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El principal ritual en honor a Brigit es el Imbloc, celebrado todos los [[1 de febrero|primeros de febrero]] de cada año. En este ritual, asociado a la primavera incluía básicamente una renovación de los fuegos del hogar y una cena donde participaba todo el pueblo celta donde las mujeres usaban sus vestidos nuevos. Luego de ésta, se pasaba por las cabezas y los cuerpos de todos los presentes el cinturón de Brigit, simbolizando así el viaje del fuego a todas partes del [[Universo]]. Además, se hacía una limpieza de todas las casas, y , al concluírla, el hombre más anciano de la tribu debía introducir su muñeca a través de la puerta. Luego de esto, la mujer más joven debía encender una fogata, para dar inicio así a los cánticos e invocaciones a la diosa.<ref name="cartas" />
El principal ritual en honor a Brigit es el Imbloc, celebrado todos los [[1 de febrero|primeros de febrero]] de cada año. En este ritual, asociado a la primavera incluía básicamente una renovación de los fuegos del hogar y una cena donde participaba todo el pueblo celta donde las mujeres usaban sus vestidos nuevos. Luego de ésta, se pasaba por las cabezas y los cuerpos de todos los presentes el cinturón de Brigit, simbolizando así el viaje del fuego a todas partes del [[Universo]]. Además, se hacía una limpieza de todas las casas, y , al concluírla, el hombre más anciano de la tribu debía introducir su muñeca a través de la puerta. Luego de esto, la mujer más joven debía encender una fogata, para dar inicio así a los cánticos e invocaciones a la diosa.<ref name="cartas" />


Otro dios celta del fuego reconocido como tal es Belenos. De él se conoce menos aún, pues existía una antigua tradición entre los celtas que prohibía el escribir hachos de su propia historia o mitología. Las cosas que conocemos de éstas se basan sobre todo en las fuentes griegas y romanas que prueban su existencia.<ref>{{cita libro|apellidos= Campos|nombre= Viviana|título= El mágico mundo de los celtas|editorial= Grijalbo|fechaacceso= 20 de abril de 2009}}</ref> El ritual celebrado en su honor se llamaba Beltayne, y era el ritual de verano por excelencia. En él, celebrado el primero de mayo, se destacan connotaciones sexuales y guerreras.<ref name="cartas" />
Otro dios celta del fuego reconocido como tal es Belenos, dios del [[Adoración del sol|sol]], del fuego y la medicina. Se dice que era el esposo de la diosa [[Sicrona]], y que siempre usaba una armadura de bronce. Esta deidad también es conocida con los nombres de Belinus, Belenos y Belanus, como así con los nombre de Balor y Bile.<ref>{{cita libro|apellidos= Campos|nombre= Viviana|título= El mágico mundo de los celtas|editorial= Grijalbo|fechaacceso= 20 de abril de 2009}}</ref><ref>{{cite web|url= http://www.autorneto.com/Literatura/Mitolog%C3%ADa/Dioses-celtas-Belenus.611159|url= Dioses celtas:Belenus|autor= Raphael Bitus|fechaacceso= 9 de mayo de 2009}}</ref>Además, en [[Asturias]], se lo conoció como Beleño. Posiblemente, su culto dé origen al nombre de la localidad de [[Belmonte]], pero sólo es una hipótesis.<ref>{{cita web|url= http://tematico.asturias.es/cultura/ridea/ConsultaBoletines/PDFs/088-14.PDF|título= ¿Vestigios toponímicos del culto a Beleño?|autor= José Luis García Arias|fechaacceso= 9 de mayo de 2009|formato= PDF}}</ref> El nombre ''Belenos'' y todas sus variantes significan ''brillante, resplandeciente''.<ref>{{cita web|url= http://elmundodelamitologiacelta.blogspot.com/2008_05_01_archive.html|título= El mundo de la mitología celta|fechaacceso= 9 de mayo de 2009}}</ref> El ritual celebrado en su honor se llamaba Beltayne, y era el ritual de verano por excelencia. En él, celebrado el primero de mayo, se destacan connotaciones sexuales y guerreras.<ref name="cartas" />


