Situada entre el mar Rojo y el mar Muerto, esta ciudad nabatea estuvo habitada desde los tiempos prehistóricos. En la Antigüedad fue una importante encrucijada de las caravanas comerciales que transitaban entre Arabia, Egipto, Siria y Fenicia. En parte esculpida en la roca y en parte construida en medio de un circo de montañas surcadas por pasos y desfiladeros, Petra es uno de los sitios arqueológicos más celebres del mundo, en el que se mezclan las influencias de las tradiciones del antiguo Oriente y las de la arquitectura helenística. (UNESCO/BPI)[1]
Construido a principios del siglo VIII, este palacio del desierto especialmente bien conservado fue a un tiempo fortaleza dotada de una guarnición y residencia de recreo de los califas omeyas. La sala de audiencias y los baños de vapor (hammam) están decorados con ricas pinturas murales figurativas que ilustran el arte profano de la época. (UNESCO/BPI)[2]
Este sitio arqueológico está aún por excavar en su mayor parte y posee vestigios que datan de los siglos III a IX, esto es, de las épocas de la dominación romana y bizantina y de los primeros tiempos del Islam. En un principio fue un campamento militar romano, cuyo crecimiento culminaría con la creación de una ciudad en el siglo V. Um er-Rasas posee también 16 templos cristianos con pavimentos de mosaico bien conservados, entre los que destaca el de la iglesia de San Esteban con representaciones de las ciudades de la región. Además, el sitio cuenta con dos torres cuadradas, que posiblemente sean los únicos vestigios de la práctica ascética de los anacoretas estilitas –muy extendida por estos parajes en tiempos pasados– que consistía en aislarse del mundo exterior, instalándose en lo alto de una columna o torre. En el sitio mismo y en sus alrededores hay vestigios abundantes de actividades agrícolas ancestrales. (UNESCO/BPI)[3]
Las 74.000 hectáreas de este sitio, inscrito como mixto, está situado en el sur de Jordania, cerca de la frontera con Arabia Saudí. Representa un paisaje desértico variado, que incluye estrechas gargantas, arcos naturales, acantilados, rampas, construcciones naturales producto del corrimiento de tierras y cavernas. Los petroglifos, inscripciones y restos arqueológicos en el sitio atestiguan los 12.000 años de ocupación humana y la interacción con el entorno natural. La combinación de 25.000 tallas en la roca con 20.000 inscripciones traza la evolución del ser humano y el primer desarrollo del alfabeto. E sitio también ilustra la evolución de la actividad urbana, agrícola y ganadera de la región.(UNESCO/BPI)[4]
Situado sobre las orillas orientales del Jordán, a nueve kilómetros al norte del Mar Muerto, el sitio arqueológico incluye dos zonas arqueológicas principales, Tell Al-Kharrar, también conocido como Jabal Mar Elias (la colina de Elias), y la zona de las iglesias de San Juan Bautista cerca del Jordán. Este lugar, en el corazón de la naturaleza salvaje, está considerado según la tradición cristiana como el sitio probable del bautismo de Jesús de Nazaret por Juan Bautista. Los vestigios de origen romano y bizantino, como iglesias y capillas, un monasterio, grutas que sirvieron de refugio a los ermitaños y pilas bautismales, testimonian el valor religioso del lugar. El sitio es un destino de peregrinaje para los cristianos.(UNESCO/BPI)[5]
La inscripción en esta lista es la primera etapa para cualquier futura candidatura. Jordania, cuya lista indicativa fue revisada por última vez el 2 de abril de 2015,[6] ha presentado los siguientes sitios:
Los sitios que estuvieron anteriormente en la lista Indicativa, pero fueron retirados o rechazados por la UNESCO. Los sitios que aún se incluyen en otras entradas en la lista Indicativa o que fueron aceptados y son parte de sitios del Patrimonio Mundial no se incluyen aquí.
Fue reemplazado en 2015 por la propuesta "Eclecticismo árabe - Fundación y desarrollo de una escuela de arquitectura en la ciudad de As-Salt (1860-1925)" (ref 6012)
El espacio cultural de los bedu de Petra y Uadi Rum
Bien inmaterial inscrito en 2008.
Los bedu son comunidades nómadas y sedentarias que viven en la parte meridional de Jordania, particularmente cerca de Petra y Uadi Run, una región de montañas semiáridas y de desiertos. Estas condiciones han permitido el desarrollo y la coexistencia en una relación complementaria de estos dos tipos de comunidades.
Varias tribus bedu, en particular los Bdul, los Ammarin y los Sa’idiyyin, continúan utilizando las mismas cisternas y cuevas para la recogida del agua que utilizaban los antiguos Nabateos, cerca de Petra. Las comunidades bedu que viven en esta zona mantienen viva la cultura tradicional pastoral y los correspondientes conocimientos técnicos. Han preservado conocimientos específicos relativos a la flora y la fauna del área, la medicina tradicional, la cría de camellos, la fabricación de tiendas, el rastreo y la escalada. Los bedu han desarrollado un vasto conocimiento de su entorno, así como un código moral y social complejo, que se expresa y se transmite oralmente. Su rica mitología se manifiesta en varias formas de expresión oral, que incluyen la poesía, y cuentos y canciones populares muy vinculados a lugares particulares y a la historia de estas comunidades.
En los últimos cincuenta años, un número creciente de bedu se han sedentarizado. La educación, el alojamiento y los servicios médicos y sanitarios hacen que la vida sedentaria resulte más atractiva para muchos grupos bedu. Esta mutación también ha entrañado una erosión de las habilidades desarrolladas por los bedu a lo largo de las generaciones. No se debería permitir que el aumento del turismo del desierto, y su correspondiente demanda de una “cultura bedu auténtica”, degrade aún más el patrimonio intangible de los bedu de Petra y Uadi Run. (UNESCO/BPI)