Apocalipsis etíope de la Virgen

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El Apocalipsis etíope de la Virgen es un apócrifo del Nuevo Testamento que ha llegado en etíope. Básicamente representa una readaptación del Apocalipsis de Pablo (excepto cc. 1-12; 45-51, que falta en la versión etíope) en el que el nombre del apóstol es reemplazado por el de la Virgen María.[1][2]

Básicamente representa una extensión y reajuste del Apocalipsis de Pedro, describiendo un viaje de María al cielo y al infierno, guiada por Jesús.[3]

Contenido[editar]

Según el texto,el arcángel Miguel apareció a María e ella tiene una visión detallada de una visión del cielo y el infierno.[4]

Otra parte del texto afirma que María,al ver los que sufrían en el infierno ora a Jesús e él les dona descanso a los domingos: Pero ahora, por la oración de mi madre María, porque ella lloró mucho por ti, y por Miguel, mi arcángel, y por la multitud de mis santos, te doy descanso en el día de Pentecostés para glorificar al Padre, Hijo y el Espíritu Santo.

Su principal importancia radica en la forma en que ayudó a moldear las creencias de los cristianos comunes sobre la vida después de la muerte.[5]

Idioma[editar]

La versión del Apocalipsis de la Virgen María existente tiene la lengua original es el etíope. Sin embargo, probablemente se derive de una versión árabe, a su vez derivada de un griego del siglo IX.

El Apocalipsis griego[editar]

El texto, diferente del Apocalipsis de la Virgen, habla de las visiones que ella tiene del cielo y del infierno. Es una versión del Apocalipsis de Pablo: [2]

Apocalipsis de Pablo y de la Virgen[editar]

El Apocalipsis de la Virgen, diferente del Apocalipsis de Pablo, Pedro o Juan, habla que La Virgen llamó al apóstol Juan para escuchar un misterio que le fue revelado y no que ella escribió: mientras rezaba en el Gólgota, al mediodía del sexto día de la semana, vino una nube y la llevó al tercer cielo. El Hijo apareció y dijo que le mostraría un gran misterio. Mira la tierra de abajo.

En Pablo 31, está la adición, ciertamente correcta, de que las almas que no eran ni calientes ni frías se sientan junto al río de fuego. Hay varias variaciones y adiciones a la lista de tormentos que no vale la pena precisar, pero hay que citar el apartado que corresponde a Pablo 40 por su afinidad con Pedro.

Otra diferencia es:

Apocalipsis de Pablo Apocalipsis de la Virgen María
Pero estos niños claman ante el trono de mi Padre, y dicen: Señor, no nos dejaron crecer para hacer el bien o el mal: la mitad de nosotros lo dieron a los perros y la otra mitad a los cerdos. Y cuando escuchamos las palabras de estos niños, mi Padre, el Consolador y yo estábamos tristes y le ordené a Temliaqos que los colocara en una hermosa residencia. Pero para sus padres y madres, este es su tormento para siempre.[2] Si se arrepienten, no los perdonarás. Sí, si lo haces de corazón. Pero, en cuanto a los pastores que no los amonestaron, su parte será con Eli y Fola. Elí no reprendió a sus hijos, Fola vendió a sus hijas por un buey.[2]

Referencias[editar]

  1. El Apocalipsis de Pablo o de la Virgen Maria (en portugués) .
  2. a b c d «Apocalipsis griego de la Virgen y el Apocalipsis etíope de la Virgen». 
  3. Harry O. Maier, review of: Lenka Jiroušková, Die Visio Pauli: Wege und Wandlungen einer orientalischen Apokryphe im lateinischen Mittelalter, unter Einschluf/ der alttschechischen und deutschsprachi gen Textzeugen, Mittellateinische Studien und Texte, 34 (Leiden and Boston: Brill, 2006), Speculum, 82 (2004), 1000-2 (p. 1000), https://www.jstor.org/stable/20466112.
  4. La santísima madre de Dios estaba a punto de dirigirse al monte de los Olivos para orar; y orando al Señor nuestro Dios dijo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; que descienda el arcángel Gabriel, para que me informe de los castigos y de las cosas del cielo, de la tierra y debajo de la tierra. Y mientras ella decía la palabra, el arcángel Miguel descendió con los ángeles del Este y del Oeste y los ángeles del Sur y del Norte, y ellos saludaron a la muy favorecida y le dijeron: Salve, reflejo del Padre, salve morada de Salve el Hijo, mandamiento del Espíritu Santo, Salve firmamento de los siete cielos, Salve expansión de las once fortalezas, Salve adoración de los ángeles, Salve más alto que los profetas al trono de Dios. Y la santa madre de Dios dijo al ángel: Salve Miguel, comandante en jefe, ministro del Padre invisible, salve a Miguel, comandante en jefe, asociado de mi Hijo, salve Miguel, comandante en jefe, El mayor temor del de seis alas, salve a Miguel, comandante en jefe, que gobierna en todas las cosas y es digno de estar junto al trono del Señor, salve a Miguel, comandante en jefe, que está a punto de tocar la trompeta. y despierta a los que duermen desde hace siglos: saluda a Miguel, comandante en jefe, ante todo al trono de Dios.
  5. Harry O. Maier, reseña de: Lenka Jiroušková, Die Visio Pauli: Wege und Wandlungen einer orientalischen Apokryphe im lateinischen Mittelalter, unter Einschluf/der alttschechischen und deutschsprachi gen Textzeugen, Mittellateinische Studien und Texte, 34 (Leiden y Boston: Brill, 2006), Speculum, 82 (2004), 1000-2 (p. 1000).