El fuego en sí mismo era considerado sagrado por los celtas, y si éste se apagaba en un hogar, era símbolo de que desgracias ocurrirían. Durante la noche era cubierto para protegerlo contra el viento, y si se apagaba por accidente, se lo volvía a encender con madera blanca, símbolo de la pureza. A partir de navidad, se encendía una fogata en un leño, a la cual se la llamaba Gran Leño o Tizón de Navidad. Según estas antiguas tradiciones, sus cenizas tenían propiedades curativas.<ref>{{cita web|url= http://personal.telefonica.terra.es/web/fillosdebreoga/mitologia.html|título= Adoración del fuego en la mitología celta|fechaacceso= 21 de abril de 2009}}</ref> En el culto celta llamado druidismo, era tradición cremar a los muertos, encendiendo una hoguera en su honor.<ref>{{ cita web|url= http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/03/aih_03_1_053.pdf|título= Los rituales celtas|fechaacceso= 21 de abril de 2009}}</ref>
El fuego en sí mismo era considerado sagrado por los celtas, y si éste se apagaba en un hogar, era símbolo de que desgracias ocurrirían. Durante la noche era cubierto para protegerlo contra el viento, y si se apagaba por accidente, se lo volvía a encender con madera blanca, símbolo de la pureza. A partir de navidad, se encendía una fogata en un leño, a la cual se la llamaba Gran Leño o Tizón de Navidad. Según estas antiguas tradiciones, sus cenizas tenían propiedades curativas.<ref>{{cita web|url= http://personal.telefonica.terra.es/web/fillosdebreoga/mitologia.html|título= Adoración del fuego en la mitología celta|fechaacceso= 21 de abril de 2009}}</ref> En el culto celta llamado druidismo, era tradición cremar a los muertos, encendiendo una hoguera en su honor.<ref>{{ cita web|url= http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/03/aih_03_1_053.pdf|título= Los rituales celtas|fechaacceso= 21 de abril de 2009}}</ref>

Revisión del 16:07 9 may 2009

El fuego fue adorado por casi todos los pueblos de la Edad Antigua.

Por adoración del fuego se entiende la acción de rendirle culto a dicho elemento, como si éste fuera algo divino o sagrado. En casi todas las culturas antiguas se encuentran elementos que permiten establecerlo, como representaciones gráficas.[1]​Además de la adoración al Sol, de la cual no siempre se la distingue, la veneración del fuego es una de las primeras manifestaciones religiosas. La llama era en sí misma un objeto de culto, o representaba una personificación de alguna divinidad relacionada con ella. Según la definición del diccionario, el término ignícola ( gr. Ignos, "fuego") significa Adorador del fuego.[2]

Motivos de adoración

Según diversos especialistas, desde siempre la religión primitiva tuvo un origen biológico, un desarrollo evolucionario natural, aparte de las asociaciones morales y de toda influencia espiritual.[3]

En la evolución de la especie humana, la adoración en sus manifestaciones primitivas apareció mucho antes de que la mente del hombre fuera capaz de formular los conceptos más complejos de la vida en general, que merecen llevar el nombre de religión o creencia. La religión primitiva era totalmente intelectual en su naturaleza y se basaba enteramente en circunstancias de asociación. Los objetos de la adoración eran siempre sugestivos, consistían en las cosas de la naturaleza que estaban cerca, que tenían gran influencia en la experiencia común de los primitivos humanos de mente simple o que llamasen más su atención.[3]

En el caso del fuego, es fácil suponer los motivos de su adoración. Básicamente, se le rendía culto por la fascinación que éste provocaba y por su origen desconocido, lo que impactó a casi todos los pueblos primitivos.[3]​ Se piensa que el culto al fuego surgió en la prehistoria, más exactamente en el paleolítico medio (150.000 a.C. - 40.000 a.C), con la aparición del Homo Neardenthalensis.[4][nota 1]

Se presume además que, en los períodos de prolongadas lluvias, donde todo el fuego de la aldea se encuentre extinto, se hubiese careciso de dicho elemento durante meses y tal vez hasta años. En tal caso, es seguro que la persona que haya logrado devolverlo a la aldea sería considerada como un héroe.[5]

Leyendas y rituales

Mitología grecorromana

Representación artística de Prometeo, llevándole el fuego a la humanidad.

