu.[2]
Luego de décadas de estar abandonado, a fines del siglo XX fue restaurado para ser adecuado como casa de eventos de la Caja de Compensación Familiar Cajacopi, la cual lo adquirió en comodato a la Gobernación del Atlántico.