En la mitología griega, el mito que explica el origen del fuego es el mito de Prometeo, un titán hijo de Japeto y Climene, cuyo nombre, en griego, significa Vidente.[nota 2][6]

Según este mito, Prometeo, quien disfrutaba de encolerizar a Zeus,[7]​ creó a los seres humanos con arcilla mojada por sus lágrimas. La diosa Atenea, su amiga, al ver sus creaciones decidió otorgarles el don de la sabiduría.[nota 3]​ Pasado un tiempo, el hijo de titanes les enseñó a hacer sacrificios a los dioses, a navegar y a cultivar y pastorear ganado, además de a controlar el fuego.[6]

En cierta ocasión estalló una disputa sobre qué parte de la víctima de un sacrificio correspondía a los dioses y cuál a los humanos. Prometeo, elegido juez, hizo dos bolsas con el pellejo del animal, en una depositó su carne tapada por las vísceras y en la otra puso los huesos cubiertos con la grasa atractivamente colocada. Entonces, le pidió a Zeus que eligiera una de ellas. Éste seleccionó la de huesos, pues le pareció la más atractiva, pero cuando se dio cuenta del engaño, arrebató el fuego a los hombres.[6]

Prometeo, enojado, decidió tomar un poco del fuego sagrado olímpico para entregárselo a la humanidad, con una rama seca. Luego de esto, partió hacia la Tierra con el carro de Helios, el dios solar, para cumplir su noble propósito.[8]​ Cuando Zeus vio lo que el titán había hecho, creó a una mujer llamada Pandora, a la cual todos los dioses dotaron con sus habilidades, e incluso sembraron en ella la semilla de la maldad. Le otorgaron una caja que supuestamente contenía muchos presentes para Prometeo, aunque en realidad en su interior se reunían todas las desgracias inimaginables. Pandora acudió a la Tierra para intentar seducir a Prometeo y a su hermano Epimeteo, pero mientras el primero se mantuvo impasible, el segundo no se resistió a sus encantos. Pandora finalmente abrió la caja y de allí salieron todos los males y la muerte. Entonces, Zeus decidió enviar un Diluvio para dejar la Tierra libre de seres vivientes; y, como castigo, colocó a Prometeo en la cima de una montaña donde un águila le comía el hígado.[nota 4]

La cultura griega veneraba a dos dioses del fuego: Hestia (en la mitología romana, Vesta) y Hefestos (Vulcano). La primera era además la diosa del hogar, quien protegía a los niños pequeños y a las vírgenes. Hefestos, en cambio, era un dios herrero, el más habilidoso del Olimpo.[9]​ Este último era un dios hijo de Hera y Zeus, pero, según Hesíodo, de Hera solamente.[10]​ Se lo consideraba un dios de los metales, además del fuego. Él fue llamado por Zeus para atar a Prometeo en la cima de aquella montaña, acataba toda orden suya aún cuando no estuviera de acuerdo. De sus muchas uniones amorosas, la más destacable fue la que tuvo con Cabiró, hija de Proteas, de la cual surgieron los Cábiri, que eran las deidades del fuego.[10]​ Generalmente, este dios era venerado junto a Atenea, patrona de las bellas artes, la inteligencia y la guerra; y entre las festividades en su honor se destacaba la Hefestia, una procesión enorme de la cual participaban las poblaciones de Lemnos, Frigia, Carea y Licia y se llevaba a cabo cada cinco años. Existía un templo dedicado a este dios en la agorá de Atenas llamado Tisíon. En las danzas que solían celebrarse para él los bailarines simulaban cojear, ya que esta deidad quedó renga luego de una de sus caídas desde el monte Olimpo.[11][nota 5]

Hestia o Vesta por su parte, era venerada como la Diosa del Fuego del Hogar.[12]​ Según la mitología, era la única diosa que se mantenía totalmente en el anonimato, sin intervenir en ninguna disputa divina del Olimpo, rechazando cualquier tipo de invitación amorosa y dispuesta a permanecer virgen pese a todo.[13]​ Esta pacífica diosa es hija de Cronos y Rea y hermana mayor de Zeus. Se supone que es la más antigua personificación de la Madre Tierra y del fuego que arde en las entrañas de ésta, como así Hefesto es una personificación del fuego de los volcanes (de ahí su nombre romano, Vulcano).[10][14]​ Además de proteger los hogares de todo tipo de desastres, esta diosa protegía a cada ciudad griega en particular. Se dice que cuando juró permanecer siempre virgen tocándole la cabeza a Zeus, éste le concedió habitar en el centro de la Tierra, es por eso que se la asocia muy seguidamente con la isla de Delfos, llamada también Omphailón, el Ombligo del mundo.[14]​ Cada vez que se empezaba una oración, se invocaba en nombre de Hestia, y al finalizarla, se procedía de igual manera, solicitándole la protección de la casa.[15]


Si bien en Grecia, se le concedió su debida importancia pero no demasiada, en Roma era adorada como la diosa protectora de la humanidad en su conjunto, la protectora de los hogares y del fuego sagrado de Roma, representante además de su bienestar, la res publica.[16]​ Existía en Roma un templo en su honor, denominado Aedes Vestae, donde ardía el fuego sagrado, representación del fuego que ardía en el pecho de los hombres por acción de Vesta.[16]​ El origen del fuego que ardía en este templo se remonta a mucho antes, incluso hasta la prehistoria, cuando existía un "fuego comunitario", en latín focus publicus que era protegido por un grupo selecto de la comunidad, en el caso de la mitología grecorromana, las sacerdotisas o vírgenes vestales. Este fuego tenía la función de servir como reemplazo del fuego hogareño cuendo éste se apagaba, pues en la Antigüedad, encender un fuego era una tarea sumamente dificultosa.[nota 6]​ A medida que las sociedades fueron evolucionando, el focus publicus dejó de ser una fuente de obtención de fuego para preparar los alimentos y calentarse en la noche, sino que pasó a ser un sinónimo de hogar y familia, por lo menos eso ocurrió con las sociedades griega y romana.[16]

Se dice que las custodias del fuego sagrado, que si se apagaba podía ocasionar desgracias para Roma, eran las vírgenes o sacerdotisas vestales. Éstas eran elegidas cuando tenían entre siete y diez años y no contaban con ningún defecto físico, ni ningún tipo de imperfección.[17]​ Al principio, cuando las primeras vestales fueron elegidas por Eneas,[16]​ éstas procedían de familia aristócrata, pero más tarde, cualquier niña hija de romanos que poseyeran una ocupación honrada podía llegar a serlo. La casa donde habitaban tenía el nombre de Aedes Vestae y era uno de los edificios más lujosos de Roma. Las vestales podían servir en el templo de la diosa del fuego durante treinta años: los primeros diez como discípulas, los siguientes como protectora de la llama y los últimos como tutoras de las vestales más jóvenes. Pasadas estas décadas, podían contraer matrimonio si así lo deseaban, aunque la mayoría de ellas prefería habitar allí, donde eran tratadas con el mayor cuidado y vivían rodeadas de lujo. Ellas debían permanecer siempre vírgenes, imitando el ejemplo de Vesta, quien nunca renunció a su pureza. Si una sacerdotisa no cumplía con sus votos, se la mataba de formas muy crueles.[16]

Mitología celta

En la mitología celta, por otra parte, la diosa del fuego era conocida como Brigit, quien también era la diosa del arte, la poesía y la tierra. Ella también era la encargada de proteger los rebaños y a las mujeres jóvenes, encargándose sobre todo de proteger a los niños más pequeños.[18]

Según los relatos celtas, esta diosa guerrera era hija de Dagda, rey de los Tuatha de Danann,[19]​ antigua tribu de seres feéricos que habitaba, según el escrito celta titulado Libro de las invaciones[nota 7]​, el territorio geográfico de los celtas antes de que los humanos llegaran allí.[20]

El nombre Brigit procede de la raíz celta Brigi, que significa grandeza, admiración, poder. Se entiende entonces, que su nombre significa «la más grande».[21]​ Se la llamaba «la excelsa» y se la simbolozaba con una antorcha encendida.[22]

Se dice que, cuando los evangelizadores llegaron a Irlanda, absorbieron muchas de las leyendas y mitos celtas, adaptándolos para enseñar su religión a los habitantes de dicha tierra. En muchos casos, algunas hazañas de los héroes de su mitología fueron atribuidas a santos. Tal es el caso de Brigit, quien fue transformada en Santa Brígida de Irlanda. Se cuenta que Santa Brígida, quien se supone que fue un personaje histórico que vivió entre el año 450 y el 523 después de Cristo, que multiplicó cierta vez la comida disponible en un salón, que podía ordeñar cuantas veces necesitase la misma vaca para producir alimentos y que podía realizar muchos otros prodigios. Sin embargo, al enterarse las autoridades eclesiáticas del origen pagano de Santa Brígida en el siglo XIII, se definió a San Patricio como el santo patrono de Irlanda.[21]

El principal ritual en honor a Brigit es el Imbloc, celebrado todos los primeros de febrero de cada año. En este ritual, asociado a la primavera incluía básicamente una renovación de los fuegos del hogar y una cena donde participaba todo el pueblo celta donde las mujeres usaban sus vestidos nuevos. Luego de ésta, se pasaba por las cabezas y los cuerpos de todos los presentes el cinturón de Brigit, simbolizando así el viaje del fuego a todas partes del Universo. Además, se hacía una limpieza de todas las casas, y , al concluírla, el hombre más anciano de la tribu debía introducir su muñeca a través de la puerta. Luego de esto, la mujer más joven debía encender una fogata, para dar inicio así a los cánticos e invocaciones a la diosa.[20]

Otro dios celta del fuego reconocido como tal es Belenos, dios del sol, del fuego y la medicina. Se dice que era el esposo de la diosa Sicrona, y que siempre usaba una armadura de bronce. Esta deidad también es conocida con los nombres de Belinus, Belenos y Belanus, como así con los nombre de Balor y Bile.[23][24]​Además, en Asturias, se lo conoció como Beleño. Posiblemente, su culto dé origen al nombre de la localidad de Belmonte, pero sólo es una hipótesis.[25]​ El nombre Belenos y todas sus variantes significan brillante, resplandeciente.[26]​ El ritual celebrado en su honor se llamaba Beltayne, y era el ritual de verano por excelencia. En él, celebrado el primero de mayo, se destacan connotaciones sexuales y guerreras.[20]

El fuego en sí mismo era considerado sagrado por los celtas, y si éste se apagaba en un hogar, era símbolo de que desgracias ocurrirían. Durante la noche era cubierto para protegerlo contra el viento, y si se apagaba por accidente, se lo volvía a encender con madera blanca, símbolo de la pureza. A partir de navidad, se encendía una fogata en un leño, a la cual se la llamaba Gran Leño o Tizón de Navidad. Según estas antiguas tradiciones, sus cenizas tenían propiedades curativas.[27]​ En el culto celta llamado druidismo, era tradición cremar a los muertos, encendiendo una hoguera en su honor.[28]

Maoríes

Retrato de un jefe maorí.

Los indígenas de Nueva Zelanda, llamados maoríes, fueron los habitantes originarios de dicho país.[29]​ Se establecieron allí en sucesivas migraciones, iniciadas hacia el siglo X y concluidas en el XIV, procedentes de la Polinesia oriental (islas Cook, de la Sociedad o incluso Hawaii). Se dice que crearon una cultura totalmente independiente de las demás culturas de la Polinesia o de otros archipiélagos, cuyas ideas predominantres eran las de sacrificio, canibalismo y adoración.[30]

Su mitología describe cómo el héroe de su cultura, Maui, bajó del cielo para enseñarles a los hombres el arte de hacer fuego, con dos pedazos de madera.[31]​ Él consiguió fuego originalmente a expensas de molestar a la Gallina Celestial, totalmente hecha de fuego, quien en ese entonces estaba protegiendo a sus pollitos. Cuando ésta se levantó, robó a uno de ellos y se lo dio a los hombres.[32]​ Se dice además de este héroe que murió luchando contra la diosa de la muerte.[33][34]

Los rituales maoríes más llamativos han sido siempre los de adoración a los volcanes, a quienes consideraban sagrados por ser la morada de los dioses. Se ofrecían en los volcanes los animales recientemente sacrificados para apaciguar su ira y saciar su hambre, además se tienen indicios de que ciertas aldeas maoríes hacían pequeñas reproducciones de volcanes con el objetivo de encontrar una mejor forma de comunicación con las deidades de la fuerza, el fuego y el calor.[35][36]

En las Islas de Fiyi, territorio ocupado por los Sawau,[37]​ existen todavía hombres capaces de caminar sobre el fuego, que hacen esto con el fin de purificar su alma. Quince días antes de la ceremonia, estos individuos deben separarse de las mujeres y evitar comer coco.[38]

Fuentes

Notas

  1. Esta especie de homínidos ya conocía el fuego, pese a no saber producirlo.
  2. En realidad, no se trataba de un dios olímpico, sino de un titán que habitaba la Tierra.
  3. Atenea era la diosa de la sabiduría y también una hábil guerrera.
  4. Obsérvese que Prometeo era inmortal, por lo tanto, esta tortura se prolongaba hasta el infinito
  5. Hefesto fue arrojado del Olimpo dos veces por Zeus, ya que había recriminádole a éste un castigo impuesto a Hera, causando así la ira del dios principal de la mitología griega
  6. Nótese que el dominio del fuego fue adquirido por la humanidad en el paleolítico superior, con la aparición del Cro Magnon
  7. Este libro describe los combates que vivió la Irlanda celta antes de que llegasen los Milesios a aquél territorio

Referencias

  1. Enciclopedia Barsa, tomo 4, págs 50-5
  2. «Ignícola». Consultado el 17 de abril de 2009. 
  3. a b c Urantia Foundation. «Los orígenes de la adoración». El libro de Urantia. Consultado el 17 de abril de 2009. 
  4. Mónica Jousset; Julio Macchi (2008). Los primeros hombres: de las cavernas a los imperios agrarios. Longseller. ISBN 978-987-550-826-2. 
  5. Enciclopedia Barsa, tomo 7
  6. a b c «El mito de Prometeo». Blogspot.com. Consultado el 17 de abril de 2009. 
  7. «El mito de prometeo». Consultado el 17 de abril de 2009. 
  8. Enciclopedia de la Mitología Griega, págs. 4-7
  9. Pedro Palao Pons. «La relevancia del fuego». El gran libro de los rituales. Consultado el 17 de abril de 2009. 
  10. a b c Kokkinou, Sophia. Mitología Griega. 
  11. «Dioses y leyendas I». Revista Billiken. 2006. 
  12. «Hestia, mitología griega». Consultado el 18 de abril de 2009. 
  13. «Hestia, diosa del hogar». Consultado el 18 de abril de 2009. 
  14. a b «Hestia/Vesta». Galeon.com. Consultado el 18 de abril de 2009. 
  15. «Hestia». Greek Mythology. Consultado el 18 de febrero de 2009. 
  16. a b c d e «Las vírgenes vestales». Imperivim romanvm. Consultado el 18 de febrero de 2009. 
  17. «Las vírgenes vestales». Consultado el 20 de abril de 2009. 
  18. «Brigit». geocities.com. Consultado el 20 de abril de 2009. 
  19. «Brigit». Ocultismo. Consultado el 20 de abril de 2009. 
  20. a b c Kelly - Doyle, Moira. El oráculo celta. 
  21. a b «Brigit blanca». Consultado el 20 de abril de 2009. 
  22. «Escritos sobre los celtas». Elfos. Consultado el 20 de abril de 2009. 
  23. Campos, Viviana. El mágico mundo de los celtas. Grijalbo. 
  24. Raphael Bitus. [Dioses celtas:Belenus Dioses celtas:Belenus]. Consultado el 9 de mayo de 2009.  Falta el |título= (ayuda)
  25. José Luis García Arias. «¿Vestigios toponímicos del culto a Beleño?» (PDF). Consultado el 9 de mayo de 2009. 
  26. «El mundo de la mitología celta». Consultado el 9 de mayo de 2009. 
  27. «Adoración del fuego en la mitología celta». Consultado el 21 de abril de 2009. 
  28. «Los rituales celtas». Consultado el 21 de abril de 2009. 
  29. «Los maoríes». Consultado el 24 de abril de 2009. 
  30. «Adoración del fuego - Historia de Nueva Zelanda». Consultado el 24 de abril de 2009. 
  31. Enciclopedia Barsa, tomo 5, pág. 19
  32. «Maui». Consultado el 24 de abril de 2009. 
  33. «Grandes civilizaciones». Artehistoria.com. Consultado el 24 de abril de 2009. 
  34. Bergua, Juan B. «Notas». Historia de las Religiones. 
  35. Palao Pons, Pedro. «Ritual maorí de mimestismo volcánico». El gran libro de los rituales. Consultado el 25 de abril de 2009. 
  36. «Ediciones Especiales, Rituales maoríes». El Mercurio. Consultado el 26 de abril de 2009. 
  37. Enciclopedia Barsa, tomo 4, páginas 13-5
  38. «Los que caminan sobre el fuego». Rituales. Consultado el 26 de abril de 2009.